«Derecho a reparar», ¿qué es y de qué se trata este movimiento que podría ahorrarte miles de pesos?

El "derecho a reparar" es una corriente en todo el mundo que plantea que deberíamos ser capaces de arreglar los dispositivos tecnológicos cuando ya no funcionan, en lugar de arrojarlos y generar basura. Para ello, las empresas deberían poner a disposición las herramientas, piezas y manuales de reparación necesarios.

 

Hace tan solo unos días, jóvenes activistas y personas de todo el mundo salieron a las calles en la Huelga Global por el Clima, reclamando medidas urgentes por parte de los líderes mundiales para enfrentar la crisis climática. Entre estas medidas, viene resonando desde hace un tiempo un movimiento llamado «derecho a reparar» (right to repair, en inglés).

 

Este movimiento es una discusión en todo el mundo sobre la corta vida útil de la tecnología, por lo que propone que los teléfonos deberían ser más fáciles de arreglar. De esta forma, intenta combatir la obsolescencia programada de distintos dispositivos electrónicos: esa capacidad que tiene todo de romperse y de que sea muy difícil de arreglar, al punto que las grandes compañías nos obligan a comprar otros.

Europa aprueba el 'derecho a reparar' y exigirá a los fabricantes ofrecer un etiquetado "claro y visible" sobre la reparabilidad de sus productos
Los dispositivos tecnológicos tienen una corta vida útil y son difíciles de reparar.

 

Si analizamos el recorrido que debe realizar un teléfono hasta llegar a la tienda, primero debemos remontarnos a las minas en donde se extraen materias primas y metales de tierras raras del planeta en un proceso que consume mucha energía.

 

Esos materiales se transportan a las fábricas donde se refinan, a menudo utilizando altas temperaturas y una gran cantidad de energía, y se convierten en componentes como baterías, cables, tarjetas lógicas y motores.

 

Luego, los componentes son transferidos por vehículos que funcionan con combustibles fósiles a más fábricas para ensamblarlos en dispositivos completos, antes de ser enviados a consumidores de todo el mundo.

 

Por más agotador que sea este proceso de fabricación para el medio ambiente, solo empeora por la rapidez con la que la mayoría de los consumidores desechan sus teléfonos. Los fabricantes han dificultado la reparación de dispositivos, y reemplazarlos suele ser una solución más fácil y menos costosa para los consumidores, lo que contribuye aún más a la ya grave crisis climática.

El "derecho a reparar" se impone en la Unión Europea: tu tele o tu frigorífico deberían durarte al menos 10 años
Los consumidores cada vez desechan con mayor rapidez sus dispositivos.

 

«Derecho a reparar»: podría ayudar contra la crisis climática

Los defensores del derecho a reparar, incluido el cofundador de Apple, Steve Wozniak, están pidiendo leyes que obliguen a los fabricantes de dispositivos a publicar las herramientas, las piezas y los manuales de reparación necesarios para que los consumidores puedan reparar sus productos en tiendas independientes o hacerlo ellos mismos.

 

Si los consumidores pudieran reparar más fácilmente los dispositivos, dicen los defensores, no tendrían que reemplazarlos con tanta frecuencia, lo que reduciría los desechos electrónicos y la dependencia del proceso de producción que consume muchos recursos.

 

Y no se trata solo de teléfonos inteligentes: el derecho de reparación podría facilitar la reparación de todo, desde tabletas hasta tractores.

 

Lo interesante es que estos planteos se están debatiendo de manera muy fuerte en los Estados Unidos, donde tiene incluso el apoyo del presidente, Joe Biden: a mediados de año firmó una orden ejecutiva orientada al right to repair.

 

Lo cierto es que el tema existe desde hace años, pero la discusión creció exponencialmente a medida que los productos se vuelven cada vez más sofisticados y se integran con componentes electrónicos.

La industria tech abusa de una enorme cantidad de recursos contaminantes. Foto EFE
La industria tech abusa de una enorme cantidad de recursos contaminantes.

 

El derecho a reparar, entonces, también tiene un sentido ecológico. No se trata sólo de cuidar el bolsillo del consumidor, sino frenar la enorme cantidad de dispositivos que se producen (y desechan) año a año.

 

Grupos ecologistas sostienen que las leyes en el sentido de la reparabilidad son un progreso hacia el ahorro de emisiones de carbono y el uso de los recursos de manera más inteligente: según estudios, los europeos producen 16 kilos de desechos electrónicos por persona anualmente.

 

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