Este 30 de noviembre se celebra el aniversario 243 por el natalicio del prócer misionero. MisionesOnline realizó una producción especial que recorre toda la vida y lucha del héroe Andrés Guacurarí Artigas, visitando los lugares de sus batallas más emblemáticas y con la opinión de historiadores destacados.
Misiones Online se suma a la celebración por los 243 años del nacimiento del prócer misionero Andrés Guacurarí y Artigas con una producción especial encabezada por el prestigioso historiador Pablo Camogli y la participación de investigadores de toda la región y el país. Bajo el título “Andrés Guacurarí héroe nacional”, se propone una recorrida por los sitios que marcaron la historia de Andresito y del pueblo guaraní-misionero que lo acompañó en la lucha por la revolución y la independencia.
Nacimiento del Héroe misionero
El nacimiento de Andrés Guacurarí es un gran misterio. Si bien se acepta que nació el 30 de noviembre de 1778 en Santo Tomé, estos datos nunca fueron confirmados en términos documentales. Pese a ello, hoy es generalizado el uso de esta fecha y el lugar.
En cuanto al día, se acepta al 30 por ser «San Andrés» en el santoral católico, además de la existencia de un documento en Corrientes que habla de una misa celebrada por su natalicio en una fecha cercana.
Ya sobre el año el misterio es mayor, ya que pudo haber nacido en cualquier año entre 1775 y 1785. El vínculo con 1778 pudo haberse originado en la intención de vincularlo con la figura de José de San Martín, también nacido en 1778.
Sobre el lugar, todo indica que fue en San Borja, pueblo en donde figura el apellido Guacurarí en los censos de la época jesuita
¿Cómo era su familia?
Al igual que con otros aspectos de su vida, poco es lo que se conoce sobre la familia de Andrés Guacurarí y Artigas. Tan solo que hay registros de su apellido en el antiguo pueblo jesuita de San Borja, por lo que se supone que los Guacurarí eran originarios de allí. Debido a la expulsión de los jesuitas en 1768, esos censos se interrumpieron y se pierde el rastro del apellido. Pudo haber continuado en San Borja o quizás la familia en algún momento se mudó a Santo Tomé, el pueblo vecino del otro lado del Uruguay.
Ya en el marco de la revolución y la independencia aparece un Lorenzo Guacurarí, que se presume era hermano del prócer misionero. Este Lorenzo fue uno de los jefes de las compañías del ejército guaraní-misionero que auxilió a Santa Fe, en 1819.
Por otro lado, durante la ocupación de Corrientes, en 1818/1819, las fuentes registran la presencia de una mujer de Guacurarí, llamada Melchora Caburú, quien lo acompañó durante esos meses. Tampoco se conoce si Andrés tuvo hijos, ya sea con Melchora u otra mujer.
El encuentro con José Artigas
En algún momento aún indeterminado de su vida, Andrés Guacurarí se cruzó en el camino con José Gervasio Artigas. Al respecto, existen dos hipótesis. Una, la más probable, es la que plantea un encuentro en torno a los años 1790 a 1798. Según esta teoría, Andresito habría abandonado sus pagos en procura de mejores oportunidades laborales, dirigiéndose a la Banda Oriental. Allí conoció a Artigas, que por entonces era un personaje de notoria influencia en la zona de la campaña oriental, primero como ganadero y contrabandista y luego en su condición de jefe de Blandengues.
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La otra hipótesis ubica al encuentro en 1811, luego del paso de Manuel Belgrano por Misiones, momento en el cual habría reclutado soldados guaraníes que, con posterioridad, quedaron a disposición de Artigas.
Lo cierto es que Andrés y José establecieron un vínculo cercano, algo que se constata en el afecto mutuo que se prodigan en la correspondencia, como así también en la autorización para utilizar el apellido Artigas por parte de Andrés.
La designación de Andresito como Comandante General de Misiones
En el verano de 1815 Andrés Guacurarí y Artigas fue designado Comandante General de Misiones en un hecho de absoluta relevancia revolucionaria: era la primera y será la única vez en la historia argentina que un originario gobernará una provincia. Esto pone en evidencia el alcance radicalizado que José Artigas pretendía darle al proceso revolucionario e independentista.
Andrés instaló su capital en Santo Tomé, debido a que el resto de la provincia estaba ocupada por el Paraguay. Por lo tanto, al momento de asumir, apenas controlaba tres pueblos: La Cruz, Yapeyú y Santo Tomé. Lo primero que hizo al arribar a la localidad, fue retirar los símbolos de la monarquía española, en una clara actitud independentista.
Por lo pronto, Andresito debía lograr el reconocimiento a su liderazgo por parte de los cabildos de los pueblos y sus respectivos caciques, algo que solo lograría con el correr del tiempo y gracias a sus triunfos militares.
