Buscando el equilibrio en pandemia: Salud y Economía

Estamos ingresando a la primera mitad del año y según las expectativas que la gran mayoría de los especialistas y comunicadores manifestaban entre fines del 2020 y principios de enero de este 2021 por la pandemia, muchos nos imaginábamos un país a esta altura del año con una campaña de vacunación con un alto impacto tanto en lo referente a despliegue del mismo, pero fundamentalmente con un escenario de casos y fallecidos por COVID-19 relativamente bajos.

 

Sin embargo, la presente situación, no es para nada alentadora, dado que, si bien la campaña de vacunación no se ha interrumpido, estimábamos entrando el invierno una campaña mucho más robusta respecto a la aplicación de dosis contra COVID-19.

 

Respecto de la cuestión económica, pero específicamente lo referido a evolución de precios de los bienes y servicios que consumen las familias, también se esperaban otros resultados. La inflación acumulada de los primeros 4 meses del año ya se ubica en el 17,6% estimando una inflación anual más cerca del 50% que del 29% proyectada por el Ministerio de Economía a principio del ciclo económico.

 

Este resultado, tremendamente negativo, genera una muy fuerte presión sobre las discusiones salariales, volviéndolas mucho más complejas. En este sentido, el recálculo de todas las estimaciones realizadas se torna fundamental puesto que hacen a las proyecciones de crecimiento más conservadoras y caracterizan una estabilidad cambiaria tal vez más volátil. Pero por sobre todo, como ya hemos mencionado en reportes anteriores, cada punto de inflación por encima de lo estimado repercute fuertemente en los índices de pobreza y en las medidas económicas que se toman para combatirla.

Sin lugar a dudas, se vienen meses difíciles en materia económica, pero es la cuestión sanitaria, la que realmente define el accionar y tipo de intervención de las políticas públicas. Al ya mencionado récord de ocupación de camas UTI (alcanzando en varias jurisdicciones el 80%), es muy preocupante el récord de fallecimiento por Coronavirus (con promedio semanal de 500 muertes por día) y contagios en valores altos por encima de los 27.000 casos diarios promedio. Un endurecimiento de las medidas de distanciamiento y aislamiento se avecina.

 

Por ello, el esfuerzo del gobierno se deberá enfocar en la cuestión sanitaria buscando que la campaña de vacunación resulte más eficiente y efectiva. Son pocos los países que lo están logrando, siendo éstos en su mayoría países fuertemente industrializados.

 

Definitivamente todo lo mencionado hasta ahora debe ser contextualizado. Es importante analizar y resaltar que nuestro país se encuentra en un virtual estancamiento económico desde hace aproximadamente una década, es decir, esto atraviesa varios signos políticos de gestión de gobierno y consecuentemente, distintos pensamientos económicos.

 

La caída del 9.9% del producto bruto interno del 2020 solo se asemeja con la crisis del 2001 (2002, para ser más precisos), con lo cual, sabemos, que esta brusca caída de la actividad económica no se explica tan solo por motivos internos (principalmente).

 

La crisis internacional que está viviendo el mundo en materia económica, cultural, sanitaria y educativa no se veía desde hace varias décadas. Todo ello impacta sobremanera a un país como el nuestro que se acomoda en el escenario mundial desde una clara posición de desventaja: nuestro destino de corto, mediano y largo plazo se define por la capacidad de negociación del gobierno de obtener mejores acuerdos de pago con sus acreedores, principalmente el FMI y el Club de París.

 

Es imperioso lograr que el país pueda establecer bases sólidas para el equilibrio entre salud, educación y economía; y es un equilibrio que día a día debemos buscar todos como sociedad para poder pensar en la Argentina que queremos.

 

 

 

(*) Por José Lezama

Director del Centro de Producción Documental de GEO Estudio y Opinión. Economista.

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