Raffaella Carrà, un ícono de la comunidad LGBTIQ+

Este lunes falleció la reconocida artista italiana Raffaella Carrá  a sus 78 años, después de luchar contra una dura enfermedad.

 

Raffaella Carrà, en realidad Raffaella Maria Roberta Pelloni (Bolonia 1943), ha muerto hoy por la tarde en su casa romana a los 78 años. La artista, también considerada la gran showgirl de la televisión italiana, atravesó en los últimos meses con enorme discreción una enfermedad que la apartó definitivamente de su pasión por el trabajo.

 

El coreógrafo Sergio Japino, su expareja, fue el encargado de dar una noticia que dejó perpleja a toda Italia. “Raffaella nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento resplandecerán siempre”. La gran diva no tuvo hijos, pero con el símil que ella acostumbraba a usar, deja huérfanos a millones de telespectadores y a una legión de incondicionales que encontraron en ella al icono de una época. Pero, sobre todo, a un inesperado y desacomplejado símbolo de la libertad.

 

“Nada es eterno… excepto la Carrà”, solía decirse en Italia. En parte por eso, pero también por el silencio con el que los suyos llevaron la enfermedad que padecía, nadie esperaba la noticia del fallecimiento. Hasta hace poco había estado grabando un nuevo programa de entrevistas que seguía la estela de aquellos grandes éxitos que cambiaron la televisión.

 

Con algunos de ellos, como Carràmba! Che sorpresa!, Canzonissima, Pronto… Raffaella?transformó la manera de construir el relato televisivo de una época algo pacata y alcanzó audiencias de hasta 10 millones de espectadores que le confirieron el poder para seguir diciendo lo que le daba la gana siempre (la entrevista a la madre Teresa de Calcuta ataviada con un vestido de mangas transparentes y cristales de Swarovski es historia de la televisión).

 

Si bien Rafaella era de nacionalidad italiana, fue reconocida mundialmente debido a su deslumbrante carrera musical que dejó muchos hits que todavía suenan, entre los que se destacan “03-03-456”, «Esta noche fiesta», «Hay que venir al sur», «Pedro» y «Rumore». Su gran popularidad, sobre todo en Hispanoamérica hizo que se realizarán versiones en castellano, que todavía suenan en fiestas y en las radios.

 

No hubo un solo mes de los últimos 30 años en el que no estuviera embarcada en algún proyecto. Cuando no se encontraba en un plató de televisión o en un estudio de grabación (25 álbumes de estudio y más de 60 millones de discos vendidos), seguía trabajando laboriosamente en una oficina del barrio de Flaminio, en Roma.

 

Raffaella Carrà en la 64º edición del Festival de la Canción Italiana en 2014.
Raffaella Carrà en la 64º edición del Festival de la Canción Italiana en 2014.

 

Símbolo LGTBIQ+

 

Raffaella no tuvo hijos. Pero, de algún modo, los engendró a millones con su público y con su legión de fieles seguidores, que corrieron a llorarla en masa en las redes. Muchos entre la comunidad LGTBIQ+, que siempre vio en ella a una musa de la libertad y de la defensa de los derechos civiles en un periodo en el que apuntarse a esta batalla no era tan fácil como hoy. Y mucho antes, claro, de que lo hicieran artistas como Madonna.

 

Ella sonreía divertida. “Moriré sin saberlo. En mi tumba dejaré escrito: ‘¿Por qué he gustado tanto a los homosexuales?”, respondía a la cuestión en una entrevista con Il Corriere della Sera hace tres años. El tema Lucas, que lanzó en 1978, acabó convirtiéndose en un símbolo.

 

La presentadora nunca quiso encasillarse en ninguna etiqueta política —aunque votó durante años al Partido Comunista— y ocultaba bajo una especie de imprudencia pizpireta lo que, en realidad, eran unas convicciones muy firmes sobre la libertad de la mujer. De su canción Caliente, caliente —”hace tiempo que mi cuerpo anda suelto y no lo puedo frenar ¡Y no lo puedes frenar!”. Ella siempre ha defendido los mensajes avanzados de su música: “No hacían daño a nadie. Quitaban del medio muchos prejuicios de gente que no entendía que una vida es una vida cuando tienes libertad”.

 

La carrera de Raffaella Carrà, nacida en la ciudad de Bolonia, comenzó cuando apenas tenía 18 años. Bailarina y cantante, debutó en el programa de televisión Tempo di danza en 1961. Tuvo papeles en algunos shows y espectáculos y en la comedia musical Scaramouche (1965).