La batalla de Candelaria
Luego de intimar rendición a las tropas paraguayas lideradas por José Isasi, el Comandante General de Misiones Andrés Guacurarí y Artigas envió a su ejército rumbo a Candelaria, para atacar el pueblo en la mañana del 12 de septiembre de 1815. Al mando del comandante Manuel Miño y del cura guerrero José Acevedo, 250 hombres arremetieron sobre las posiciones enemigas, que eran defendidas por unos 300 soldados que contaban con la protección natural de los anchos muros de piedra itaquí de la reducción.
Las ruinas aún se mantienen en pie en Candelaria.
Luego de tres horas de combate, el ejército misionero doblegó la resistencia de los paraguayos, que debió rendirse luego de un breve parlamento. Ambos bandos pactaron la entrega del pueblo, y Andrés permitió que buena parte del ejército paraguayo cruzara el Paraná sin ser molestado. En su poder, habían quedado dos cañones, 140 fusiles y decenas de lanzas.
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Además de Candelaria, Andresito recuperó los pueblos de Santa Ana, San Ignacio, Corpus y Loreto. Según las órdenes de José Artigas, desde entonces el río Paraná se convirtió en el límite natural de la jurisdicción misionera.
La campaña militar más trascendental de Andresito
En la primavera de 1816, Andrés Guacurarí y Artigas inició la campaña militar más importante de su trayectoria: el intento por recuperar los 7 pueblos orientales que los portugueses habían ocupado en 1801.
El 12 de septiembre, el ejército guaraní-misionero, integrado por unos 2000 hombres, inició el cruce del río Uruguay y, luego de algunos combates, puso sitio a San Borja, el 24 de aquel mes. Desde un inicio, Andresito no quería pelear contra sus hermanos guaraníes, tan solo pretendía que los portugueses se retiraran del territorio.
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Antes de emprender la campaña, lanzó un “Exhorto” a los habitantes de la región que se constituye en uno de los textos más brillantes del ideario federal misionero.
Las dudas de Andresito y la indefinición en atacar San Borja, terminaron por ser trágicas para su ejército, ya que la demora en asaltar el pueblo permitió que los portugueses obtuvieran refuerzos. Recién el 2 de octubre Andrés se lanzó al ataque con sus tropas divididas en dos columnas. En el fragor de la lucha, aparecieron los refuerzos lusitanos al mando de José Abreu, lo que terminó de inclinar la balanza a favor del enemigo.
Derrotado y con numerosas bajas, Andresito debió replegarse y repasar el río Uruguay.
La Batalla de Apóstoles
La batalla de Apóstoles, librada el 2 de julio de 1817, tuco diversos episodios durante toda esa jornada. El primer choque se registró a tres kilómetros del pueblo, sobre el arroyo Cuñamanó, que las tropas luso-brasileñas debían vadear para avanzar con toda su parque de batalla, en especial la artillería.
En el amanecer del 2 de julio de 1817, el ejército luso-brasileño al mando del comandante Francisco Das Chagas Santos emergió en son de guerra desde las lomas que circundan al valle del arroyo Cuñamanó, a unos 3 kilómetros del pueblo de Apóstoles.
Zona sobre la que avanzó el ejército brasileño
Esta zona era crucial, ya que allí se encontraban los únicos dos puentes por los cuales vadear el curso de agua. Las tropas guaraníes establecieron una primera línea defensiva en dicho punto con el objetivo de evitar o cuanto menos dificultar el paso del enemigo.
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Desde muy temprano se comenzaron a registrar disparos, en especial de la artillería luso-brasileña, que gracias a su mayor poder de fuego logró entorpecer el accionar de las fuerzas defensoras. La resistencia de los misioneros duró poco tiempo, ya que carecían del armamento necesario para el tipo de combate a distancia que se había planteado. Por lo tanto, a media mañana se decidió el repliegue hacia el pueblo de Apóstoles. Allí continuaría la batalla, sobre la gran plaza central y el casco urbano y administrativo.
Al ser superados por el enemigo, los guaraníes se refugiaron en el núcleo administrativo del pueblo, constituido por el templo, el colegio y la residencia de los padres. Allí continuó la batalla, en especial sobre el portón de la residencia, en donde se registró la muerte de unos 80 soldados misioneros.
En el fragor de la batalla y cuando todo indicaba que los luso-brasileños se quedarían con la victoria, a media tarde apareció Andresito al frente del cuerpo de caballería, que estaba en San José. Con bravío arremetió sobre el enemigo que, sorprendido, apenas si atinó a defenderse antes de emprender una presurosa retirada.
