La jueza a cargo de la causa, dictó este domingo cuatro meses de prisión preventiva para la expresidenta de Bolivia Jeanine Áñez, por el caso del supuesto golpe de Estado contra el exmandatario Evo Morales en 2019, que había renunciado tras confirmarse el fraude electoral con el que pretendía mantenerse en el poder, luego de perder el apoyo de los sindicatos que le apoyaban y de las Fuerzas Armadas.
“Me envían 4 meses detenida para esperar el juicio por un golpe que nunca ocurrió”, afirmó Áñez en Twitter, tras escuchar la resolución de la jueza Regina Santa Cruz, en una audiencia cautelar que se desarrolló por varias horas mediante una plataforma tecnológica.
Santa Cruz escuchó en audiencia a las partes, tanto a la Fiscalía como a los abogados defensores de Áñez y de sus exministros de Justicia, Álvaro Coímbra, y de Energía, Rodrigo Guzmán, detenidos todos entre el viernes y el sábado.
La Fiscalía había pedido inicialmente para los tres políticos seis meses de prisión preventiva. Áñez, quien escuchó la audiencia desde una dependencia policial, agregó por Twitter: “Desde aquí llamo a Bolivia a tener fe y esperanza. Un día, entre todos, levantaremos una Bolivia mejor”.
La exmandataria, de 53 años, fue detenida el sábado en la ciudad de Trinidad, capital del departamento amazónico de Beni (600 km noreste de La Paz) , después que sus dos ministros Coímbra y Guzmán, los tres denunciados por sedición, terrorismo y conspiración.
Áñez, abogada, política y ex presentadora de televisión, fue detenida mientras se escondía en un baúl en la casa de un familiar.
Áñez dejó el poder en noviembre de 2020, hoy su nombre figura en una denuncia que hizo en diciembre la exdiputada del gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) Lidia Patty contra el líder cívico de la rica región de Santa Cruz, el derechista Luis Fernando Camacho, gobernador electo de ese departamento en las recientes elecciones locales.
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La Fiscalía de Bolivia justificó el pedido de detención por una supuesta conspiración para llevar a cabo “un presunto golpe de Estado” contra Morales, quien dimitió en noviembre de 2019 en medio de una fuerte convulsión social.
Los opositores de derecha y centro denunciaron entonces que Morales, en el poder desde 2006, cometió fraude en las elecciones presidenciales de un mes antes para gobernar de manera ininterrumpida hasta 2025. Las protestas derivaron en un motín policial y en un pedido de las Fuerzas Armadas para que Morales diera un paso al costado, lo que obligó al mandatario a dimitir y a salir exiliado a México, antes de trasladarse a Argentina como refugiado. En la demanda figuran cinco exministros de Áñez, y jefes policiales, militares y civiles, sobre quienes pesan órdenes de captura.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA urgió en Twitter “al Estado de Bolivia respetar los estándares interamericanos sobre garantías judiciales, independencia y protección judicial”. Explicó que emitía su posición “ante denuncias por inobservancia de las garantías judiciales en la ejecución de las aprehensiones”, realizadas desde el viernes en la noche.
Antes de la CIDH, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió que se respeten “las garantías al debido proceso y haya una transparencia total en todos los procedimientos, según un comunicado de su portavoz. La Unión Europea calificó de “preocupantes” los acontecimientos en Bolivia y dijo que los sigue de cerca.
En una nota, la oficina del jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, sostuvo que “las denuncias vinculadas a los hechos de 2019 deben ser atendidas en el marco de un proceso judicial transparente y sin presiones políticas, con pleno respeto a la independencia de los poderes”.
La influyente Conferencia Episcopal de Bolivia exigió en tanto en un comunicado “la inmediata puesta en libertad de los detenidos”. Los obispos dijeron que no pueden “permanecer pasivos, mientras se persigue a ciudadanos que han servido a Bolivia”. Tras las reacciones, el excandidato de centro y exmandatario Carlos Mesa (2003-2005) mandó cartas de reclamo por lo que sucede en su país a las Naciones Unidas, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la OEA, la Unión Europea y la CIDH.
Dijo que se busca “infundir terror desde el gobierno, manipulando la fuerza policial, fiscal y judicial del Estado, para eliminar a la oposición al actual gobierno y amordazar a parte considerable de la sociedad boliviana”.
Fuente: ABC Color