Análisis semanal: Escenarios 2022

Las primeras luces de 2022 alumbraron a un mundo sacudido por una nueva ola de coronavirus y por una tragedia climática que sigue su curso. A un país con escenario político que no termina de acomodarse y una economía –como siempre- en crisis. Aun ante ese contexto, Misiones encuentra motivos para proyectar 2022 con una buena dosis de optimismo.

A pesar del impresionante avance científico que significó el desarrollo de vacunas, no una sino varias, en menos de un año y del esfuerzo tremendo que llevaron adelante países y provincias para cubrir con al menos dos dosis a la mayor parte de sus poblaciones, el coronavirus se las ingenió para seguir siendo factor determinante a la hora de proyectar escenarios en cualquier lugar del mundo.

En Argentina la cantidad de contagios había bajado significativamente durante la segunda mitad de 2021 pero se disparó y llegó a niveles récord en la última semana de diciembre, en coincidencia con las fiestas de fin de año.

La buena noticia es que las vacunas tuvieron el efecto que se esperaba de ellas: la gran mayoría de los contagiados no requirió atención médica, muy pocos necesitan internación y el número de muertes prácticamente no varió. Aunque siendo tan reciente la nueva ola, habrá que esperar al menos una semana para ver cómo incide en la estadística de fallecimientos.

Gracias a las vacunas, los sistemas de salud transitan el más reciente pico de contagios muy lejos de los niveles de saturación que en otro momento sufrieron, incluso con una cantidad mucho menor de infectados.

Tal vez esa fue la lección más valiosa que dejó 2021: las vacunas sí funcionan y resultan fundamentales para lograr alguna forma inmunidad de rebaño sin que en el camino se muera una enorme cantidad de gente, como ocurrió en anteriores pandemias.

Pero para que ello ocurra no basta con sumar nuevas dosis a personas ya vacunadas, también hay que ir a vacunar a las poblaciones que no pudieron ser inmunizadas. La materia que queda pendiente es avanzar decididamente en ese sentido, para ser efectiva frente a una pandemia global, la vacunación también debe ser global.

Si los países desarrollados no encuentran un sistema efectivo de colaboración para extender la inmunización a países que por falta de recursos no pudieron desplegar un esquema de vacunación acorde, el coronavirus seguirá circulando y buscando nuevas variantes que puedan burlar a las vacunas existentes. De esta pandemia ningún país podrá salir solo.

 

No mires arriba

La otra gran tragedia que enfrenta la humanidad es el cambio climático y para esta, lamentablemente, no hay vacuna ni otra solución en marcha.

Ya no hablamos de un problema que afectará a generaciones futuras sino de algo que está ocurriendo en este momento y con efectos muy notorios tanto a nivel global como local.

Lamentablemente se trata de un problema que no conoce de justicia divina ni de karma.

Mientras países como China y estados Unidos, responsables por la mayor cantidad de emisiones de carbono, eligen ignorar la cuestión –como en la nueva película de Di Caprio “no mires arriba”-  las consecuencias más graves las terminan pagando países en posición geográfica desventajosa o con muy pocos recursos para adaptarse a los cambios.

Allí están los habitantes de la isla de Tuvalu, que pese a no haber emitido prácticamente ni una molécula de carbono, no les queda otra que esperar que el Pacífico se trague a su isla, algo que inexorablemente ocurrirá.

En un país como Argentina cuya economía depende en gran medida de lo que pueda generar el agro, el cambio climático no es un tema menor. Mucho menos en Misiones, que también tiene una agroindustria muy potente.

En el tradicional suplemento Visión Misionera, que todos los fines de año produce Misiones Online, la cuestión climática fue mencionada como un factor determinante por prácticamente todos los empresarios, productores y cooperativistas del sector agropecuario.

