Coleccionaba ojos como mariposas y experimentaba con gemelos: Josef Mengele, el “ángel de la muerte” nazi, y su atroz laboratorio humano

El médico de la SS tuvo un papel relevante en las aberrantes pruebas que se hacían en el campo de concentración de Auschwitz.

 

“Los nazis consideraban a Auschwitz como el lugar ideal para la experimentación y para la creación de superhombres”. La frase pertenece el jurista israelí Gideon Hausner, el fiscal jefe en el juicio de 1961 contra criminales de guerra en Jerusalén.

 

En ese campo de concentración hubo un amo y señor que desplegaba su crueldad minuto a minuto contra las personas que llegaban de a miles todos los días. Josef Mengele, un médico de la SS, se convirtió desde su llegada en el que planificaba cada una de las pruebas médicas que se hacían: desde la inseminación forzada, la inyección de enfermedades y hasta la selección específica de gemelos para testeos atroces.

 

Quién era Josef Mengele

 

Mengele nació el 16 de marzo de 1911 en Günzburg, cerca de Ulm, Alemania. De acuerdo a lo que expone el sitio del Museo del Holocausto de los Estados Unidos, en 1935 obtuvo un doctorado en antropología física de la Universidad de Munich y luego otro en medicina genética. Dos años después se convirtió en asistente de Otmar von Verschuer en el Instituto de Biología Hereditaria e Higiene Racial de Frankfurt.

Con el fortalecimiento de Adolf Hitler en el gobierno de Alemania, muchos hombres de ciencia se fueron acomodando en el poder incipiente del nazismo. Mengele se unió a esa fuerza en 1937 y en 1940 fue reclutado por el ejército para el servicio médico de la SS. Su llegada al campo de concentración fue posterior, al recibir un ascenso como capitán. En mayo de 1943 inició sus tareas como médico jefe de Auschwitz-Birkenau.

 

En su libro The Nazi Doctors, el autor Robert Jay Lifton explicó que el procedimiento para realizar los experimentos comenzaba cuando Mengele iba a la rampa del tren. “Iba con frecuencia para comprobar si le habían seleccionado gemelos. Mengele explotaba la disponibilidad única y absoluta de tener un gran número de sujetos de investigación”, detalló.

 

De acuerdo a las diferentes obras escritas sobre su vida, hay dos objetivos posibles que Mengele buscaba en las investigaciones médicas ilegales que realizaba. Una era su obsesión por la genética y el “diseño” en el laboratorio de una supuesta “raza superior con rasgos ideales”, idea desplegada por Hitler desde su irrupción en el poder. La otra era la de repoblar con una “masa de gemelos” a los países que los nazis incorporaban al Tercer Reich.

 

El Museo del Holocausto de los Estados Unidos puntualizó que entre 1933 y 1945 la Alemania nazi instrumentó un plan para aniquilar “personas que no mostraran rasgos arios o que tuvieran orígenes étnicos distintos, enfermedades y discapacidades”.

Estas políticas comenzaron con la esterilización masiva de muchas personas en hospitales y otras instituciones y terminó con la casi aniquilación de los judíos europeos”, sintetizó el artículo.

 

Cómo eran los experimentos nazis

 

No solo en Auschwitz se hicieron investigaciones ilegales. Hubo experimentos para probar medicamentos y tratar lesiones y enfermedades en los campos de Sachsenhausen, Dachau, Natzweiler, Buchenwald y Neuengamme. Allí se usaron prisioneros para probar anticuerpos y drogas contra enfermedades contagiosas como malaria, tifus, tuberculosis, fiebre tifoidea, fiebre amarilla y hepatitis infecciosa, entre otras patologías.

 

Mengele no tenía límite en su labor diaria. No estaba solo. Había otros 30 médicos que tenían cargos menores a él, pero que compartían la tarea de usar como sujetos de laboratorio a decenas de personas que eran elegidas para ese fin.

 

La obsesión por los gemelos estaba en su formación como genetista. De acuerdo a la descripción que aparece en el Museo de Historia de la Urología de los Estados Unidos, el jerarca nazi estaba interesado en las diferencias entre los dicigóticos y los fraternales. “Llegó a operar a nenes para encontrar la composición genética de los pueblos judíos y gitanos y darle ‘evidencia científica’ a las ideas del partido nazi”, especificó ese artículo.

 

Las atrocidades que hizo en el terreno de la experimentación salieron a la luz con más detalle cuando sobrevivientes del horror de Auschwitz relataron lo que padecieron en persona y como testigos. En una nota de 1985 de Chicago Tribune, uno de ellos contó durante un acto en el Memorial del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén que una vez el médico le arrancó un bebé del útero a una mujer en medio del parto y, porque no era gemelo como esperaba, lo lanzó al horno.

 

Otro de los testimonios que ejemplifican su sadismo fue el de Vera Kriegel, otra sobreviviente, que también cita ese medio. “Durante 10 días estuve en una pequeña jaula con mi hermana gemela”, contó la mujer. Mengele le inyectaba una solución con la que la sometía a diferentes pruebas y, en ese proceso, fue testigo de otra de las atrocidades del médico. “Vi una colección de cientos de ojos humanos clavados en una pared. Era como una colección de mariposas”.

 

La obsesión de Mengele por los ojos

 

Las brutales pruebas oftalmológicas que llevó adelante tuvieron relevancia en el trabajo habitual de Auschwitz. Mengele no era un especialista en el área, pero había trabajado en estrecha colaboración y complicidad con dos investigadores genéticos del Instituto Kaiser-Wilhelm de Berlín, Karin Magnussen y Otmar Von Verschuer. Con ellos pretendió encontrarle una “cura” a la heterocromía, la alteración de la pigmentación en la que los iris de los ojos son de color distinto.

