¿Qué hacer si aparece una colmena de abejas en la ciudad?

Es muy común ver en árboles o plantas, en construcciones, en viviendas o espacios públicos, la llegada de una colmena de abejas. Pero para no poner en peligro a esta especies ni a quienes circulan por esos lugares, es importante retirar las colmenas y trasladarlas a un lugar apropiado para su reproducción

 

Canal 12- Alicia Seguí

 

 

El enjambre es el modo de multiplicación natural de las abejas: al completar con crías y reserva de alimentos el espacio del que dispone, la reina madre, con la colmena con gran población y caída del nivel proporcional de feromonas reales, deja herederas por nacer (celdas reales) y sale en vuelo con alrededor de la mitad de la población a encontrar otro sitio donde alojarse. A veces lo encuentran antes de salir y otras se ubican 2 ó 3 días en un lugar provisorio hasta que las exploradoras eligen el definitivo e informan al resto del enjambre, que retoma vuelo siguiendo a su reina.

 

En la apicultura se realizan diversos manejos como la multiplicación, el recambio de reinas anual y el agregado de alzas (cajones). Éstos, sumados a la selección de materiales genéticos, minimizan la enjambrazón, pero en ciertas condiciones o en colonias silvestres es totalmente normal. 

 

En áreas rurales no llama mucho la atención, pero en zonas urbanas suele alarmar a la gente, sobre todo por no saber qué hacer.

 

La mayoría de las veces, al aparecer un enjambre en la ciudad se lo elimina por miedo o desconocimiento, si es que no se contacta a un apicultor que pueda recuperar las abejas. A veces se acude a los bomberos y, al desconocer los procedimientos de rescate de abejas, suelen eliminar la colonia. Cualquier rociado (agua, repelente de insectos, desodorante ambiental o insecticidas) aunque no sean defensivas, puede irritarlas, dado que se sentirán amenazadas.

 

“Vamos al lugar con un grupo de apicultores, tenemos que ver dónde están ubicadas y con qué herramientas podemos trabajar. Muchas veces están ubicadas en lugares que son inaccesibles para una persona, como fue en el Hospital viejo que teníamos que subir al techo a 26 metros de altura, con arneses y por eso hay que tener un estado físico para trabajar en esos lugares con todo el traje”, contó, la apicultora Alicia Seguí. 

 

No se recomienda tampoco encender fuego o papel. En apicultura se emplea un humo producido con un ahumador preparado para mezclarlo con aire (no hay una llama directa que afecte o moleste a las abejas).

 

 

 

Muchas veces solamente nos ven como un obstáculo al cual se acercan a reconocer. Hay que actuar con tranquilidad, dado que los movimientos a fin de espantarlas son más fácilmente percibidos por ellas que estando inmóvil. Por sus ojos compuestos, observan el mundo de modo semejante a un pixelado grueso. Por la longitud de onda de su espectro visual, identifican los colores azul, amarillo, blanco, los verdes como una escala de grises y el rojo lo ven igual al negro.

 

“Tenemos un cajón de rescate que tiene cuadros bastidores, en los que ponemos los panales de la colmena y los acomodamos estratégicamente. La colmena hace una transferencia de sus crías y de su reina y viene a vivir a este cajón que después es ubicado dentro del apiario que está en Santa Ana o en la localidad de Andrade”, dijo la apicultora. 

 

En general, entran solas y si la mayoría ingresó seguramente la reina esté adentro. Entonces se colocarán todos los panales y se tapará. Si ellas aceptan el cajón, se espera a la noche para tapar la entrada de la colmena y llevarla a su lugar definitivo.

 

“Las colmenas que rescatamos y quedan en el cajón, porque muchas veces las abejas no se quedan y se van, pero si se quedan ocupamos para hacer la producción de miel”, indicó. 

 

Colmenas de abejas 

Los enjambres tienen un comportamiento defensivo muy bajo o nulo y muchos apicultores los capturan sin elementos de protección (máscara, traje y guantes). Cuando las abejas aún no tienen construcciones para dejar los alimentos que transportan en sus buches melarios, sus vuelos son más “pesados” y se dificulta el movimiento para aguijonear, por la distensión del abdomen. También puede encontrarse algún enjambre con cierto grado de defensividad, por lo que se recomienda que intervenga alguien con noción del manejo de estos insectos.

 

El enjambre sigue a su reina, guiado por su olor o feromonas –secreción de los seres vivos a fin de provocar comportamientos específicos en otros individuos de su especie– y el cúmulo de abejas se forma donde ella se posa. Entonces, las obreras segregan también feromonas, a fin de ayudar a sus compañeras a ubicarse allí: elevan su abdomen sobre la cabeza, liberan secreción de las glándulas de Nasonov y la dispersan agitando sus alas.

 

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