En 2021 la provincia sufrió su segundo año consecutivo de sequía severa, la más pronunciada en más de 60 años, el Paraná perforó los registros mínimos de los últimos 50 años, el año comienza con altísimo riesgo de incendio en todo el territorio y los pronosticadores no ven una normalización en el horizonte inmediato.

La sequía complicó seriamente la producción de granos en la provincia, lo que impactó de manera directa en la actividad pecuaria que se quedó con poco maíz (o tuvo que traerlo de afuera) para suplementar la alimentación de los animales que no encontraban en los pastos secos los nutrientes necesarios para el engorde.

La falta de lluvias llegó en los últimos días incluso a secar plantas grandes de yerba mate, cultivo que se caracteriza por su resistencia a los factores climáticos, mientras que a los forestadores no les queda otra que rezar para evitar que un incendio arrase su capital.

Con alrededor de un millón de hectáreas de bosques naturales y más de 400 mil de bosques implantados, Misiones hace un enorme aporte a combatir el cambio climático, sin embargo no escapa a los efectos negativos de este proceso que se desarrolla a escala global y no tiene visos de solución.

 

Economía modelo 2022

Hay dos factores que no pueden ser obviados a la hora de trazar escenarios para la economía argentina: el año que inicia no hay elecciones y hay una renegociación de deuda pendiente con el FMI. Si se toma en cuenta la historia reciente y la no tan reciente, ambos elementos anticipan un giro hacia la ortodoxia.

Lo más destacable que dejó 2021 en materia de economía fue el crecimiento del orden del 10%, lo que permitió que el nivel de actividad se recuperara a un año de la brutal caída sufrida en 2020, algo que era impensado, y que 2022 iniciara con una inercia positiva.

Otro dato positivo fue el record de exportaciones, logrado gracias a incrementos en las cantidades vendidas pero también a un incremento en los precios internacionales de muchas de las commodities que comercia Argentina. Pese a este factor, las reservas terminan el año en niveles muy similares a los de inicios de 2021.

La inflación del 50% anual pese a un dólar oficial atrasado a pisotones y al congelamiento de las tarifas a un costo importante en materia de gasto público, da una medida del tamaño de las complicaciones que enfrenta el país en materia de economía.

La brecha del orden de 100% entre el oficial y el blue no hace más que sumar incertidumbre e incentivas maniobras fraudulentas como el contrabando –no son pocos los que creen que una parte de la soja argentina sale por la Hidrovía con “documento paraguayo”- o la sobrefacturación de importaciones. Además genera expectativas de salto cambiario.

 

La pesada herencia

El equipo de economía de Alberto se enfrenta al desafío de encontrar un camino para ordenar tanto desajuste pero al mismo tiempo, lidiar con la enorme deuda que tomó el gobierno de Cambiemos y que, según lo admitió el propio FMI en la evaluación que hizo del préstamo de campaña otorgado a Macri, solo sirvió para alimentar la fuga de divisas.

Cuando el expresidente llegó al poder en 2015, la deuda externa bruta argentina ascendía a 157.792 millones de dólares, número que se elevó a 323.177 millones de dólares cuando dejó la presidencia. En el mismo lapso, la formación de activos externos del sector privado no financiero –que es la forma en la que el Central llama a la fuga de divisas- acumuló 88.371 millones de dólares.

Los dólares quedaron en manos de unos pocos, para todos los argentinos quedó la deuda. Una deuda que limita severamente el margen de acción tanto del Gobierno nacional como de las Provincias, resta recursos necesarios para desarrollar políticas, para mejorar infraestructura y para sostener reservas.

Como parte de esa herencia que dejó el macrismo en sociedad con el radicalismo, el Gobierno de Alberto debe ahora encarar la tortuosa tarea de renegociar la deuda por 44 mil millones de dólares que tomó su antecesor de manos del FMI, después de que se le cerraran todas las demás ventanillas de crédito.

Después de haber dilatado la renegociación por motivos de índole más electoral que económica, el Gobierno nacional ahora está obligado a cerrar el acuerdo con cierto apuro.

