Tokio 2020 | El papa Francisco bendijo los Juegos Olímpicos y habló de una “fraternidad universal” en tiempos de pandemia

El papa Francisco bendijo los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y habló de una “fraternidad universal” en tiempos de pandemia.

 

“Que Dios bendiga a los organizadores, a los atletas y a todos aquellos que están colaborando en esta gran celebración del deporte”, le dijo al público reunido en la Plaza San Pedro.

 

El papa Francisco deseó este domingo que los Juegos Olímpicos de Tokio sean una señal de «fraternidad universal» en tiempos de pandemia y que fomenten una competencia sana.

 

Los Juegos Olímpicos de Tokio dieron comienzo después de haber sido retrasados un año debido a la pandemia de coronavirus y se están celebrando entre restricciones sin precedentes para prevenir contagios que incluyen la ausencia de público o estrictos protocolos sanitarios para todos sus participantes.

 

En la ceremonia inaugural, las gradas del Estadio Olímpico, con capacidad para 68.000 espectadores, contaron solo con 950 invitados por la organización, e
ntre ellos dignatarios de una quincena de países y organismos internacionales, así como representantes políticos nipones, patrocinadores y organismos deportivos.

 

 

 


 

Tokio 2020: Momento increíble

Van Vleuten creyó que había ganado y festejó hasta que le dijeron que el oro era de Kiesenhofer. La neerlandesa cruzó la línea de meta en la prueba de ciclismo en ruta en el Monte Fuji y celebró alocadamente. No sabía que 1m15 antes había llegado la austríaca.

La neerlandesa Annemiek van Vleuten celebró este domingo como si fuera campeona olímpica en la prueba de ciclismo en ruta después de haber cruzado la línea. Pero no sabía que un minuto y 15 segundos antes había llegado la la austriaca Anna Kiesenhofer, la verdadera ganadora. Se trató de un despiste insólito que la dueña de la medalla de plata atribuyó a la falta de una radio, prohibidas en Tokio 2020, para comunicarse con su equipo.

 

A su llegada a la línea de meta del circuito del Monte Fuji, la campeona de 38 años levantó los brazos en un habitual gesto de triunfo. Le hicieron falta unos pocos segundos para comprender que Kiesenhofer, única superviviente de la escapada matinal, ya había celebrado el oro un minuto antes.

 

“Hubo mucha confusión y mala comunicación hoy”, lamentó Van Vleuten, visiblemente frustrada. “No sabíamos las diferencias, habíamos escuchado que tenían 45 segundos a 10 kilómetros de la meta”, añadió. La escapada tenía entonces más de dos minutos de ventaja.

 

Gran potencia del ciclismo femenino, los Países Bajos habían logrado los dos últimos oros, en Londres 2012 y Rio 2016 y los cuatro últimos títulos mundiales. La racha se cortó en la capital japonesa.

 

La sorprendente ganadora del oro Kiesenhofer dejó atrás el pelotón en los primeros kilómetros de la prueba, inmersa en una escapada de ocho corredoras que parecía únicamente destinada a alegrar la jornada. Pero las favoritas dejaron demasiado margen al grupo, que llegó a tener diez minutos a los pies del puerto de Kagosaka, última dificultad del día.

 

Una por una, las compañeras de escapada de la austriaca fueron perdiendo el ritmo y Kiesenhofer se quedó sola a una treintena de kilómetros de la meta para lograr el gran botín.

 

“Planeé atacar desde el kilómetro cero y estoy contenta por haber llegado. Estoy feliz porque no tuve miedo, simplemente fui a por el objetivo”, dijo la ganadora, que además de pedalear magistralmente, tiene una Maestría en Matemáticas en la Universidad de Cambridge y un Doctorado en Matemáticas Aplicadas en la Universitat Politècnica de Catalunya, en Barcelona.

 

 

“Es una de las carreras más importantes y no tenemos el derecho de utilizar los medios de comunicación habituales”, lamentó Van Vleuten acerca de la prohibición de la comunicación por radio en las pruebas olímpicas: “El objetivo es convertir las carreras más interesantes, pero esto las hace más confusas”.

 

 

Esta plata es la primera medalla olímpica de Van Vleuten, que vivió un drama en Rio 2016. En la prueba disputada hace cinco años estaba en el primer puesto y se acercaba a la medalla de oro, pero sufrió una durísima caída en el último descenso, a 10 kilómetros de la línea de llegada. Estuvo inconsciente unos segundos, tras sufrir una conmoción cerebral y la fractura de tres vértebras. Los servicios médicos de emergencia, incluso, temieron por su vida.

 

 

El recuerdo, esta vez, es más grato. La bronca, sin embargo, es mayúscula para esta luchadora neerlandesa que creyó por unos segundos tener revancha de esa caída catastrófica de Río de Janeiro.

 

 

(Clarín)

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