 

Luego, en 1970, comenzó a presentar el programa Canzonissima en la RAI, donde se hizo famosa por el escándalo que causaron sus apariciones enseñando el ombligo en la televisión pública de un país bajo la rígida batuta moral de la Democracia Cristiana y la eterna vigilancia del Vaticano (la sensual coreografía de su Tuca Tuca en 1971 fue otra sacudida a los tiempos que corrían). Se convirtió así en la primera gran diva de la pequeña pantalla, todavía en blanco y negro y construida sobre la prueba y el error de sus intérpretes.

 

Raffaella Carrá, en 1970.
Raffaella Carrá, en 1970.

 

Raffaela Carrá, además, fue galardonada con el premio World Pride 2017 en una ceremonia celebrada en la embajada de Italia en Madrid. La cantante ha querido reivindicar en su discurso de agradecimiento la importancia de la lucha más allá de la fiesta, explicando que «el camino hacia la igualdad no está todavía completado». Carrá se lamentó de la violencia ejercida sobre la población LGTBQ, declarándose una «mujer de paz». «El amor es fundamental en la vida, y eres libre de dedicarlo a quien quieras» afirmó.

 

Raffaella Carra

 

El día que Raffaella Carrá le contó toda su vida a Jorge Guinzburg

 

En octubre de 2005 Raffaella Carrá estuvo por última vez en la Argentina. Vino para participar del programa que conducía Diego Armando Maradona, “La noche del 10”. Aprovechando esa participación, decidieron que Jorge Guinzburg  le realizarA una entrevista especial, por fuera de su programa.

 

“Llegó puntual, nosotros estábamos demorados con la colocación de los focos. Ella ya estaba peinada, maquillada, era simpática como se la veía, con todo el mundo, con todos los técnicos. Era un encanto, recordó Daniela Basso, ex productora de “Mañanas informales” y amiga personal de Guinzburg.

 

Basso rememoró que la calle Corrientes se encontraba cortada por la gran cantidad de gente que concurrió. “Estoy ilusionada del calor de los argentinos que no se han olvidado en tantos años, lo agradezco mucho ese recibimiento que es maravilloso”, dijo Carrá, ante el aplauso cerrado del público que colmó el teatro.

 

La entrevista arrancó con el recuerdo sobre la primera vez que vino a la Argentina, en plena dictadura militar. “Cuando yo vine con la canción ´Para hacer bien el amor hay que venir al sur’ hubo una censura. La censura me siguió en la vida”, contó la diva. Guinzburg recordó al público y a los televidentes que el tema “se estrenó durante el proceso militar”. Carrá continuó contando que entonces cantó “Para enamorarse bien” en lugar de “para hacer bien el amor”. Y elogió al país, ya que han cambiado muchas cosas” y “la censura ya no existe”.

 

Luego contó una situación similar en Italia: “Me censuraron con un tema que se llama ‘Tuca tuca’, que se traduce ‘toca toca’. La cante en un programa muy importante, me censuraron. Luego los periodistas me ayudaron mucho, me dijeron que la cantaban en los colegios con las monjas, entonces me dijeron que la podía cantar”, recordó.

 

Respecto a sus orígenes, la diva rememoró la presión familiar. “Mi abuela era la única que creía que yo podía ser una gran coreógrafa. Mi madre quería que tuviera una vida normal, con el matrimonio, los hijos. Mi carrera empezó como una apuesta contra mi mamá, quería demostrarle que yo tenía un sentido del espectáculo.

 

Sobre su aspecto, Carrá dijo que se negaba “a los quirófanos y a las inyecciones”. “Es un horror que las adolescentes les pidan a sus padres implantes de siliconas para sus cumpleaños. Yo, para mantenerme así, nado desde hace tres años. Cuando como mucho al otro día elimino los dulces y panes, me cuido un día sí y un día no, pero no hago nada de gimnasia”, contó.

 

Finalmente, para deleite de los presentes y de quienes vieron la transmisión cantó “Hay que venir al sur”, realizando una coreografía junto a un conjunto de bailarines.

 

El día que Raffaella Carrá le contó toda su vida a Jorge Guinzburg - ARGENDATA
Raffaella Carrá junto a Jorge Guinzburg.

 

Fuente: elpais.com

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