Para el economista Remes Lenicov la dirigencia política es conservadora, está aburguesada y desde 2002 todos los presidentes “hacen más o menos lo mismo”

Quien fuera ministro de Economía durante la presidencia de Eduardo Duhalde, Jorge Remes Lenicov, disertó en un encuentro organizado por la Fundación Mediterránea. Advirtió que con una inflación de más de 20% ningún país puede crecer y consideró necesario un plan de shock corto plazo para bajarla y uno de largo plazo que apunte a mejorar la productividad, la competitividad y permita acumular factores de producción. Fue duro con la clase política a la que acusó de “gobernar según las encuestas” y esquivar decisiones impopulares pero necesarias. Reclamó un acuerdo político similar a los que hubo en Chile, Portugal o España para consensuar las medidas necesarias para romper el ciclo de crisis recurrentes que azotan al país.

 

Remes Lenicov es un economista cuya solvencia técnica es reconocida en todo el mundo, pero además tiene una amplia experiencia en la función pública, fue durante 8 años ministro de Hacienda de la provincia de Buenos Aires, luego legislador y finalmente fue ministro de Economía en 2002, en medio de la peor crisis que haya atravesado el país. Le reclama a la política las soluciones para corregir la economía.

 

Como ministro le tocó llevar adelante una dura política de shock, obligado por el descalabro generalizado en el que se hallaba la economía a la salida de la convertibilidad, pero consideró que fueron esas medidas las que sentaron las bases para el período de crecimiento que siguió durante los 6 o 7 años que siguieron.

 

Indicó que otra medida de shock, la convertibilidad, inició el otro proceso de crecimiento que registró Argentina desde que se restituyó la democracia. Eso lo llevó a concluir que las políticas que funcionan en el país son las de shock y que todas las veces vez que se intentó el gradualismo terminó en fracaso.

 

Lamentó que la memoria colectiva castiga a quienes adoptan medidas de ajuste pero no juzgan con la misma dureza a quienes previamente generaron las condiciones que hicieron necesario ese ajuste.

 

Remes Lenicov comenzó su disertación con un somero resumen del fracaso de la economía en las últimas (casi) cuatro décadas. “Estamos de acuerdo con la democracia. Trajo libertad, respeto a los derechos humanos pero en términos económicos y sociales no fuimos exitosos. Al contrario tuvimos retrocesos, una tasa de crecimiento muy baja, la más baja de América sacando Venezuela, una inflación acumulada de 20 mil millones por ciento, la pobreza que la dictadura 16%, que era un horror porque veníamos con 4% o 5%, la duplicamos cuando en el resto del mundo disminuyó”.

 

Indicó que buena parte de la culpa por tan magros resultados le caben a la política, porque nunca aportó los acuerdos necesarios para generar un proceso desarrollo más o menos robusto. “Nunca nos pusimos de acuerdo para definir qué queremos de la Argentina. Siempre nos hemos ido por los opuestos. Hay quienes piensan que a través del Estado se puede hacer todo y descreen de las leyes fundamentales de la economía y por otro lado están los llamados neoliberales que creen que el mercado lo resuelve todo y que va a haber derrame y todo va a estar bien. Seguimos deambulando entre esas dos franjas cuando el mundo hace 30 años va por el medio”, remarcó.

 

Lamentó que una de las consecuencias más directas de este proceso es que la gente va perdiendo confianza en las instituciones de la democracia y en los dirigentes.

 

Consideró además que los políticos hacen poco para revertir esa imagen. “La dirigencia es conservadora, está aburguesada, incluso quienes en sus discursos aparecen como muy progresistas o liberales se terminan pareciendo. Si uno se pone a analizar las medidas de los últimos gobiernos no hay mucho cambio después de 2002, fue todo más o menos lo mismo en términos conceptuales”, dijo.

