Bicicleta vs. alquiler: el secreto neurolingüístico detrás del audio viral

El enfrentamiento entre bicicleta vs alquiler generó acalorados intercambios, en los que muchos afirman que dice una palabra y otros, la otra. En este juego, se observa el poder que la mente ejerce sobre nuestros sentidos, incluso sobre uno tan objetivo como debiera ser el oído. ¿La posición acertada? Los sesgos cognitivos.

 

 

“Hija, llevaste la plata del alquiler al padrino?” o “Hija, llevaste la plata de la bicicleta al padrino?”. El dilema se extendió en Twitter y en TikTok, donde el audio tuvo miles de reproducciones que intentaban aclarar el misterio.

 

“Un sesgo cognitivo es una interpretación errónea, sistemática de la información disponible que ejerce influencia en la manera de procesar los pensamientos, emitir, juicios y tomar decisiones”, resume para Con Bienestar el neurocientífico Claudio Waisburg (M.N. 98.128).

 

La información que seleccionamos a través de nuestro mecanismo de atención no necesariamente tiene que ser la más válida o relevante. De una u otra manera, siempre atendemos más a una realidad que a otra.

 

“Existe un sesgo de audición selectiva que tiene que ver cuando vos dirigís tu audición a algo en función de la expectativa y desatendés el resto de la información. Entonces, si uno cree que va a escuchar una palabra, escucha esa palabra aunque esté escuchando otra “, explica el especialista.

 

Como este audio viral, hubo numerosos experimentos que pusieron a prueba a una cantidad de personas, pero siempre planteando antes la pregunta con las dos palabras en duda. “Entonces, siempre tenés la activación de este sesgo con base en lo que tu cerebro te va a hacer escuchar antes que pongas play”, sostiene el neurólogo.

 

Por eso, muchas veces no interesa encontrar la verdad y se escucha lo que se quiere oír. El fin es confirmar que se tiene la razón y se usa cualquier medio para lograrlo. Esto es particularmente aplicable a las personas inseguras: son más obstinadas en sus sesgos.

 

Hay otra explicación que es más técnica y se aleja de la neurolingüística. El argumento se centra en los auriculares o altavoces: si tienen buenos agudos es probable que lo que se escuche sea “alquiler”, mientras que si tienen mejores graves lo común será que se escuche “bicicleta”. La variación de escuchar una cosa u otra también se puede producir por la distancia a la que se escuche el audio o del campo auditivo de cada uno.

 

“En el nacimiento, la capacidad auditiva es funcional, con las competencias limitadas. Durante los primeros años, el niño se va haciendo más sensible a los tonos más agudos que los graves. En promedio, un chico consigue la competencia sobre los tonos más bajos a los siete meses. Así que es interesante, eventualmente, hacer escuchar el audio a chicos que no saben leer para descubrir qué escuchan, ya que en esa etapa el sesgo cognitivo es menor”, concluye Waisburg.

 

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Fuente: TN

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