La batalla de San Carlos
El 18 de marzo de 1818, al frente de 750 hombres, Francisco das Chagas Santos emprendió el cruce del río Uruguay para dar inicio al tercer ataque luso-brasileño sobre Misiones. Por su parte, el Comandante General de Misiones Andrés Guacurarí y Artigas tenía a sus tropas repartidas en diversos puntos del territorio, gracias al apoyo que, por entonces, tenía del gobernador de Corrientes, José Méndez.
Los portugueses avanzaron sobre el pueblo de San Carlos, donde había unos 400 hombres reunidos al mando directo de Serapio Rodríguez. El 1° de abril, los invasores iniciaron el ataque con el fuego de artillería sobre la plaza, por lo que los defensores se atrincheraron en el templo y el colegio del pueblo, replicando la estrategia exitosa aplicada en Apóstoles.
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El 2 de abril, la columna de refuerzos al mando del correntino Aranda fue derrotada por los sitiadores, que de esta forma centraron todo su esfuerzo sobre las fuerzas atrincheradas. El 3, parte de ellos logró escapar, pero la mayoría debió rendirse luego de la explosión del polvorín y el incendio del techo del templo. 300 muertos y casi 600 prisioneros entre hombres, mujeres y niños fue el triste saldo de la batalla.
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Entre las cargas de caballería a la montonera que hacían las tropas artiguistas y la sensación de estar siendo envueltos por el enemigo, muchos correntinos se replegaron en desbandada. Para el final de la tarde, el triunfo de Andresito había sido absoluto y Corrientes volvía a ser parte de la Liga de los Pueblos Libres.
La ocupación de Corrientes
Durante los meses en que el ejército guaraní-misionero al mando del Comandante General de Misiones Andrés Guacurarí y Artigas ocupó la provincia de Corrientes, se registraron numerosos casos de tensión social entre la elite patricia local y los guaraníes que habían invertido el orden social.
Uno de los casos emblemáticos de estas tensiones se produjeron durante los festejos por San Ignacio, una de las fiestas religiosas más importantes para la cultura guaraní de entonces. Para la ocasión, Andresito había preparado una fiesta popular en las calles de la ciudad de Corrientes, con dos escenarios montados en las esquinas principales. A la festividad estaban invitados todos los habitantes, pero los miembros de la elite se rehusaron a participar de los festejos. Molesto, el Comandante General les aplicó un inédito castigo. A los hombres, los mandó a carpir la plaza central de Corrientes y a las mujeres les envió al cuartel para que bailaran con sus tropas.
La última campaña de Andrés
A mediados de 1819 la situación de José Artigas en la Banda Oriental era desesperante debido al ataque sostenido del ejército luso-brasileño. Con la intención de distraer fuerzas enemigas, el Protector de los Pueblos Libres le ordenó al Comandante General de Misiones Andrés Guacurarí y Artigas que cruzara el Uruguay y atacara las Misiones Orientales.
Luego de abandonar la ciudad de Corrientes, que había ocupado en agosto de 1818, Andrés se dirigió hacia el este para reunir a sus tropas. En mayo de 1819, al frente de unos 2000 hombres, Andrés inició su última campaña militar. Luego de tomar los pueblos orientales de San Nicolás y San Luis, el Comandante General intentó establecer contacto con las tropas de Artigas, pero no lo logró debido a la presencia cada vez mayor de fuerzas enemigas. El 6 de junio la columna misionera fue atacada en el paso de Itacurubí, acción en la que Andrés fue herido y sus tropas derrotadas. De inmediato, los guaraníes se replegaron sobre el Uruguay con la intención de regresar a territorio misionero.
La captura de Andrés
La última campaña militar del Comandante General de Misiones Andrés Guacurarí y Artigas tenía por objetivo servir de apoyo a las asediadas fuerzas del Protector José Artigas. Este se encontraba prácticamente acorralado por la invasión luso-brasileña a la Banda Oriental y en una decisión desesperada, le había pedido a Andresito que cruzara el Uruguay y cayera sobre las Misiones Orientales para amenazar el flanco del enemigo.
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Andrés cruzó el Uruguay en mayo de 1819 y avanzó sobre los 7 pueblos orientales. Pese a algunas victorias parciales, no logró establecer contacto con las tropas de Artigas, por lo que decidió regresar a Misiones. En su repliegue, fue atacado y vencido en el paso de Itacurubí, el 6 de junio. Mientras se alistaba para repasar el Uruguay, una partida enemiga capturó al Comandante misionero el 19 de junio de 1819.
Producción realizada en motivo del aniversario 240 del natalicio del prócer por MisionesOnline en colaboración con el historiador misionero, Pablo Camogli.
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