Alberto Fernández: “Lo que vivió esta empresa es lo que vivió la industria entre 2016 y 2019, una Argentina donde mucha gente se quedó en la calle”

El presidente Alberto Fernández recorrió hoy Bicontinentar, empresa de calzado deportivo que reabrió el 1° de mayo de este año luego de haber cerrado durante el Gobierno anterior y enfatizó que “la industria es el motor del desarrollo”.

 

Alberto Fernández encabezó hoy una recorrida en partido bonaerense de Chivilcoy, donde visitó la empresa Bicontinentar Footwear Technologies, ex Paquetá, líder en la fabricación de calzado deportivo de alta tecnología con capacidad para producir hasta 10 millones de pares de calzado por año. La empresa reabrió sus puertas el 1° de mayo de este año luego de haberlas tenido que cerrar durante el Gobierno anterior.

 

“Esta es una industria que además emplea muchas mujeres y eso me pone muy contento porque tenemos que mejorar el empleo de las mujeres. Y además estoy muy contento porque la empresa pudo abrir sus puertas nuevamente”, puntualizó el presidente.

 

“Lo que vivió esta empresa es lo que vivió la industria argentina entre 2016 y 2019, ni más ni menos, una Argentina que abrió importaciones indiscriminadamente y privó a los que invertían en la Argentina de seguir haciéndolo”, agregó el presidente.

 

“Y el resultado fue el cierre, los despidos, mucha gente que se quedó en la calle”, añadió.

 

De la recorrida por la emblemática fábrica también participó el embajador argentino ante Brasil, Daniel Scioli y el secretario de Industria, Ariel Schale.

 

 

Biocontinentar tiene dos líneas de montaje de 100 trabajadores que operan las marcas Joma, Diadora, Olympikus, Athix y próximamente Penalty y New Balance, y cuenta con las más altas calificaciones en materia de responsabilidad ambiental y social de América Latina.

 

En la recorrida el Presidente recibió un delantal, el cual es muy significativo porque al momento de cerrar la fábrica, los empleados colgaban los delantales en señal de protesta.

 

“En 2015 tuvimos nuestra mejor performance y en 2018 nos quedamos sin pedidos porque había cambiado el marco de oportunidades para el desarrollo de nuestro negocio. Tuvimos que cerrar, eso es lo que nosotros llamamos darwinismo industrial, nos quedamos fuera del mercado pero acá está la industria liviana”, indicó el dueño de la empresa, Juan Recce.

Scioli se reunió el 3 de agosto pasado en Brasil con el Presidente de la filial argentina de Penalty, Emerson Shiromaru.

 

Ahí, el directivo de Penalty manifestó la intención de la empresa (líder en fabricación de pelotas y botines) de retomar la producción de botines, interrumpida en 2018 por el cierre de su planta de Florencio Varela, debido a las políticas del gobierno anterior. Ahora, el objetivo es producir 15.000 pares en su nueva planta de Chvilcoy.

 

Alberto Fernández antes de las Primarias: «Enfrentamos dos modelos de país claramente contrapuestos»

 

El presidente Alberto Fernández publicó una columna de opinión en la que realizó una suerte de balance «sobre lo que nos pasa buscando darle certidumbre a la necesidad de empezar a construir un mejor futuro».

 

El texto escrito por el presidente Alberto Fernández, y publicado en un medio de Capital Federal, aborda temas como la gestión de la pandemia, la marcha de la economía, y contrapone además «dos modelos de país contrapuestos» de cara a las elecciones legislativas.

 

A continuación, el texto completo:

 

«Estoy escribiendo estas líneas en un medio de comunicación que día a día abre su espacio para que todos se expresen libremente. Yo celebro que en la Argentina que gobierno no haya voces acalladas, periodistas censurados ni opositores perseguidos. La pluralidad y el disenso deben nutrir nuestra democracia.

Aun así, observo muchas palabras dichas que lesionan la convivencia democrática y convocan al escepticismo en una sociedad herida después de ver como sus estructuras sociales y económicas se derrumbaron justo antes de tener que soportar una pandemia de dimensiones impensadas.

 

Nos ha tocado vivir un tiempo muy difícil. No suele ocurrir que una pandemia se desate en el mundo y azote a la humanidad. Recién ahora, con el avance de la vacunación, los contagios ceden y empezamos a recuperar el ritmo habitual en nuestras vidas. Así, nuestra Argentina ingresa en una nueva etapa.

