Análisis semanal: Una provincia de trabajo en un país que ya ni siquiera es emergente

En mayo las exportaciones argentinas treparon a los niveles más altos de los últimos siete años, lo que permitió un superávit comercial de más de 1.600 millones de dólares ese mes. Gracias a la buena performance exportadora, mérito absoluto de los súper precios de la soja, el Banco Central sumó a sus reservas la nada despreciable suma de casi 3.000 millones de dólares en el último semestre.

 

Ese contexto le permitió al Gobierno nacional evitar el default con el Club de París al menos hasta marzo del año próximo –una eternidad para los estándares argentinos- a cambio de un compromiso de pago en dos cuotas, de 430 millones de los 2.500 millones de dólares que se le adeudan a ese organismo. Se logró de esa manera no solo cumplir con algo que los mercados venían reclamando sino también comprar un poco de tranquilidad en la renegociación con el FMI.

 

Nada de eso impidió que el dólar blue siguiera aumentando y alcanzara sobre el final de la semana los 174 pesos en las cuevas de la City porteña, acumulando una suba de 18 pesos en poco más de dos semanas.

 

La suba del dólar libre preocupa porque aumenta la brecha cambiaria y con ella también se incrementa la presión sobre la cotización oficial. Si bien desde la cartera que conduce Martín Guzmán desestimaron la posibilidad de convalidar una devaluación moderada, está claro que el actual ritmo de aumento del dólar oficial de alrededor de 1,3% mensual resulta insostenible con una inflación que no baja de los 3 puntos.

 

Con el dólar subiendo a paso rengo por la escalera y los precios en pesos montados al ascensor, la divisa norteamericana gana cada vez más atractivo como inversión especulativa y reserva de valor, eso impulsa la demanda del blue.

 

El anuncio del pago al Club de París y el fortalecimiento de las reservas tampoco impidieron que Morgan Stanley bajara la calificación financiera de Argentina en el índice MSCI dos escalones desde “Mercado Emergente” a “Standalone” y la dejara por fuera de todos los índices, calificación que comparte con países como Palestina, Jamaica, Zimbabwe, Islandia, Bulgaria o Ucrania.

 

Argentina había alcanzado en 2018 la categoría de “Mercado Emergente” para MSCI gracias a la desregulación a la entrada y salida de capitales dispuesta por el Gobierno de Macri, que le valieron al país una seguidilla de corridas y devaluaciones, y pese a que su balanza de pagos ya presentaba serios interrogantes.

 

Ahora bajó dos niveles por la persistencia en las regulaciones al movimiento de capitales que se retomaron en septiembre de 2019, también durante la gestión de Macri, y se endurecieron en el gobierno de Alberto Fernández.

 

La recategorización provocó caídas de hasta 8% en las cotizaciones de las empresas argentinas, en particular las que cotizan en Wall Street y una nueva retracción de los bonos argentinos, lo que deriva irremediablemente en un aumento del riesgo país que le agrega un mayor sobrecosto financiero al Estado y las empresas argentinas.

 

La mala noticia termina siendo no tan relevante porque de hecho el acceso a los mercados financieros ya estaba vedado para Argentina bastante antes de la publicación de los nuevos índices de Morgan Stanley, con lo cual la situación en el corto plazo no cambia demasiado.

 

Segunda ola de paritarias

 

El dato de inflación de mayo terminó de echar por tierra el parámetro de inflación de 29 puntos establecido en el Presupuesto 2021 y sobre el cual se basaron las paritarias desde fines del año pasado. El Gobierno reconoció que la inflación este año será mayor a la que habían anticipado, convalido la reapertura de paritarias y estableció un nuevo parámetro de 40%.

 

Los gremios más fuertes, como camioneros y bancarios,  lograron acuerdos por encima de ese porcentaje y animaron a los demás a exigir aumentos del orden del 45%.

 

En clave proselitista, el ministro de Trabajo de la Nación Claudio Moroni, anticipó que “se abrirán todas la paritarias que hagan falta” para que “el salario le gane a la inflación”.

