Medio Oriente: la ONU pidió solucionar las «causas profundas» del conflicto palestino-israelí

La Organización de Naciones Unidas (ONU) llamó este domingo a una reconstrucción duradera de la Franja de Gaza, en Medio Oriente, y a solucionar las «causas profundas» del conflicto palestino-israelí para devolver la «esperanza» y evitar nuevas «destrucciones» tras los 11 días de enfrentamientos y a dos días de la tregua mediada por Egipto.

Una misión de la ONU intentaba calcular los daños del reciente conflicto, tras el alto al fuego en Medio Oriente que puso fin el viernes pasado a los bombardeos y ataques, y mientras en Gaza, con daños en líneas eléctricas y sin «acceso duradero al agua potable», los servicios públicos continuaban levantando los escombros y contando muertos.

«No debemos limitarnos a adoptar un enfoque de reconstrucción, debemos tener un enfoque más amplio centrado en el desarrollo humano», declaró Philippe Lazzarini, jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa).

«Eso quiere decir que debe ir acompañado de un proceso político real», agregó, y subrayó la necesidad de evitar una «normalidad artificial» en Gaza, donde sus dos millones de habitantes dependerían de la ayuda, sin futuro, «hasta el próximo estallido de violencia».

Lazzarini abogó así por abordar las «causas profundas» del conflicto en Medio Oriente, lo que significaría, por ejemplo, el levantamiento del bloqueo impuesto desde 2007 por Israel a este territorio palestino, y dar un «sentido al futuro».

En tanto, para Lynn Hastings, coordinadora de la ayuda humanitaria para los territorios palestinos, «quizás hubo» menos casas destruidas que durante el conflicto de 2014, pero afirmó que «la gente de Gaza está más traumatizada que nunca» y que hay «mucha gente sin esperanza», dos puntos que «realmente deben tomarse en cuenta».

Su oficina cifra en unos 1.000 el número de negocios o viviendas «completamente destruidos».

El viernes pasado, un alto el fuego entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas entró en vigor gracias a una mediación de Egipto, aunque sin fijar las condiciones para la suspensión de los combates ni establecer un plan para la reconstrucción.

Asimismo, una delegación egipcia se encuentra en la Franja de Gaza para mantener conversaciones con Hamas, que gobierna el enclave.

El reto de la reconstrucción es humanitario pero también diplomático, ya que el Ejército israelí acusa a Hamas de desviar la ayuda internacional para actividades militares y utilizar el metal de las tuberías para fabricar cohetes.

Durante una conferencia de prensa en Amán, los cancilleres palestino, Riyad al Maliki, y jordano, Aymán Safadi, exhortaron a la comunidad internacional a impedir que Israel proceda a la expulsión de familias palestinas del barrio Sheij Jarrah, en Jerusalén oriental, un tema que originó los recientes enfrentamientos.

Ayer, en Jaffa, una ciudad de mayoría israelí-palestina vecina de Tel Aviv, la policía levantó puestos de seguridad en las calles para limitar y controlar la circulación, una imagen común en Cisjordania o hasta Jerusalén, pero no en el resto de Israel.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya declaró su intención de proporcionar una ayuda financiera «importante» para «reconstruir Gaza», pero sin dar a Hamas, al que considera terrorista, «la oportunidad de reconstruir su sistema de armamento».

«Si no encontramos la manera de ayudar a los palestinos a vivir con más dignidad y más esperanza, este ciclo probablemente se repetirá», advirtió el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en declaraciones a la televisora ABC.

Blinken, quien «en los próximos días» viajará a Jerusalén, respaldó la solución de «dos Estados».

El alto al fuego llegó después de dos semanas y varios intentos fallidos bloqueados por Estados Unidos, que solo aprobó el texto de la ONU cuando se retiró el párrafo que «condenaba todos los actos de violencia contra civiles, incluidos los actos de terrorismo, al igual que los actos de provocación, incitación y destrucción».

La Unrwa, a la que Estados Unidos suspendió sus aportes durante el gobierno del presidente Donald Trump, felicitó el regreso de la ayuda de Washington con Biden y llamó a donar 38 millones de dólares de emergencia a la Franja de Gaza.

El último episodio de violencia costó la vida a 248 personas en el enclave palestino, entre ellos combatientes y 66 niños, según las autoridades locales, mientras que en Israel, 12 personas murieron, entre ellas un niño, una adolescente y un soldado, según la policía.

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Fuente Télam

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