Bajante del río Paraná | “Aún no es posible atribuirla al cambio climático, pero no se descarta esta posibilidad”, sostuvo Laura Vidal, coordinadora de campañas de Greenpeace

La bajante del río Paraná es histórica. Las aguas se encuentran en su pico más bajo desde el año 1944, lleva 730 días y estiman que continuará hasta diciembre. La coordinadora de campañas de Greenpeace, Laura Vidal, explicó que la bajante “aún no puede ser atribuida al cambio climático sin realizar un estudio propio de atribución, pero no se descarta esta opción”.

 

En diálogo con Misiones Online, Vidal dijo que Misiones aún tiene buenos niveles de agua y que en algunas ciudades todavía hay 4 metros de profundidad del río.

 

bajante del río Paraná
Laura Vidal coordinadora de campañas de Greenpeace Argentina

 

Sin embargo, explicó que el problema inicia en la altura de Corrientes, ya que, no solamente bajo el Paraná, sino también el Paraguay y el Iguazú, que bajaron sus niveles de agua desde el 2019.

 

 

Lo que explican los meteorólogos más influyentes que estudian el cambio climático, es que aún no es posible atribuir la bajante a un problema en particular sin realizar un estudio propio de atribución que implica moderar el fenómeno con las emisiones de gases de efecto invernadero de la actualidad.

 

Asimismo, Vidal contó que estos estudios son muy costosos y que se realizan con una capacidad computacional que incluso pueden sobrepasar la local, por lo que suelen realizarlo con otros países como un acuerdo para determinar si el cambio climático fue el causante de tal situación.

 

No sabemos si el cambio climático tiene que ver, pero no está descartado” manifestó.

 

bajante del río paraná

 

Bajante del río Paraná: la región transita una condición de sequía

 

Además, explicó que Brasil, Paraguay y la región, están transitando una condición de sequía que es estacional, pero además del fenómeno de la niña, hay una condición de altas presiones regionales que incidieron en lo que se llama “ríos voladores” o “corriente del chorro”.

 

Así se conoce popularmente a los flujos aéreos masivos de agua en forma de vapor que vienen del océano Atlántico tropical y son alimentados por la humedad que evapora de la Amazonía. Se encuentran a una altura de hasta dos kilómetros y pueden transportar más agua que el Amazonas. Todo esto ocurre por el este del país y genera el volumen de precipitaciones necesarias para que lo ríos tengan una normal portación de agua.

 

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En este sentido, aseguró que las condiciones de deforestación más cerradas como en Brasil, podrían condicionar el clima en el futuro.

 

Existen estudios que proyectan aumentos de sequía, lo que preocupa es que no exista una ley de humedales” lamentó.

 

Según Vidal, las investigaciones dicen que las deforestaciones en cambio de uso de suelo no intervienen la sequía, pero no descartan que en un futuro la deforestación, sobre todo la tropical, afecte persistentemente a la lluvia y las temperaturas.

 

Persecución a las organizaciones por parte del Gobierno de Brasil

 

Vidal aseguró que la organización fue muy perseguida por el Gobierno de Bolsonaro que desmanteló el monitoreo del Amazonas y dijo que esto “va a afectar al planeta y no será una condición mínima. La selva necesita ser protegida”.

 

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