 

Como cada vez que se calienta la carrera entre inflación y salarios, desde la vereda ortodoxa del análisis económico salen a advertir que si los aumentos salariales no son acompañados por incrementos en la productividad, el aumento de dinero circulante terminará retroalimentando la suba de precios.

 

Otro efecto no deseado es la estratificación que se produce entre los trabajadores de actividades con representaciones sindicales fuertes, que consiguen incrementos salariales superiores a la inflación y los demás, entre los cuales los trabajadores no registrados se llevan siempre la peor parte, cuyos salarios aumentan bastante menos y terminan perjudicados por el recalentamiento de precios generado por los abultados aumentos conseguidos por el primer grupo.

 

El correcto orden

En Misiones también está prevista la apertura de una nueva etapa de negociación de salarios con los gremios de las distintas actividades de la función pública provincial. El Gobernador Oscar Herrera Ahuad aseguró que se sentarán a negociar con el compromiso de “garantizar lo mejor para el empleado público de la Provincia” pero luego aclaró que “no se trata de una pelea por unos pesos más, unos pesos menos, sino de lo que la Provincia está en condiciones de pagar” y recordó que “no todo lo recaudado tiene que ir a pago de sueldos” porque el Estado también debe atender otras necesidades.

 

En ese aspecto hay que aclarar que si bien la recaudación provincial viene en aumento, también se incrementaron las inversiones en infraestructura, especialmente las destinadas a fortalecer el sistema sanitario y se sostuvieron los distintos esquemas de apoyo a la producción, de incentivo al consumo y de asistencia social que financia la Provincia.

 

El mandatario también se ocupó dejar en claro que no tiene planes de desviarse del camino de responsabilidad fiscal que viene transitando Misiones y que la llevó a un presente de solidez financiera.

 

Esta semana la calificadora Moody’s reconoció esa solidez en un informe en el que analiza la situación de todas las provincias. Ubicó a Misiones entre las dos provincias con menor vulnerabilidad ante cualquier estallido financiero que pudiera producirse.

 

Las fortalezas de Misiones de acuerdo a los criterios de la calificadora radican en un bajo nivel de deuda directa con relación a sus ingresos (menos de 10%), que la mayoría de esa deuda está nominada en pesos, que su recaudación propia es alta con relación al total de sus ingresos y que los gastos de gastos de personal tienen una participación sobre el total de las erogaciones que es menor al de la mayoría de las provincias.

 

Dicho de otro modo, Moody’s le da una buena calificación a Misiones porque debe poco en relación al dinero que ingresa a sus arcas, tiene buena recaudación propia lo que la vuelve menos dependiente de Nación y no se gasta todo en pagar sueldos y eso le deja un buen margen para realizar inversiones.

 

Provincia de trabajo

 

El orden fiscal es la piedra fundamental que le permitió a Misiones transitar un proceso de desarrollo que lleva 18 años y que supo sostenerse a pesar de los altibajos de la economía nacional, con bajos bastante más pronunciados que los altos.

 

Los resultados se reflejan con cada vez más notoriedad en la estadística. Hace ya varios años los números en los principales índices económicos y sociales dejaron de parecerse a los de las demás provincias del Norte del país, la región históricamente más postergada, para acercarse más a los de las provincias centrales e incluso comienzan a surgir datos que ubican a Misiones a la vanguardia del país en distintos aspectos.

 

Uno de ellos tiene que ver con la generación de empleo. El último informe de mercado de trabajo del INDEC ubica a Posadas entre las cuatro ciudades con mayor tasa de empleo del país.

 

Los números de empleo de la capital provincial habían caído en el segundo trimestre del año pasado, en coincidencia con la llegada de la pandemia y lo más estricto de la cuarentena. Desde entonces hasta el primer trimestre del año en curso, en Posadas más 23 mil personas consiguieron trabajo, 19 mil personas se sumaron a la oferta laboral y la cantidad de desocupados se redujo en 4 mil.

 

Según el informe, la tasa de empleo en Posadas pasó de 38,6% en el segundo trimestre del año pasado a 44,4% en el primero de 2021 hilvanando tres trimestres consecutivos de incremento y superando al promedio del NEA se ubicó en 39% y también al promedio nacional que para el mismo período marcó un 41,6%.