 

Mengele le envió ojos de gitanos que tenían heterocromía a Magnussen. Los extraía de los cuerpos de los presos que murieron o que él mataba. También llegó a inyectarle adrenalina a los ojos de los nenes en un intento por cambiarle el color y estudiar las influencias ambientales que podían llegar a padecer”, describió el paper médico aparecido en el medio Science Direct escrito por Bruno Halioua.

 

Cuando en 1945 el ejército ruso avanzó por Polonia, Mengele se escapó desde Auschwitz a otro campo. Tras el fin de la guerra, eludió a los soviéticos y, con papeles falsos, llegó a trabajar hasta 1949 como peón en Rosenheim, Baviera. Sus contactos con otros jerarcas que se habían fugado a Sudamérica permitió su llegada al continente: primero, a la Argentina; después, a Paraguay y finalmente a Brasil.

 

De acuerdo al sitio del Museo del Holocausto de los Estados Unidos, las autoridades de Alemania emitieron una orden de arresto en 1959 y una solicitud de extradición en 1960. Nunca lo pudieron capturar.

 

Un artículo de History describió el fallecimiento de Mengele: “El infame médico nazi que realizó experimentos médicos en los campos de exterminio de Auschwitz murió de un derrame cerebral mientras nadaba en Brasil, aunque esto no se verificó hasta 1985″.

 

El libro de Gerald L. Posner y John Ware Mengele El médico de los experimentos de Hitler sintetizó los últimos minutos del “ángel de la muerte”: “Alrededor de las 4.30 de la tarde, para refrescarse del sol abrasador, Mengele decidió probar las suaves olas del Atlántico. Diez minutos después, se encontraba luchando por su vida. El joven Andreas Bossert fue el primero que lo vio. Alertado por su hijo, Wolfram Bossert levantó la vista y vio un movimiento violento del mar. Le preguntó si se encontraba bien. La única respuesta fue una mueca de dolor. Bossert se metió en el mar y nadó a la mayor velocidad que pudo para rescatar a su amigo. Cuando llegó, la parálisis le había agarrotado el cuerpo”

 

“El Ángel de la Muerte hizo tratamientos médicos en el Cerro Pelón”: un hombre asegura que el nazi Josef Mengele vivió en Posadas

 


En la década del 1950, cuando culminó la Segunda Guerra Mundial, cientos de nazis se exiliaron desde Europa y muchos de ellos llegaron al territorio argentino  y a Paraguay. En los últimos días, un misionero se sumó al grupo de los que aseguran que Josef Mengele vivió en la capital provincial y que incluso llevó a cabo intervenciones médicas.

 

De acuerdo a la historia, Josef Mengele fue el verdugo de Auschwitz, el más grande de todos los campos de concentración y exterminio que los alemanes instalaron, varios en Polonia, antes y durante la Segunda Guerra Mundial. 

 

Cuando vio derrumbarse al Tercer Reich, huyó, se hizo un experto en falsear su identidad y en buscar protección, recaló en Argentina, como hicieron muchos de sus camaradas nazis.

 

En ese contexto, un posadeño identificado por este medio pero que pidió que preservemos su nombre, aseguró que el “Ángel de la muerte” vivió en Posadas y que frecuentaba  a Hohenau, una ciudad paraguaya a 50 kilómetros de la capital misionera.  

 

El nuevo testigo, que vive en Santa Rita y habla el alemán, contó que Mengele vivió en el centro Posadas y tenía una “amiga” en el barrio Cerro Pelón con quien realizó una intervención médica para que ella pueda tener cabello. Algo que, según el entrevistado, Josef en 21 días logró que la mujer pueda tener pelo.

 

En aquel tiempo pasar a Paraguay era muy fácil, él iba y venía desde Hohenau. Josef tenía mucha seguridad, entrar al Cerro Pelón en esa época era muy difícil porque lo custodiaban. Sin embargo, él vivía en una calle del centro de Posadas”, reveló el entrevistado que prefiere no revelar su identidad para no tener problemas.

 

Mengele le dijo a mi amiga que ella iba tener cabello y cumplió. Hasta que ella falleció tuvo cabello. Ella todo lo que me contaba nunca lo dijo en español, me tenía afinidad porque yo hablaba alemán y charlabamos así”, recuerda.

 

Además de visitar Posadas, según el relato del entrevistado, Mengele habría visitado Leandro N. Alem, Colonia Lanusse, Eldorado, entre otros puntos de Misiones.  “Tenía mucha custodia, Perón ordenó que tenga seguridad siempre”, añadió.

 

Asimismo, relata que en Misiones hay muchos funcionarios que saben de esta historia pero que no hablan o no cuentan porque hay cierta afinidad con los alemanes. “Lo adoraban, no solo como médico. Él era muy respetuoso, capaz que la gente que se rodeaba con él jamás supo su historia”, dijo.

 

“En total le colocó 21 ampollas en la cabeza, había una cadena de laboratorio que siempre le giraba dinero para realizar sus intervenciones. Tenía su valija y  allí tenía todo sus elementos. Solamente atendía a los alemanes”, reveló.

 

Por otro lado, sostiene que en el barrio Cerro Pelón hay una construcción “fuera de contexto” que se construyó en el gobierno de Juan Domingo Perón. La edificación contaba con una dimensión aproximada de cinco metros de alto cuatro de ancho y 20 de largo y era utilizada -según presume el entrevistado- para enfriar uranio.

 

 

 

 

 

 

Fuente: TN

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