En marzo la Argentina enfrenta un primer vencimiento grande con el Fondo, de casi 4.000 millones de dólares y sin acuerdo se sumaría otra cuota de 2.000 millones de dólares con el Club de París que se supeditó al desenlace de la negociación con el FMI.

 

 

Hoja de ruta

Para tener una idea del rumbo que tomará la gestión de Alberto vale prestar atención al informe que publicó el Banco Central en los últimos días de 2021 y que propone una suerte de hoja de ruta para el año que inicia.

Vamos por parte, una de prioridades que destaca este informe que parece elaborado a medida de los planteos formulados oportunamente por el FMI es “fijar el sendero de la tasa de interés de política, de manera de propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local, y de preservar la estabilidad monetaria y cambiaria”.

Traducido: el Central dice que va a aumentar las tasas de intereses por encima de la inflación, que a nadie se le ocurre que el año próximo esté muy lejos del parámetro de 50%. El objetivo de una medida de esa naturaleza es ofrecer una alternativa para el ahorro en moneda local, lo que teóricamente debería aumentar la demanda de pesos y con ello restar presión sobre el dólar y los precios de todo lo demás, es decir la inflación.

Se trata de una política de manual que por lo general genera los efectos deseados al precio de una desaceleración en la demanda de productos, porque al incentivar el ahorro se desincentiva el consumo.

El problema es que la última vez que se intentó eso en Argentina, durante el gobierno de Macri, no se logró bajar la inflación ni se redujo la demanda de dólares y pero la parte negativa sí se cumplió, de hecho el consumo interno se desplomó y se llevó puesta la industria local.

También es cierto que prácticamente todo lo que intentó hacer el Gobierno de Cambiemos en materia de economía salió terriblemente mal, salvo que demos por ciertas las sospechas de los más extremos detractores de Macri que aseguran que lo suyo no fue el fracaso de un plan para desarrollar al país sino el éxito de un plan para endeudar al país y fugar divisas.

Volviendo al informe del Central, deja un postulado interesante en materia de política monetaria: “administrar la liquidez para evitar desequilibrios que atenten directa o indirectamente con el proceso de desinflación, permitiendo que el crecimiento real de la base monetaria acompañe la mayor demanda de saldos reales derivada de la expansión económica y del fortalecimiento del mercado de trabajo”.

Amén de que el informe se refiere a un “proceso de desinflación” que se parece más a un deseo de fin de año que a una realidad, el hecho de que alguien en el Gobierno nacional hable de inflación y emisión monetaria en la misma frase, denota un cambio de enfoque que no pasa desapercibido.

Lo que dice en ese punto el Central es que el incremento de la base monetaria acompañará el crecimiento de la economía que es distinto a intentar “recalentar” ese crecimiento a fuerza empujar la demanda imprimiendo billete.

Finalmente, el informe también deja definiciones concretas respecto a un tema que tiene en vilo a los exportadores: el tipo de cambio.

Se propone como meta “preservar los niveles de competitividad externa, readecuando gradualmente la tasa de crawl, en el marco del régimen vigente de flotación administrada al ritmo de la inflación”.

Lo que dice en ese punto es que ahora sí el dólar oficial aumentará al mismo paso que la inflación, algo que venían reclamando los exportadores. En 2021 el dólar oficial aumentó menos de 20% y la inflación fue de alrededor de 50%, ese atraso en el tipo de cambio impactó de lleno en la rentabilidad de los exportadores.

En su informe el Central también anticipa una flexibilización del cepo. Concretamente dice que “en la medida que las condiciones macroeconómicas lo permitan, se irán flexibilizando las regulaciones, con el objetivo de mantener en el mediano y largo plazo un conjunto de normativas macroprudenciales compatibles con la dinamización de los flujos de capitales orientados a la economía real”.

