Fantasmas y casas embrujadas en Misiones: “Solamente sentía el suspiro sobre su cara”

Fantasmas y casas embrujadas

En el inicio de su relato, asegura que todo lo que él va a contar es verídico, le ocurrió a él y a toda su familia con quien vivía. En una época, donde la electricidad y el agua corriente no existían, “son hechos que sucedieron alrededor del año 1977 en el antiguo barrio Fátima”.

Fantasmas y casas embrujadas

La casa que habitaba la familia estaba ubicada, “sobre la propiedad del colegio de Fátima. Nosotros vivíamos junto a una abuela paterna, éramos cuatro, y la casa era muy antigua de madera, con pisos de madera también. Y todos los integrantes de la familia permanentemente escuchábamos distintos hechos, y ruidos paranormales en el lugar”, contó Don Walter.

Asegura que, en esa época, ya habían llegado a “un momento en el cual, ya todos nos habíamos adaptado a vivir con estos tipos de cosas que permanentemente sucedían”.

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Fantasmas y casas embrujadas: acostumbrarse a vivir con los ruidos

Entre los hechos que sucedían reconoce que, “muchas veces se escuchaban voces, en algunas oportunidades se escuchaban los utensilios que se caían al suelo. Cuando íbamos a mirar en la cocina, no veíamos ningún tipo de artefacto. Por el suelo o que se haya caído. También como el piso era de madera, muchas veces escuchábamos los pasos como que alguien caminaba por el pasillo, en otros casos escuchábamos en la zona del comedor como se movían las sillas, estas también eran de madera, y era como que alguien lo estaba arrastrando. Y cuando observamos en el lugar no veíamos absolutamente nada”.

“Otro de los ruidos que también escuchábamos era, que alguien arrastraba cadenas por este mismo pasillo”, aunque había algo que siempre le llamó la atención: “periódicamente se escuchaba una piedra que caía sobre un punto específico del techo de la casa. Entonces era el impacto inicial que caía en el techo y después dos sonidos más de rebote hasta caer al suelo”, aseguró Genez.

Casas embrujadas
Don Walter Genez en su niñez junto a sus primos y su abuela

Fantasmas y casas embrujadas

Hay que remontarse al Posadas de la década de 1970, para imaginarse la zona en la que habitaba la familia, las noches eran muy oscuras y silenciosas. Con poco acceso a los servicios, y la poca circulación de vehículos. “mis primos que eran pequeños vivían siempre asustados, es la razón por la que no queríamos salir afuera por la noche”.

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Casas embrujadas: respiración cercana

Por otra parte, otra de la protagonista de estos hechos, había sido su propia abuela. Esta señora, siempre contaba que, en las noches más oscuras, “escuchaba esos pasos que venían hasta su dormitorio, y que finalmente alguien o algo se agachaba respirando, suspirando sobre el rostro de ella”.

Que el miedo a lo que ocurría allí la paralizaba, porque afirma que decía que “en ese momento se asustaba, miraba en la oscuridad y no veía nada, solamente sentía el suspiro sobre su rostro, incluso no se animaba a taparse la cara del mismo miedo que sentía”.

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Casa embrujada: una ayuda para entrar a casa

Los primos de Genez, también compartieron su experiencia a la familia, pero muchos años más tardes. En este relato, siempre hay que remontarse a un tiempo distinto, donde los vecinos que tenían televisor en su casa, compartían con el resto de los vecinos diferentes películas, o se llenaba de niños del barrio atraídos por esa pantalla en blanco y negro.

Y es aquí cuando, “en una oportunidad, dos de mis primos se habían ido a mirar una película que estaba de moda en ese entonces. Mi abuela le condicionó que volvieran a las 10 de la noche, porque les iba acerrar la puerta y tendrían que dormir afuera. Lo cierto es que ellos en ese entusiasmo que tuvieron de mirar la película se les fue el horario, y volvieron a la casa a las 1 de la madrugada”.

