Yetapá grande, una de las bellezas de los pastizales del sur misionero

En Misiones, estas aves se encuentran representadas dos ecorregiones: la Selva Paranaense y los Campos y Malezales. En esta última es donde habita esta hermosa especie: el Yetapá grande (Gubernetes yetapa).

 

 

A través de una alianza con Aves Argentinas, la centenaria organización ambientalista que impulsa su Programa Bosque Atlántico, compartimos en forma semanal algunos de los secretos sobre la biodiversidad de las especies de aves del país, y de nuestra Maravilla Natural Argentina, la Selva Misionera. Exclusivo de Misiones Online.

 

Su distribución esta acotada a los pastizales y sabanas en el sur de Brasil, este de Paraguay, noroeste de Bolivia y norte de nuestro país donde habita en el sur de Misiones y noreste de Corrientes, con un registro reciente en Formosa. En Uruguay es escaso.

 

Pertenece a la familia Tyrannidae, exclusiva del continente americano con más de 380 especies, de las cuales 130 se encuentran en nuestro país.

 

El Yetapá grande es un pájaro llamativo y de hábitos conspicuos. Mide unos 40 cm de largo, de los cuales poco más de la mitad corresponde a su larga cola. Su plumaje con predominio del gris y negro es bien contrastado y con marcas bien definidas. Las partes dorsales y ventrales son de un gris ceniza con leve estriado oscuro.

 

Es notable una marca auricular rufo intenso que se prolonga hacia al pecho a modo de collar y que encierra una notable garganta blanca. Las alas y las colas son negras. Las remeras primarias muestran una gran área rufa intensa, mucho más visible en vuelo.

 

Foto: Damián Lozano

 

La cola es escalonada y bien ahorquillada, como en la más conocida y popular Tijetera (Tyrannus savanna). El iris pardo oscuro y el pico robusto de color negro como las patas. La hembra es similar al macho, aunque algo más opaca y con la cola menos larga. Los juveniles presentan un plumaje más pardo y la cola corta.

 

Es un ave de comportamiento conspicuo, que no pasa desapercibido. Habita pajonales y vegetación palustre y arbustiva en cercanías de bañados, esteros y arroyos. Se lo ve en pareja, o bien en grupos familiares. Se posa en sitios visibles y expuestos, incluidos alambrados y cables.

 

Foto: Damián Lozano

 

Al ser casi exclusivamente insectívoro caza en vuelo desde estas perchas, y solo ocasionalmente baja al suelo.  Sus voces son bien audibles. Emite una serie de trinos trisilábicos y descendentes a “Triirritie… Triirritie… Trirritie…”, incluso a dúo. Como sucede con otros tiránidos, emite otras vocalizaciones a la madrugada.

 

Sus hábitos migratorios, no son bien conocidos, para varios autores es un migrante austral, que estaría presente en nuestras tierras entre setiembre y abril, para luego migrar al norte. Aunque se pueden ver individuos en pleno invierno.

 

Su historia natural tampoco es bien conocida. Si son muy reconocidos sus despliegues y vuelo de cortejo. Durante la exhibición el macho se posa frente a la hembra a corta distancia, y a la vez que vocaliza en forma enfática mueve rítmicamente la cola hacia arriba y abajo, al mismo tiempo que la abre y extiende las alas, exhibiendo el parche rufo de las primarias. Hasta hace no mucho tiempo, su nido y huevos eran desconocidos.

 

Datos recientes de Brasil describen un nido construido en matas de pastos, a baja altura del suelo, con forma de copa abierta de unos 15 cm de diámetro, 10,5 cm de altura y 6,5 cm de profundidad. Fue construido con tallos gruesos de hierbas y revestido interiormente con materiales más finos y suaves como tallos, raíces y mudas de pieles de serpiente. La nidada fue de 3 huevos blancos inmaculados.

 

Si bien esta especie a nivel global no se encuentra amenazada según la UICN (Unión Internacional para la Conservación  de la Naturaleza), a nivel nacional se encuentra en estado vulnerable según MAyDS (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación).

 

 Foto: Damían Lozano.

 

Esta categorización en nuestro país se debe a que su hábitat, los pastizales húmedos del NEA, están siendo rápidamente transformados por el cambio de uso del suelo y de canalización para drenaje y conversión en campos agrícolas o forestaciones.

 

Así que, cuando recorras el sur de Misiones con sus hermosos pastizales y bañados, observá que es posible que veas aún un Yetapá grande posado en un arbusto o alambrado.

 

Así es como se lo puede observar incluso en las zonas aledañas a la ciudad de Posadas, como ser el acceso oeste. Conservar los pastizales es esencial para poder seguir observando esta bella especie.

 

 

 

Por Damián Lozano y Alejandro Di Giácomo / Aves Argentinas

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