Copa de la Liga: Boca le ganó por 2 – 0 a Huracán

Boca Juniors, el equipo de Russo le ganó bien 2-0 a Huracán y sumó su tercer triunfo en fila. Soldano y Maroni marcaron los goles.


A veces es la jerarquía. Otras, la fortuna. O simplemente errores del rival. Lo cierto es que el Boca de Russo ya no precisa jugar bien para ganar. Está de racha. Desde que arrancó la seguidilla de la Copa no paró de sacar resultados. Y aunque ante Huracán volvió a quedar en deuda, sumó de a tres en una cancha complicada y quedó a un paso de los cuartos de final.

 

Iba a pasar. Tarde o temprano, más a la corta que a la larga, al nuevo Boca de Russo le iban a tomar el pulso, a agarrarle la mano, a encontrarle la vuelta. Y el Globo, hasta el gol de Soldano, hizo perfecto los deberes. Le tapó la salida clara con Varela y Boca se pareció mucho a aquel equipo apático y monocorde que ganó un partido de cinco antes de que Miguel apostara por los pibes. La manejaban Rossi, López, Izquierdoz, Fabra, mientras el Globo minaba la mitad de la cancha y los de arriba la miraban pasar.

 

Así, el Xeneize fue un equipo lento, largo previsible. Sin reacción. Parecía haber envejecido de golpe. Salvo una escapada y centro atrás de Fabra, que nadie llegó a conectar, el arquerito Meza casi no la tocó. Como tampoco la tocaron Villa y Soldano, allá lejos y en la loma, ni Carlitos, que no podía con su genio y bajaba hasta mitad de cancha y no tenía con quién jugar.

 

 

El inicio de Boca no había sido malo. Hacía circular la pelota con cierto criterio, soltaba a los internos y merodeaba el arco de Meza. Pero Huracán ajustó las marcas y Boca empezó a dividirla, a abusar del pelotazo. A cargarse de amarillas y de casi rojas, como la de Varela, al que Trucco, evidentemente, no quiso echar. Y el cansancio, claro, también pesó. En la falta de piernas y en la falta de ideas. Boca, partido, no pateó un tiro al arco en 45’.

 

El segundo tiempo fue otro cantar. Russo, bicho, sacó a Varela y a Buffarini (dos que caminaban por la cornisa) y mandó a la cancha a Jara y a Capaldo. E hizo retroceder unos metros a Villa, siempre más eficaz con espacios que con pelota. Y la movida de fichas no pudo salirle mejor. Jara interceptó en el medio, Villa remató desde afuera y Soldano (sí, ¡de 9!) aprovechó una floja respuesta del arquerito Meza para meter el 1-0.

 

A partir de ahí, el partido se rompió. Huracán se adelantó, liberó las marcas, también se cansó. Y Boca, con la ventaja, creció. Tuvo un par de chances seguiditas después del gol, hizo correr al rival y se defendió con la pelota y hasta se dio el lujo de liquidarlo de contra gracias a Maroni. Para la Copa, como dijo Cascini, posiblemente no alcance. En el torneo local, Boca no te perdona.


Olé

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