 

Del total de 31 aglomerados urbanos que mide el INDEC, solo tres ciudades superaron a Posadas en materia de tasa de empleo: CABA, con 46,6%; Gran Mendoza, con 46,5% y Rio Cuarto, con 45,3%.

 

La tasa de desocupación transitó el camino inverso. En el segundo trimestre del año pasado era de 8,2% y en el primero de este año fue de 4,9%. En términos de cantidad de población, esa categoría pasó de explicar la situación de 13 mil posadeños a afectar a 9 mil.

 

Un lugar para vivir

 

Además de una provincia que genera trabajo, Misiones es vista desde el resto del país como un lugar privilegiado para vivir, porque a la belleza de su naturaleza le agregó atributos cada vez más valorados en el mundo: seguridad, orden, servicios de buena calidad y un status sanitario privilegiado.

 

Eso llevó al sector inmobiliario a atravesar una crisis a contramano del resto del país. Mientras en las demás provincias el mercado se desinfla por escasez de demanda, en Misiones el problema es que la oferta de inmuebles no alcanza para atender la creciente demanda.

 

Profesionales del ramo coinciden en que hay un flujo sostenido de personas que llegan desde otras latitudes, muchos misioneros que alguna vez emigraron y entienden que ahora es tiempo de volver pero también un número significativo de nativos de otras provincias que ven en Misiones la tierra ideal para vivir.

 

El auge del teletrabajo que llegó de la mano de la pandemia favoreció ese movimiento. Muchos que cambiaron la oficina por el trabajo en casa dejaron de estar ligados al lugar físico de trabajo, ganaron libertad para elegir dónde vivir y eligen a la tierra colorada.

 

María Bower, una de las profesionales más reconocidas en ramo en Posadas, indicó que para las propiedades más requeridas, tienen hasta tres reservas tomadas por cada vivienda en alquiler que está próxima a liberarse.

 

Imagen en alto

 

La política misionera sigue mostrando a un oficialismo consolidado a partir de las gestiones del Gobernador Oscar Herrera Ahuad y de muchos intendentes que sostienen altos niveles de imagen positiva en la población.

 

Esa realidad quedó reflejada una vez más en el sondeo mensual de opinión que publica la consultora CB que ubica a Oscar Herrera Ahuad entre los tres gobernadores con mayor imagen positiva y a Leonardo Lalo Stelatto entre los tres intendentes de capitales de provincia mejor evaluados por los vecinos.

 

Lo más negativo que encuentra la gente tiene que ver con la economía, la inflación, la pandemia, todos asuntos que están más cercanos a la órbita  del Gobierno nacional y escapan de la capacidad de gestión de un municipio o una provincia.

 

Por el lado de la oposición, el Frente de Todos enfrenta un proceso de desgranamiento producto de los pobres resultados que obtuvieron en las elecciones del 6 de junio y por el desamparo en el que dejaron los dirigentes que fungían de armadores locales a los cuadros, punteros, militantes y hasta a los que fueron candidatos de esa fuerza.

 

El discurso de defensa al “proyecto nacional” ya no resulta suficiente y muchos están llamando en búsqueda de “asilo político” al Frente Renovador donde encuentran otra dinámica, mayor contención y respeto hacia la militancia.

 

Por el lado del radicalismo, el Comité Central le cortó las alas al diputado provincial Gustavo González que había anunciado su postulación como candidato a diputado nacional a pesar de que la convención de ese partido había elegido al concejal posadeño Martín Arjol.

 

El Comité Provincia emitió un comunicado en el que hace constar que la única lista que avala ese partido es la que encabeza Arjol, lo que cierra la posibilidad de que González se presente por esa fuerza política y si lo hace utilizando otra estructura, sería sancionado por la UCR.

 

El temor de los radicales es que la división interna los debilite frente a los demás partidos que integran el Frente Juntos por el Cambio y, como ya ocurriera en 2019, tuvieran que resignar la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales.

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