Análisis de la semana: el nuevo y contundente voto de confianza de la sociedad misionera a la renovación

La ciudadanía misionera volvió a hablar a través de las urnas y lo hizo de una manera tan elocuente que no dejó lugar a interpretaciones amañadas de las que suelen abundar en materia de análisis político. Volvió a ganar el Frente Renovador, por una diferencia mucho más amplia que en elecciones legislativas anteriores, no solo a escala provincial sino también en los diez municipios que elegían concejales.

 

Puesto a elegir, el misionero volvió a manifestarse a favor de un proyecto pensado desde y a la medida de la provincia en detrimento de opciones que se presentaron como delegaciones locales dependientes de casas matrices con asiento en Buenos Aires.

 

Los números finales del escrutinio definitivo, que se difundieron hoy sábado, aportan datos que sirven para dimensionar la contundencia de la victoria del oficialismo provincial. El Frente Renovador obtuvo 25.000 votos más que la sumatoria de los sufragios de Juntos por el Cambio y la alianza entre el PAyS y el kirchnerismo. Es decir que ni siquiera sumando los votos de la segunda y la tercera fuerza se llegaría a los votos del frente ganador.

 

En todo el territorio provincial la renovación se impuso por 19 puntos porcentuales sobre Juntos por el Cambio, que aparece en un cómodo segundo puesto. En las últimas elecciones legislativas, las de 2017, el oficialismo también había ganado, pero en aquella oportunidad lo había hecho por 9 puntos porcentuales, ahora duplicó esa diferencia.

 

Otro dato llamativo es el de Posadas, el bastión más fuerte de la alianza UCR – PRO. En 2017 Juntos por el Cambio había ganado en el municipio capitalino por casi 18 mil votos y ahora perdió a manos del Frente Renovador por un margen de más de 5 mil sufragios.

 

Que el sublema más votado en Posadas haya sido el que impulsaba el intendente Leonardo “Lalo” Stelatto sugiere que la buena imagen de su gestión resultó factor clave para revertir el resultado en un distrito en el que las preferencias ideológicas –especialmente las de los vecinos del centro- aportan a la oposición una ventaja competitiva que esta vez no resultó suficiente.

 

Si medido términos numéricos el triunfo del Frente Renovador es contundente, lo es todavía más si se incorporan otros factores al análisis. El más obvio es la pandemia, una tragedia colectiva que perjudicó las aspiraciones electorales de prácticamente todos los gobiernos del mundo, pero que en Misiones vino a reforzar la imagen de la gestión provincial.

 

En diálogo con el canal de televisión de Misiones Online (que dicho sea de paso se transmite a través del canal 33 de la grilla digital de Cablevisión y de la web de Misiones Online) el consultor y analista político Gustavo Córdoba interpretó el resultado del domingo como la continuidad del “romance de los misioneros con la renovación” y señaló a la gestión eficiente de la pandemia como uno de los factores clave de la victoria del oficialismo provincial.

 

Las circunstancias difíciles pueden destruir o consolidar liderazgos y el coronavirus vino a confirmar esa regla. Misiones mantuvo el nivel de contagios en niveles ostensiblemente inferiores al resto del país y a las ciudades vecinas de países limítrofes, su sistema de salud nunca estuvo cerca de llegar niveles de saturación y lo consiguió sin asfixiar a la población ni a la economía con medidas de confinamiento severas, a las que sí se vieron obligados a apelar otras jurisdicciones.

 

Cuando mira alrededor el misionero se siente libre y protegido, lo valora y lo reconoció en las urnas.

 

Pero el Gobierno provincial no solo ganó las elecciones frente a la oposición y a pesar de la pandemia, también lo hizo contra buena parte de la estructura del Estado nacional que fue puesta al servicio de La Cámpora, organización del núcleo duro kirchnerista que maneja organismos nacionales como la Anses –de donde salieron los principales candidatos del Frente Agrario y Social para la Victoria- responsables de la distribución de un multimillonario presupuesto destinado a asistencialismo.

 

Más allá de los resultados del escrutinio, el acto eleccionario fue tomado como un ejemplo de cómo votar en pandemia. Misiones fue el primer y hasta ahora el único distrito en celebrar elecciones desde que llegó el coronavirus. Los ojos del país estuvieron puestos en la provincia para observar el funcionamiento de los protocolos diseñados para la ocasión.

