Coronavirus: las vacunas no contienen metales pesados magnéticos o “chips rastreadores”

Hace un tiempo circulan en las redes sociales videos donde se muestra cómo un supuesto imán se adhiere a la piel de personas que dicen haber recibido la vacuna contra el coronavirus. Esto ocurriría, según detallaron en las imágenes, porque estas vacunas contienen metales o materiales magnéticos que atraen un imán, pero especialistas aclaran que esto es falso.

 

Las vacunas contra el nuevo coronavirus no poseen metales magnéticos o bien una cantidad de material suficiente para hacer lo que se indica en los videos. Así lo demostró  la composición de las vacunas de Astrazeneca, Sputnik, Sinopharm y Pfizer -aunque esta última no está disponible en el país-, de las aprobadas en la Argentina, y de Moderna y Johnson & Johnson, aprobadas en otros países.

 

En algunos casos sí tienen componentes como el hidróxido de aluminio en forma de gel -como en el caso de Astrazeneca-, pero esta sustancia se usa desde hace décadas en las vacunas y es completamente inocua, explicó a Chequeado Eloísa Arana, doctora en bioquímica y biología molecular del Conicet.

 

“Esos adyuvantes [N. de R.: sustancias que se añaden a una vacuna para potenciar o dirigir la respuesta inmunológica] contienen a esos metales en formas químicas completamente inocuas y en una cantidad insignificante comparado con lo que tiene el atún de lata, por ejemplo. Está completamente probado que no tiene ninguna consecuencia y se usan desde hace décadas en las vacunas que les damos a los bebés”, agregó la especialista.

 

Además, investigadores de la Universidad de Oxford dicen que esto no es más dañino que las cantidades mínimas que se encuentran naturalmente en casi todos los alimentos y el agua potable.

 

“[Necesitarías] introducir un gran trozo de material magnético debajo de la piel para que la acción atraviese la piel como los videos dicen mostrar”, señaló, a su vez, Edward Hutchinson, profesor del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de Glasgow, en Escocia, al sitio de fact-checking estadounidense Snopes.

 

En la misma línea, el físico Jordi Sort, quien lidera el Grupo de Materiales Inteligentes de Nanoingeniería, Nanomecánica y Nanomagnetismo de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), en España, aclaró a Newtral.es -un sitio de fact-checking español que forma parte de la red International Fact-Checking Network (IFCN), de la que también es parte Chequeado– que, para crear el efecto que se observa en los vídeos, “se necesitaría un implante debajo de la piel con una cantidad suficiente de material ‘magnético’ para que atrajera un imán”. Y las vacunas no llevan tal implante.

 

“No hay nada magnético en las formulaciones de las vacunas, la mayor parte de lo que se inyecta es agua extremadamente pura, además de algunas sales simples para que la inyección sea menos dolorosa y una cantidad absolutamente pequeña de vacuna”, dijo Al Edwards, profesor asociado de tecnología biomédica de la Universidad de Reading en Inglaterra, a Snopes. “La mayoría de los alimentos están hechos de moléculas similares, y comer alimentos no hace que las personas sean magnéticas”.

 

Es mucho más probable, por lo tanto, que los videos reflejen la adhesión del imán a la piel, en parte gracias a la humedad en la superficie de la piel y al hecho de que el imán es pequeño y liviano. Este efecto es similar a cómo se puede “pegar” una moneda en la frente o equilibrar una cuchara en la nariz.

 

Además, no todos los metales pesados provocan ese efecto de atracción. Solamente se atraen con imanes unos pocos elementos de la tabla periódica: cobalto, hierro o níquel, básicamente, precisó Sort a Newtral.

 

Al respecto, el presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amós García Rojas, explicó a los fact-checkers españoles que no se utilizan esos metales pesados magnéticos (níquel, cobalto y hierro) para la elaboración de las vacunas.

 

¿Qué pasaría con un imán bajo la piel? Reuters publicó en 2011 una fotografía que muestra la fuerza de un imán que levanta la piel de alguien que tiene un objeto metálico en su interior. El Dr. Robert Brodell, coautor de un estudio que exploraba la cuestión en ese momento, describió la imagen como la piel creando una “carpa” hacia el imán. Pero ninguno de los videos muestra la piel como en ese estado.

 

Por último, las vacunas no inyectan chips o dispositivos rastreadores. Así lo afirma el Centro de Control de Enfermedades y Prevención (CDC) de los Estados Unidos y se ha verificado en diversas ocasiones.

 

Fuente: Chequeado

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