 

Creo que este es el momento oportuno para convocar a una reflexión colectiva. Sé que para algunos el concepto de futuro está en crisis. Enfrentar la pandemia vivida en un contexto negativo generado por el estrepitoso fracaso del gobierno que nos precedió, debe ser razón suficiente para explicar tanta incertidumbre.

 

Desde que asumimos el gobierno, solo contamos con 99 días de normalidad sanitaria. El resto, fue básicamente poner de pie un sistema de salud abandonado y enfrentar los contagios de un virus desconocido. Todos nuestros planes originales se trastocaron porque las prioridades repentinamente fueron otras.

 

Tras el dolor que la pandemia nos ha inflingido llevándose con ella la vida de tantos seres queridos, hoy la Argentina empieza a recuperarse.

 

La inversión ha aumentado más de un 14% respecto de 2019. Si observamos la actividad industrial, advertimos que ha crecido en junio casi el 12% respecto del mismo mes de 2019. Lo mismo ocurre en la construcción y en el uso de la capacidad instalada de nuestras industrias. Hemos logrado el nivel más alto de exportaciones en los últimos ocho años y nuestras reservas monetarias poco a poco se recomponen.

 

Todas las estimaciones dan cuenta de que cuando este año culmine, Argentina habrá crecido más del 7% y seguirá creciendo en los años posteriores.

 

En gran medida el ritmo de la recuperación es posible por haber puesto en práctica la lógica política que abrazamos desde siempre: un Estado presente para cuidar la vida, la educación, el trabajo y la producción de la Argentina.

 

Desatada la pandemia, trabajamos para asegurar la atención médica de quienes el virus contagió. Así salvamos miles de vidas en Argentina como muestran las cifras comparadas de exceso de mortalidad. Cuidar fue éticamente imprescindible.

 

Con esa misma lógica de cuidados, avanzamos en la inmunidad. Desde el último diciembre aceleramos el plan de vacunación más vertiginoso que nuestra memoria recuerda. La vacunación no solo nos permitió preservar vidas. También hizo posible la recuperación económica que hoy vivimos.

 

Pero mientras cuidábamos la salud de los argentinos nunca perdimos de vista la necesidad de preservar pequeñas y medianas empresas que daban y dan trabajo.

 

Si no hubiéramos cuidado a esas empresas, hoy no estaríamos volviendo a crecer. Si no hubiéramos acompañado a cada trabajador y a cada trabajadora, hoy no se volverían a levantar las persianas de las industrias y los comercios. Si no hubiéramos aumentado los créditos para aquellas pequeñas y medianas empresas bajando las tasas que los bancos cobran por esos créditos, la producción se hubiera estancado.

 

Estamos logrando esta recuperación porque existe un Estado promotor de la obra pública y de la construcción de viviendas. Esa mayor inversión pública se financia porque el fisco recauda más en una economía que crece, porque el Aporte de las Grandes Fortunas es destinado a ese desarrollo y porque hemos ahorrado más de 35 mil millones de dólares en intereses de la deuda que el anterior gobierno tomó.

 

Yo sé que muchos argentinos todavía no logran salir del malestar que la pandemia ha generado. Pero estoy seguro de que con el correr de los días en cada hogar de nuestra Argentina se va a sentir más esta recuperación que estamos transitando.

 

Sé también de la decepción que anida en muchos jóvenes. Ya es hora de renovar la esperanza. Con la reactivación, las oportunidades de educarse, trabajar y progresar van a florecer. Es necesaria toda su energía porque están llamados a ser protagonistas centrales en este tiempo. Son las y los jóvenes quienes mejor y más intensamente nos señalan los desafíos que debemos enfrentar, en particular los vinculados a la protección ambiental que nos impone el cuidar la casa común y a la construcción de una sociedad más democrática, diversa, libre e igual.

 

Ni la enfermedad, ni el deterioro social, ni la crisis económica nos impidió seguir ampliando derechos. Las mujeres hoy deciden con más libertad. Tienen un Estado que las asiste sanitariamente si interrumpen su embarazo. Y tienen también un Estado que las auxilia sanitaria y económicamente en el tiempo de gestación y de crianza en los primeros años de vida de sus hijos. El respeto a la diversidad de género se profundizó y posibilitó avanzar en la igualación de oportunidades para quienes siempre fueron víctimas de una discriminación inadmisible.

 

En aquella reflexión colectiva que propuse, debemos entender que lo que está en debate es cómo será nuestro país cuando acabe esta pandemia. Enfrentamos dos modelos de país claramente contrapuestos que miran los problemas del pueblo de modo diferente. Y comprender la dimensión de la discrepancia es central para construir el futuro.

 

 

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