 

Buenas perspectivas para Misiones

Mientras el presidente Alberto Fernández y su ministro de Economías, Martín Guzmán, se enfrentan al enorme desafío de poner algo de orden a una economía con profundas distorsiones y al mismo tiempo deben lidiar con la enorme deuda que dejó la gestión de Mauricio Macri, Misiones cerró en 2021 un año en el que nuevamente no tomó deuda y supo mantener el equilibrio fiscal sin que ello implicara dejar de invertir en Salud, seguridad, educación y sin perder de vista las apuestas al desarrollo de las economías basadas en el conocimiento.

El operativo de vacunación en Misiones nunca se detuvo, lo que permitió llegar a fin de año con la gran mayoría de la población con esquema completo de vacunación, además de un número significativo de dosis de refuerzo aplicadas.

Con el turismo avanzando en su reactivación, el comercio de ciudades de frontera beneficiado por el tipo de cambio paralelo que atrae a compradores brasileños y paraguayos y el agro trabajando a demanda plena, las expectativas de los principales sectores de la economía provincial son buenas.

Los sectores exportadores trabajaron con buena rentabilidad durante casi todo el año pero en los últimos meses el atraso cambiario combinado con incrementos en los costos de logística y de insumos importados los terminó afectando. Si como la mayoría de los analistas prevé, este año el Gobierno nacional acelera la devaluación y se normaliza el transporte internacional, esas dificultades se irán corrigiendo.

Durante 2021 Misiones fue una de las líderes en materia de crecimiento del empleo privado a escala nacional. En el sector comercial, por ejemplo, fue la provincia con mayor crecimiento del empleo del país.

 

Doble trabajo para Herrera Ahuad

La decisión de la oposición de dejar al país sin presupuesto, decisión a la que adhirieron siguiendo mandato partidario los diputados misioneros de Juntos por el Cambio, Martín Arjol, Florencia Klipauka y Alfredo Schiavoni, tuvo un impacto negativo directo en Misiones por junto con el presupuesto cayó un paquete de obras por más de 100 mil millones de pesos que estaba previsto que se ejecutara en territorio provincial y también quedó sin efecto la delegación de facultades que se otorgaba al Ejecutivo para que creara un área especial aduanera en Misiones.

La caída del presupuesto generó decepción en prácticamente todas las cámaras empresariales de la provincia, pero más allá de los lamentos, el gobernador Oscar Herrera Ahuad   el presidente de la Legislatura Carlos Rovira se pusieron a trabajar en forma intensa para gestionar con las autoridades nacionales el reconocimiento por parte de Nación de los beneficios para Misiones que estaban incluidos en el Presupuesto y su reactivación por vía de decretos o resoluciones.

Herrera habló con Alberto Fernández y se reunió con el jefe de Gabinete Juan Manzur y con otros dirigentes nacionales en una semana movida en la que también se hizo valer el voto de los legisladores nacionales por Misiones en debates como la reforma de Bienes Personales.

Fue así que se llegó esta semana a la reforma del consenso fiscal que había sido impulsada por Macri en 2017 para reducir impuestos a las grandes empresas, muchas de ellas vinculadas a Juntos por el Cambio, siguiendo el argumento de que ese beneficio las incentivaría a  invertir y generar empleo.

El asunto es que las empresas a las que se les redujo la carga impositiva incrementaron sus inversiones ni tomaron empleados, se limitaron a incrementar sus ganancias.

Misiones marcó su impronta en este convenio y logró que la Nación le reconozca millonarias deudas que se pagarán en 2022, deudas de Anses, regalías y compensaciones atrasadas, entre otras.

Además hubo un compromiso de Manzur de favorecer todos los pedidos de Misiones lo cual genera expectativas.

Hay más de cien obras, entre las que están en marcha y nuevas, que continuarán financiándose en los 77 municipios gracias a estas gestiones. También hay acuerdo para avanzar en herramientas jurídicas y económicas, similares a la zona franca, que le permitan a Misiones mejorar sus condiciones de competitividad con los países de frontera.

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