Historia de la primera radio misionera contada por Julio Teodoro Cormillot, su fundador

Los 13 cajones llegados a Posadas en uno de los vagones del ferry que atracó en Pacú Cuá a principios de los años ´20 contenían “camas, colchones y herramientas, como también libros y repuestos de radio”.

 

Era parte del equipaje de Julio Teodoro Cormillot, y entre tales enseres llegaron los aparatos que fueron el germen de la primera radio de Posadas. La misma que funcionó desde el 19 de agosto de 2027. Por ley, proyectada por la diputada renovadora marta Bregañolo, ese día se conmemorará cada año el Día de la Radio Misionera.

 

 

La investigadora Verónica Paola Pérez de Schapovaloff (2005), citada en una excelente investigación de la UNaM, relató que los Cormillot dejaron Asunción (Paraguay) al saber de la falta de radios en la región. Así, don Julio fundó Radio Bouquet en un cuarto alquilado en la calle Sarmiento de Posadas, luego frente al “Teatro”, pasando por una casa en Roque Pérez, hasta recalar exitoso en su propia casa y taller de San Lorenzo, a metros de la avenida que entronca con la Bajada Vieja.

 

Perfume parisino en el nombre de Radio Bouquet, una palabra que significa ramo y nombra las flores que llevan las novias al casarse. Y también al aroma y sabor de los buenos vinos.

 

La investigación de Carlos Da Rosa y Norma Álvarez, entre otros, menciona entre los primeros radionautas al poeta y periodista, Manuel Antonio Ramírez , Alem Herrera (luego periodista en Buenos Aires), Antonio Monzón y Pedro Domingo Rebollo, quien en la capital argentina trabajó en LR3 Radio Belgrano, siendo además corresponsal de La Nación, señalan, y también del diario La Prensa. Cormillot lo menciona como “Rebollito” leyendo los avisos en su radio.

 

Con el inmigrante francés, también llegaron sus hijos Emilio Alberto (padre del nutricionista y dietólogo Alberto Cormillot) y Horacio. Alí, quien luego sería un escudero de su padre y fundador de la primera tevé por cable, permanecía en Buenos Aires, pero llegaría luego a sumarse al aventurero Julio.

 

El grupo familiar –faltaba su mamá Emilia Reyes, fallecida- venía desde Asunción, donde el pionero radial instaló equipos de comunicaciones. Con todos sus petates, se instalaron en el Hotel Buenos Aires.

 

Como “la vida de los muertos está en la memoria de los vivos” (Cicerón, Filípicas), la gesta radial pionera de Julio Cormillot quedó grabada en el libro que guarda su familia, como un tesoro.

 

“El primer trabajo que hice en Posadas fue la revisación y arreglos de los aparatos de Física del Colegio Nacional”, contó en su diario mencionando al Martín de Moussy. Con esos “pesos que conseguí, alquilé una casa al final de la calle Córdoba”. Su garante fue un aduanero apellidado Rebollo.

 

El médico y bioquímico Luis Quaranta, pionero de la aviación misionera, visitó al nuevo vecino en su casa de calle Córdoba. El hombre le había conseguido ese primer conchabo en el Nacional. Don Julio tenía encendido un aparato de radio que intrigó a Quaranta, relató en su diario.

 

“Él mismo (Quaranta) me dio la plata para que pudiera trabajar y me aconsejó que hiciera otros aparatos y que me los haría vender”. La generosidad y visión de Quaranta no quedó allí pues también le trajo un primer cliente, el vecino Bausset. “Cobré los cuatrocientos pesos, pagué mi deuda y al tiempo me trajo otro cliente”, que según se lamenta era muy duro para pagar su deuda aunque era un encumbrado directivo del Banco Nación, a quien nombra por su apellido.

 

Ya con otros pedidos en carpeta, volvieron a alojarse en el Hotel Buenos Aires, le envió dinero a su hijo Alí en Buenos Aires y otra vez la providencia llegó de la mano de Quaranta. “El señor Quaranta no me abandonó y me hizo dar cien pesos prestados por el banco”, salvándolo de la tacañería del bancario deudor.

