Advierten pérdidas por el cierre parcial de las exportaciones de carne

El 20 de mayo último se publicó la resolución 75/2021 que confirmó lo que días antes había anunciado el propio Alberto Fernández: el cierre por 30 días de las exportaciones de carne bovina bajo la premisa de “reordenar” el mercado interno. Cumplido ese plazo, el 23 de junio se definió una reapertura con restricciones en volúmenes y cortes específicos. Por ahora no hubo cambios en las restricciones aunque se avizora cierta flexibilización que permitiría aumentar el cupo actual.


En esos primeros 30 días donde no se pudieron realizar nuevas declaraciones de ventas al exterior, la industria exportadora debió reorganizar las plantillas laborales por lo tanto se generó un clima de inestabilidad laboral y caída de ingresos en los trabajadores de plantas frigoríficas. Pero además existen otras variables que cuesta mucho dimensionar, como por ejemplo la pérdida de confianza del productor.

 

Con el esquema actual, donde aplican restricciones de cupos y prohibición de exportar determinados cortes, si se mantienen las actuales condiciones durante todo el año las exportaciones podrían ubicarse en 620.000 toneladas, es decir un 31% menos que lo exportado durante 2020. El dato surge de un trabajo realizado por Diego Ponti, analista ganadero de AZ Group, quien además estimó que en 2021 se perderían u$s 556 millones por reducción de las exportaciones y u$s 50 millones por derechos de exportación no cobrados.

 

En cuanto a los precios al consumidor, el análisis realizado por distintas cámaras, entidades y privados acerca de la evolución de los precios en el mercado interno indica que las medidas implementadas aún no tuvieron el efecto deseado por el Gobierno, que esperaba una baja en el precio de la carne en la góndola. Según el relevamiento de precios que todos los meses realiza el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en junio el valor promedio de los cortes bovinos se incrementó un 7,7% mensual. Si bien hubo bajas en los precios de algunos cortes durante las primeras semanas de julio, por ahora los datos no son los que se esperaban obtener con el cierre de las exportaciones.

 

 

Al tomar como referencia el inicio de la cadena productiva, las medidas le pegaron de lleno al criador. Es que al cerrar las exportaciones de categorías como la vaca de descarte, se pierde un ingreso clave para quienes se deshacían de animales improductivos y los convertían en terneros que incrementaban los rodeos y por lo tanto la oferta de carne a futuro en el mercado.

 

Por ahora ese círculo virtuoso se rompió, aunque desde el sector privado confirmaron extraoficialmente que se esta trabajando en un mecanismo de trazabilidad para que se puedan exportar cortes que provengan de esa categoría de hacienda y que esa venta no forme parte del cupo disponible. Según datos aportados por el último informe ganadero del ROSGAN, en el caso de los novillitos y las vaquillonas -las categorías de hacienda que más adeptos tiene en el mercado interno- registraron incrementos cercanos al 4% y la faena se contrajo respecto a igual bimestre del 2020 debido al bajo nivel de encierre en los feedlots que aún resisten a pesar de los quebrantos que llevan varios meses. Esto implica menos oferta de carne al mercado y por consiguiente mayor presión sobre los precios que no cedieron ni cederán en estas categorías.

 

Más allá de la creación del Plan Ganadero que propicia el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, la cadena de la carne en su conjunto asegura que mientras exista una restricción en las exportaciones, las expectativas no serán buenas ni alentadoras, porque a la hora de diseñar nuevas políticas para el agro son pocos los que estarían dispuestos a debatir propuestas para aumentar la producción con las ventas al exterior intervenidas.


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