 

La prolijidad y la seguridad sanitaria con la de que se desarrolló la jornada fueron destacadas en todo el país y la experiencia de Misiones será tomada como referencia por las demás provincias que ya tomaron nota de las medidas aplicadas el domingo.

 

Dura derrota para la oposición

 

Así como el Frente Renovador resultó el claro ganador del domingo, el más notorio de los perdedores fue el kirchnerismo que en alianza con el Partido Agrario y Social consiguió un homeopático 14% de los votos.

 

La Cámpora ya lo había intentado antes durante el Gobierno de Cristina Kirchner, pero no lo consiguió entonces y tampoco lo está consiguiendo ahora. Su discurso de barricada no llega a los misioneros, mucho menos sus formas de hacer política ni su predilección por la confrontación antes que por el diálogo franco.

 

En alianza con el PAyS, el kirchnerismo obtuvo solamente tres bancas de la Legislatura, exactamente la misma cantidad que hace cuatro años había conseguido el PAyS compitiendo en soledad.

 

La pésima elección hizo estallar una interna que ya estaba declarada dentro del Partido Agrario y Social. El líder de esa fuerza, el diputado nacional Héctor “Cacho” Bárbaro utilizó el espacio radial del que dispone para despotricar contra quien hasta hace poco era su principal ladero, el diputado provincial Martín Sereno.

 

Lo tildó de traidor y lo acusó de no haber trabajado en la campaña “pichado” por no haber obtenido los lugares que pretendía en las listas. Declaró la ruptura e invitó a su ex socio político a quedarse con el partido.

 

“Sereno se borró de la campaña, sólo militó para sus candidatos a concejales y se olvidó que somos un partido orgánico, que nos puede gustar o no los candidatos, pero primero está el partido y debemos trabajar por ellos. Si él hubiera trabajado como corresponde, los resultados hubieran sido otros”, declaró el legislador nacional.

 

La respuesta del verborrágico Sereno no se hizo esperar. Afirmó que Bárbaro habla de traición “cada vez que alguien dentro del PAyS plantea una opción que no responda a sus caprichos”.

 

Apartándose del discurso imperante dentro del PAyS que hablaba de “cooptación de dirigentes” cada vez que algún referente de ese espacio optaba por abandonarlo, el referente provincial del Movimiento Evita responsabilizó por la sangría que viene sufriendo ese partido a la “incapacidad (de Bárbaro) para sintetizar un proyecto político amplio, popular, democrático y mayoritario”.

 

Sereno no hizo otra cosa que manifestar públicamente la disconformidad que impera dentro del PAyS porque, a la luz de los hechos, la alianza con el kirchnerismo solo sirvió para que Cacho Bárbaro obtuviera una banca de diputado nacional que no hubiera conseguido de otra manera, pero al precio de postergar a los demás dirigentes de ese espacio.

 

Lo que antes era una fuerza provincial con identidad propia pasó a ser furgón de cola del kirchnerismo, que se reservó para sí los lugares de privilegio en el armado de las listas. De allí que de los tres diputados electos por esa alianza, dos responden a La Cámpora y solo uno pertenece al PAyS.

 

Para Juntos por el Cambio tampoco fue una buena elección. Por más que sus principales referentes, en un alarde de conformismo propio de fuerzas sin ambiciones reales de poder, intenten disfrazar la clara derrota electoral que sufrieron como un resultado “no tan malo” o hasta como uno satisfactorio.

 

El frente integrado por los radicales y el PRO obtuvo 4 puntos porcentuales menos que en 2017 y consiguió 6 bancas de diputado provincial, una menos que las que había obtenido en aquella elección. Además perdió en todos los municipios en los que se elegían concejales y solo le quedó el caramelo de madera de haber elegido al defensor del pueblo de Oberá.

 

Gestión en continuidad

 

El Gobernador Oscar Herrera Ahuad y el intendente posadeño Leonardo “Lalo” Stelatto no se tomaron mucho tiempo para el festejo. El lunes posterior a las elecciones comenzaron bien temprano con una ajustada agenda de trabajo que se extendió a lo largo de la semana.

