Reflexión del Pastor Gillermo Decena: «Las señales nos seguirán V»

"Dirigiéndose a todos declaró: - Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga" Lucas 9:23 NVI. Cada día es el “gran secreto”, es una clave fundamental. Para que podamos ver la misericordia de Dios expresada con señales milagrosas. Es como un continuo sembrar para ver la aparición del fruto sobrenatural en el tiempo.

Debemos tomar conciencia de la importancia de vivir diariamente, en comunión con Dios. Deberíamos ver el tema como lo veían los antiguos cristianos: un ejercicio espiritual diario. Como parte de la vida misma. El Padre nos creó, conoce nuestras necesidades más profundas. Cuando nos desconectamos o dejamos de estar comunicados diariamente con Dios, por tiempos prolongados, las tinieblas y la contaminación espiritual avanzan en nuestra vida. Por tanto, la solución es, todos los días. Cada día en la presencia de Dios evitará que nos enfriemos. Debemos mentalizarnos y hacer ejercicios espirituales diarios y así nuestro espíritu se fortalecerá.

Hay tres cosas importantes, que son parte de un todo y nos van a ayudar a vivir de una manera especial, trayendo las señales milagrosas de Dios.

1- Jesús instaura la “religión” del corazón.

Para tener comunión con Dios todos los días nuestro corazón debe estar santificado. Dios no mira las apariencias, mira las intenciones del corazón. Nuestros pensamientos deben honrar a Dios. Nuestra vida interior espiritual debe estar conectada a Dios de manera diaria.

«Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí» Marcos 7: 5-6 RVR.

¿Cómo está nuestro corazón para con Dios? Tenemos que tener pensamientos perdonadores, amorosos, pensamientos que sean de ayuda para las personas. Un corazón lleno de preocupación, de tristeza, de rencores, de sentimientos que apagan al Espíritu Santo hará que nuestra luz se apague.

Lo que realmente preocupa a Dios es la contaminación del corazón, la contaminación espiritual. La contaminación enfría espiritualmente de tal manera, que nos aleja de la comunión con Dios y solo nos permite acercarnos a Él de vez en cuando.

Así acontecía con los religiosos de la época de Jesús, el sábado pedían que no los molestaran porque tenían que dedicarlo a Dios, pero durante toda la semana, sus comportamientos eran desagradables a los ojos de Dios. Es importante que podamos escuchar la palabra de Dios todos los días, enfocar nuestros pensamientos y entrar en comunión diaria. Es por esto que Jesús dice en Mateo 5:21-28 RVR «En los sentimientos del corazón está la luz y la fuerza para tener comunión todos los días con Dios».

 

2- Enfocados

Para tener comunión todos los días hay que observar la ley de la prioridad. Debemos considerar, al reino de los cielos como prioridad absoluta y a Dios como el primero, y cuando es así, se cumplirá lo que Jesús decía: «Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» Mateo 6:21 RVR.

Hay que considerar a Jesús como lo más valioso, por algo dijo: si alguien ama a un ser querido más que a mí, no es digno de mí. Él es el primero, no hay forma de quebrar la ley de la prioridad. Cuando Cristo es nuestro tesoro, será fácil tener comunión todos los días con el Padre que está en los cielos. Donde está nuestro tesoro, estará nuestro corazón, esto quiere decir, nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y la imaginación. Creamos a Dios, creamos en la palabra del Señor, no hay alguien mayor ni mejor para el ser humano que aquel que vino a morir en la cruz del calvario.

Cuando ponemos al Señor primero en nuestra vida, las cosas sobrenaturales comenzarán a fluir (Mateo 10:37-38).

Entendemos que tenemos que negarnos a nosotros mismos, morir a nuestro ego. Estar dispuestos a hacer un sacrificio por la salvación de los demás. Cuando Dios nos habla de la cruz, no habla de un sacrificio mucho más grande, que es amar a los demás, morir un poco todos los días por amor a las personas que están perdidas.

De acuerdo al concepto que tengamos de Cristo Jesús, así le vamos a dar lugar en nuestra vida, y de esta manera El obrará en nosotros. Busquemos primeramente de Dios, su Reino y su justicia y todo lo demás será añadido.

El apóstol San Pablo lo tenía muy presente en su corazón: Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, Filipenses 3:8 RVR

Y el diablo trata de desvirtuar, lo más preciso de las verdades bíblicas, que te llevan a la victoria real. No retrocedas, porque hay fanatismos que llevan a la muerte, pero otros que llevan al éxito, cuando eres drástico con las cosas de Dios, Él lo será con nosotros: “te bendecirá si o si” así será, pues lo garantizan sus promesas.

 

3- Orar sin cesar.

Una de las cosas que une todo lo demás, permitiéndonos tener comunión con Dios todos los días, es hablar con Él de forma permanente. Orar sin cesar es darle a Él, el lugar que solo Él se merece. Cuando logramos cumplir esto, se desatará un cambio fundamental en tu vida, los milagros de Dios ocurrirán y todo a tu alrededor cambiará sobrenaturalmente. Debemos practicar la presencia del Señor diariamente. Orar sin cesar, es darle el lugar que Dios se merece. (1Tesalonises. 5:17).

Honremos a Jesús, demostrándole y diciéndole que es lo más grande y extraordinario que hay en nuestro corazón y en nuestra vida. El demostró su amor hasta la muerte, sufrió por nuestros pecados, cambió nuestra vida, nos libró de la oscuridad y nos llevó hacia la luz eterna.

Dios quiere ver el deseo intenso de buscarle, de estar con Él. En la biblia describe de muchas maneras este sentimiento interior de querer estar con el Señor, «El siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti oh Señor el alma mía» (Salmo 42).

El deseo sincero y genuino del ser humano que busca estar en la presencia del Padre, adorando y agradeciendo todo lo que El hace por nosotros. Orar continuamente es reconocer al más importante de la existencia humana, poner primero al más importante de la creación y darle el lugar que Él solamente se merece. Orar sin cesar es abrir el corazón a Dios. Nuestro corazón es el cuarto de oración, es el lugar en donde quiere morar Dios, es darle el primer lugar de verdad.

Orar sin cesar es estar en la presencia de Dios en espíritu y verdad, es estar hablando sin hablar, es estar con nuestra mente conectado con Dios en manera permanente y es darle a Él, el lugar que se merece.

«Dichosos el hombre y la mujer que tienen el sentimiento y la pasión intensa por Dios» (Salmos 84:1 -12 RVR).

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria.

Pastor Guillermo Decena

Centro Familiar Cristiano Eldorado

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