Y como antes las personas eran más estrictas, la abuela había cerrado la puerta principal, “uno de mis primos intenta ingresar a la casa por una de las ventanas, que estaba trancada con una maderita, y mi otro primo va por ventana, del otro lado de la casa. Entonces uno de ellos logra abrir una de las ventanas, y cuando está subiendo siente que alguien le está empujando desde abajo y logra subir. Cuando termina de entrar, se da vuelta para ayudarle a quien le empujó y no había nadie”.

Ante esta situación, el niño se sorprende al encontrase con su pariente ya dentro de la casa, que “ya había ingresado por la otra ventana. Cuando se encuentra le pregunta si era el quien le había ayudado a ingresar, y le dice que no. Cuando le cuentan a mi abuela, ella les dice que eso les había pasado porque habían sido muy desobedientes”.

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Casas embrujadas: alguien colgado en el árbol

Don Walter cuenta que luego de muchos años, la familia completa que vivía en esa casa logró reunirse, y fue allí donde las historias se fueron replicando, llegando a la conclusión que cada uno de ellos había experimentado alguna situación extraña en ese lugar.

“También había un tío que vivía con nosotros, él nos contó que, en una oportunidad, en la hora de la siesta salió al patio donde teníamos una planta de mango, allí el observa que hay un señor que está colgado del cuello en esta planta. Entonces, él se asusta e ingresa a la casa para buscar, algo para poder auxiliar a este señor, y cuando vuelve a salir ve que no había nadie. Que este hombre ya había desaparecido”.

Fantasmas y casas embrujadas

Casas embrujadas: algo sin forma

Hasta que después de compartir todo lo que le habían contado sus familiares, Don Walter se animó a relatar su propia experiencia. “En mi caso, una vez, este mismo tío me pide que le traiga agua de un pozo, que se encontraba a unos 30 metros de la casa y, que nosotros lo sacábamos siempre con roldana. Recuerdo que era un día muy oscuro, y como yo tenía miedo de ir hasta el lugar, llame a una mascota que teníamos, una perrita pequeña a quien le llame para que me acompañara”.

 

“Cuando paso por un cantero que estaba cerca de la casa, al costado veo un ser que era como una nube brillante, y que se me presentó en el camino. Entonces, la perrita que me acompañaba le avanzó y cuando logra alcanzar a este ser, esto se termina desvaneciendo. Entonces busco el agua y vuelvo rápidamente. Este hecho antes nunca lo quise comentar porque estaba tan asustado en ese momento que no lo pude hacer”.

 

Casas embrujadas: nuevos dueños

Luego de las experiencias a las que la familia se había acostumbrado, el tiempo transcurrió, los niños crecieron y todos se mudaron de aquel lugar. “Cuando ya paso el tiempo, y crecimos todos nos fuimos de esa casa, pero en el año 2017 en este lugar ya se había hecho una construcción nueva”.

“En el lugar vino una familia y una de las chicas que vivía en la casa, llego a ser una amiga con la que estudiaba en la universidad”, entonces “le pregunte si ellos no habían escuchado algo o visto algo. Y me dice ella “Vos sabes que un día ingresó en la casa mi hermano asustado, porque me dijo que en el mango estaba colgado un hombre”.

Lo que más le llama la atención a toda la familia es que “mi tío que había visto a este mismo hombre ya no vivía y no conocía a este chico, entonces no había posibilidad de que se pusieran de acuerdo en el relato. Entonces lo que mi tío vio en 1975. Lo volvió a ver este joven”, asegura muy sorprendido don Genes.

Para cerrar la nota, Don Walter asegura que es “escéptico y soy muy resistente en cuanto a las creencias de los mitos, si bien en Misiones tenemos muchos mitos y yo me crie inclusive escuchando esas leyendas”, cuenta su experiencia, pero siempre intenta encontrarle una explicación lógica a lo que les ha sucedido. Y como muchas otras personas comparten experiencias de otros o son incrédulas, pero cierran con la típica frase “de que las hay, las hay”.

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