 

A contrapelo de la lógica proselitista, entre ambos inauguraron dos obras emblemáticas para la capital provincial pocos días después de las elecciones. Primero dejaron habilitado el parque fotovoltaico del barrio Itaembé Guazú, que según anticipó el mandatario provincial será el primero de varios en distintos puntos de la provincia.

 

Luego cortaron la cinta del esperado “Centro de Atención al Vecino” ubicado sobre avenida Las Heras, en la zona oeste de la ciudad, una apuesta del municipio y de la Provincia para descentralizar la estructura del Estado, llevar soluciones más cerca de los vecinos y descomprimir la afluencia de personas hacia el centro de la ciudad.

 

Quienes salieron a denunciar, con ganas pero sin pruebas, un supuesto “manejo electoralista” del operativo de vacunación también quedaron el offside porque la semana posterior a las elecciones fue tal vez la de mayor ritmo de aplicación de vacunas con operativos extramuros que se multiplicaron en distintos puntos de la provincia.

 

De memes y coronavirus

 

Mientras Misiones se da el lujo de celebrar elecciones en un marco de seguridad sanitaria, mantener activos prácticamente a todos los sectores de la economía –salvo al turismo que depende irremediablemente del status sanitario del resto del país y el mundo- y permitir el desarrollo normal de las actividades sociales y educativas, la región sigue sufriendo lo más duro de la segunda ola del coronavirus.

 

Paraguay, Uruguay, Surinam y Argentina son los cuatro países con mayor cantidad de contagios por millón de habitantes en todo el mundo. La situación en la Nación Guaraní es desesperante, con un 100% de ocupación de las camas de terapia intensiva su sistema sanitario se quedó sin capacidad de respuesta no solo para atender a enfermos de covid 19 sino a afectados por cualquier otra patología.

 

Argentina superó el sábado los 85 mil fallecimientos por coronavirus y registró la friolera de 18.057 nuevos casos.

 

En medio de semejante emergencia, la dirigencia política nacional colaboró poco para llevar tranquilidad a la gente.

 

Traicionado nuevamente por su incontinencia verbal, el presidente Alberto Fernández consiguió ofender a todo el continente exponiendo una curiosa teoría del origen de los pueblos según la cual “los mexicanos vienen de los indios, los brasileros vienen de la selva y los argentinos llegamos de los barcos de Europa”.

 

Su posterior remedo de disculpa fue todavía más torpe, lo que dejó al descubierto la ausencia no solo de una estrategia comunicacional que evite al presidente transitar berenjenales de los que siempre saldrá manchado sino también de una básica estrategia de reducción de daños.

 

Desde el exterior llegaron cuestionamientos por el carácter racista de los dichos del presidente pero en Argentina ni siquiera lo tomaron en serio, lo que tal vez resulte más preocupante.

 

La misma frase puesta en boca de Mauricio Macri seguramente hubiera provocado acusaciones de etnocentrismo, racismo y manifestaciones de repudio en Plaza de Mayo, pero en boca de Alberto Fernández apenas mereció una catarata de memes burlones. Hasta el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, le dedicó un posteo cargado de ironía. Macri también intentó la ironía, pero sin demasiado éxito.

 

 

Episodios de este tipo solo devalúan la palabra del Presidente, deterioran su imagen frente al mundo y lo ponen exponen al riesgo de “delarruizar” su figura.

 

La oposición tampoco escatima en papelones.

 

El más reciente está relacionado a la obsesión de Juntos por el Cambio por la sacrosanta vacuna de Pfizer a la que se esfuerzan en presentar como una suerte de santo grial que el Gobierno nacional se niega a traer al país por caprichos de índole ideológica.

 

Después de haber acaparado una cantidad de vacunas muy superior al número de habitantes de su país, el Gobierno de Estados Unidos anunció que regalaría 500 millones de vacunas a los países más pobres que tuvieron escaso o nulo acceso a ellas.

 

Argentina no integra esa lista por el simple hecho de que no está entre los países más pobres del mundo y porque consiguió acceder a un número bastante considerable de inoculantes. Eso no impidió que dirigentes de Juntos por el Cambio y los medios porteños identificados con esta fuerza salieran a denunciar que el país no estaba entre los beneficiados por el regalo de Joe Biden a causa de una supuesta inoperancia y hasta manejos corruptos del Gobierno nacional.

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