 

“Con ese (dinero prestado) alquilé una pieza en la calle Sarmiento, al lado de la tienda de Chemes Hermanos y comencé a trabajar más holgadamente. En esa casa estuvimos varios meses y después nos mudamos a la casa de Carballo, más o menos Córdoba al 600”. Con sus herramientas continuó en el taller montado en el cuarto alquilado en calle Sarmiento. “Frente a la Tienda Colombo”, agregó.

 

El diario del inmigrante francés continúa con el relato de otro milagro de solidaridad. “Un cliente me volvió a ayudar; me había encargado un aparato el señor Sofanor Lafuente. Él hizo que su señora me habilitara con mil pesos, con lo que alquilé el local frente al Teatro”, contó sin mencionar de qué sala hablaba, aunque es fácil adivinar.

 

Con el oxígeno financiero de esos $ 1.000 viajó a Buenos Aires a comprar equipos y materiales. ¡Y comenzó el sueño de la radio! La gestación fue en su tallercito de la calle Sarmiento, pasó luego al local frente al Teatro y se mudó por fin a su hogar y taller alquilado en Roque Pérez y San Lorenzo.

 

“En el talle de la calle Sarmiento comenzamos a transmitir como pequeña Broadcasting (como se le decía a la radio por entonces) pasando algunos discos que nos prestó Otto Himlauer (posiblemente Imlauer) y otro bolichito vecino, junto a recitados de los hermanos Juáres”.

 

Un año después, en la casa alquilada a Maya, siguió con su radio. “Era en Roque Pérez sin número y por varios años trabajamos y explotamos la primera Broadcasting del Territorio”, contó trasluciendo cierto orgullo pionero. Por dos años la transmisión y los avisos fueron gratis. Recién a partir de entonces ingresó algo de dinero.

 

En parte de ese período, agregó, trabajó en Corrientes “con el asunto de la transformación de la nueva usina eléctrica”. A su regreso, decidió rematar todo y regresar a Buenos Aires. Pero el resultado no fue bueno y el “rematador Montejano no quiso malvender el equipo transmisor; con eso ya no me animé a salir de Posadas”.

 

Julio Cormillot, con su hijo Alí ya casado pero también dedicado a la radio, además de Emilio Alberto y Altaí Horacio, mudó su construcción de Roque Pérez a un terreno suyo ubicado a metros de allí, sobre San Lorenzo. “Lindaba con el fondo del sitio de Roque Pérez. Yo lo tenía todo arbolado y arreglado con arbolitos que traje en un viaje a Cerro Azul”.

 

La “broadcasting” Radio Bouquet volvió a sonar desde allí, con cada vez más audiencia, junto a la vivienda de los Cormillot ya en terreno propio. “Por varios años se trabajó bastante bien, el amigo Rebollito hijo pasaba avisos y con mucho entusiasmo se trabajaba”.

 

“Pero los envidiosos que pretendían hacer lo mismo que nosotros, hicieron que se prohibiera la Broadcasting y tuvimos que cerrar”. Las transmisiones de Radio Bouquet llegaba hasta más allá de Candelaria, según el relato de Cormillot. Y con “un transmisor y receptor combinado de ondas cortas”, hizo pruebas exitosas desde Puerto Bemberg (luego Puerto Libertad). Viajó con su hijo Alí y probaron las transmisiones desde cada puerto donde atracaba el barco Ciudad de Posadas. Alí se quedó en Eldorado y desde allí experimentó el contacto radial con Paraná y Buenos Aires.
La idea de estas pruebas había sido del jefe de Policía de Misiones, Pedro Domingo Rebollo, militar, que luego fue interventor federal de Misiones en mayo de 1958 y también comisionado municipal posadeño.

 

El “Rebollito” que mencionó Cormillot, fue luego un reconocido periodista en el diario La Prensa de Capital Federal. La historia de Radio Bouquet –que en francés significa ramo y alude a las flores de las novias en su casamiento- finalizó por el embate de los “envidiosos” y Cormillot probó suerte luego con Radio Mix en Encarnación. Una vida de leyenda de quien dejó su Francia natal para dejar un legado inolvidable en Misiones.

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