 

“La dirigencia es conservadora, está aburguesada, incluso quienes en sus discursos aparecen como muy progresistas o liberales se terminan pareciendo.

 

Observó que hay acuerdo generalizado a la hora de señalar los problemas, pero se hace poco por atacar las causas de esos problemas. “Le dedicamos poco tiempo a analizar las causas de los problemas. La pobreza por ejemplo es un problema, pero hay analizar la causa no la foto. La pobreza está porque falta empleo y falta empleo porque no hay inversión y no hay inversión porque no hay ahorro”.

 

En la discusión entre ortodoxos y heterodoxos, Remes Lenicov planteó que se pueden tomar medidas puntuales con espíritu heterodoxo pero que el sistema económico se rige siempre por las mismas leyes. “En 2002 tomamos medidas heterodoxas pero el ‘cuore’ fue ortodoxo: revertimos el déficit fiscal, no gastamos nada, en el Central fijamos un pauta de cuánto se podía emitir. No hay sistema heterodoxo, sí puede haber medidas de ese tipo. Los que critican constantemente a la economía de mercado parece que fueron formados más para la crítica que para la construcción”, dijo.

 

“Hay que entender que cuando uno toca una variable modifica al resto del sistema. Si aumenta impuestos también sube la informalidad, si entrega subsidios desincentiva el trabajo. Para aumentar los salarios reales tenemos que aumentar la productividad. Si no se acumula capital y recursos humanos calificados, no aumenta la productividad y no se puede crecer. Si no aumenta el ahorro, no aumenta la inversión y si no aumenta la inversión no aumenta el empleo.  Esas son las leyes no escritas de la economía, que no es más que un sistema de premios y castigos”, explicó.

 

El diseño de una política económica

 

Remes destacó la falta de una política que permita resolver los problemas de la economía y dejó una receta para diseñarla: “lo primero es identificar los problemas, después vienen los objetivos, después analizar las restricciones: saber cuánto capital tenemos, qué capacidad de tomar crédito, si hay disponibilidad de mano de obra calificada, infraestructura y a partir de ahí vamos a tener que rediseñar los objetivos, porque no se puede hacer todo a la vez. Es un proceso que lleva mucho tiempo, por eso es necesario un acuerdo”, indicó.

 

Opinó que lo más urgente es bajar la inflación, en ese punto recordó que según un estudio realizado por el Banco Mundial indica que ninguna economía puede crecer con una inflación superior al 20%. Para que Argentina se ubique debajo de ese parámetro consideró necesario ordenar precios relativos, tarifas, salarios, tipo de cambio “de manera que estén más o menos alineados, caso contrario todos sabemos que se va a generar un proceso de retroalimentación de la inflación”.

 

“Un asunto crucial en el corto plazo es cómo manejamos los precios relativos y la inflación. El otro, los agregados macroeconómicos  que tienen que estar más o menos en equilibrio. Alcanzar el equilibrio fiscal, no por aumento de impuestos sino por baja de gastos, el equilibrio en cuenta corriente, no por baja de importaciones sino por aumento de exportaciones. Una política monetaria acorde con la inflación y la demanda de dinero y un mercado laboral que haga el esfuerzo de tener la mayor cantidad de gente formalizada, cosa que no tenemos”, expresó.

 

Según Remes, los objetivos en el largo plazo deberían ser productividad, competitividad y acumulación de factores de producción (capital, mano de obra calificada, etc).

 

Se mostró convencido de que un acuerdo político transversal es condición sine qua non para avanzar en políticas que cumplan esos objetivos. “Tenemos que llegar a un acuerdo político, uno verdadero no uno para la foto, tiene que haber voluntad de las partes. Un acuerdo es agregar un instrumento de política, nunca discutimos instrumentos y objetivos a la vez. Los dirigentes tienen que hacer cosas que no le gustan a la gente, no se puede gobernar por encuestas, la discusión tiene que ser técnica, no ideológica”, remarcó.

 

 

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