La Tierra podría tener sus propios anillos como Saturno, pero de basura espacial

Las 7.500 toneladas métricas de basura espacial que orbitan alrededor de la Tierra pueden acabar formando anillos como los de Saturno, lo que implica un riesgo para las exploraciones que salen de nuestra atmósfera, advierten los científicos.


«La Tierra está en camino de tener sus propios anillos. Solo que estarán hechos de chatarra», asegura Jake Abbott, profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Utah.

 

Se estima que ya hay 7.500 toneladas métricas de basura espacial orbitando alrededor de la Tierra y ese número no va a dejar de aumentar con la nueva carrera espacial en la que estamos inmersos. Muchos investigadores están trabajando para encontrar maneras de recoger toda esa chatarra, pero el equipo del profesor Abbott ha dado con una nueva: imanes.

Hay 7.500 toneladas métricas de basura espacial. (ESA)
Hay 7.500 toneladas métricas de basura espacial.

El lanzamiento del Sputnik ruso marcó el inicio de la carrera espacial en 1957. Desde entonces, según la ESA, se han contabilizado más de 29.000 trozos de basura en el espacio del tamaño de una pelota de tenis, 670.000 del tamaño de una canica y unos 178 millones de menos de un centímetro.

 

Pero esta cifra no para de crecer debido a la frenética actividad espacial que vivimos en los últimos años.

 

La Administración de Trump ya puso en marcha un plan nacional para luchar contra los desechos orbitales en el que se recomendaba la implementación de diseños de naves espaciales que limiten la generación de nuevos desechos. También recomendaba mejorar los métodos de rastreo de la basura espacial y animaba a encontrar soluciones para no solo eliminarla, sino también buscar maneras para reutilizarla.

 

Y es que la basura espacial no es solo un problema de polución, también es un peligro. La mayoría de esa chatarra viaja a una velocidad de 20.600 km/h, seis veces la velocidad de una bala. Y representa un riesgo, no solo para los astronautas y los viajes espaciales, sino para todo el sistema de satélites, muchos de ellos, como los de comunicaciones o los del GPS, vitales para el funcionamiento de nuestra sociedad actual.

Musk dice que su Starship puede 'comerse' la basura espacial. (SpaceX)
Musk dice que su Starship puede ‘comerse’ la basura espacial. (SpaceX)

Si no encontramos una solución a este problema, toda esa basura acumulada puede acabar orbitando alrededor de la Tierra en grupos y formando anillos de chatarra, asegura Abbot, que junto a su equipo ya está trabajando en un método para atraparlos con campos magnéticos. Su investigación se ha publicado recientemente en un artículo en la revista «Nature».

 

Cómo funciona

Los científicos aseguran que, aunque no toda la chatarra espacial es magnética, sí que es conductora de electricidad. Así que han creado un sistema de imanes acoplados a un brazo robótico que al girar activa su propio campo magnético para poder atraerla. De esta manera, pueden dirigir la basura espacial a sitios determinados, recolectarlos y así deshacerse de ella.

 

Este descubrimiento se basa en la experiencia de Abbot en la aplicación de imanes para la cirugía. Cómo explica este artículo de ‘The Salt Lake Tribune’, el investigador pasó varios años trabajando en la Universidad de Zúrich en una especie de submarino microscópico que, guiado por imanes, pudiera llevar medicamentos a la retina del ojo humano. «Tardamos años en desarrollarlo, pero las matemáticas que utilizamos son la base de todo lo que hacemos ahora», asegura Abbott.

 

El mismo sistema aplicado a la recogida de basura espacial funciona con unos imanes que giran en el extremo de unos brazos robóticos creando unas corrientes magnéticas en forma de remolino que se conocen como las corrientes de Foucault.

Científico advierte que la Tierra podría desarrollar anillos como los de Saturno, pero hechos de basura espacial - RT
La Tierra podría tener sus propios anillos, pero de basura espacial.

«La mayor parte de esa basura está girando», dijo Abbott. «Si intentas acercarte para detenerla con un brazo robótico, romperás el brazo y crearás aún más escombros». Pero esos giros, afirman, también provocan electricidad que los imanes pueden usar para frenar esa chatarra, redirigirla y recogerla.

 

Aunque el modelo funciona en el plano teórico, ahora hace falta ponerlo en marcha en el mundo real. «Básicamente, hemos creado el primer rayo remolcador del mundo«, comenta Abbott. «Ahora es solo una cuestión de ingeniería. Construirlo y lanzarlo».

 

Esta tecnología podía ser utilizada por robots para mover estas piezas sin tocarlas y acomodarlas en un lugar donde no impliquen peligro para las misiones espaciales que salgan de nuestra atmósfera.

 

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