Semana de sensibilización sobre el consumo de sal: ¿cómo reducir la ingesta de sal “escondida” en los alimentos?

La Semana Mundial de Sensibilización sobre la Sal, del 8 al 14 de marzo de 2021, tiene como objetivo promover la implementación de acciones basadas en la evidencia para reducir el consumo de sal en la población y proteger la salud cardiovascular. Este año el lema es: “¡Más sabor, menos sal!”, haciendo referencia a que debemos aprender a disfrutar de los sabores naturales de los alimentos, reduciendo el agregado de sal.

 

El alto consumo de sal está relacionado con cifras elevadas de presión arterial. Se estima que el exceso en el consumo de sodio es responsable de 2.5 millones de muertes al año en todo el mundo, que podrían ser prevenidas si el consumo global de sal se redujera a la cantidad recomendada.

 

La sal de mesa (cloruro de sodio) está compuesta por aproximadamente un 40% de sodio y un 60% de cloro. Aunque las necesidades fisiológicas cotidianas varían según la edad, sexo, peso, estado fisiológico (crecimiento, embarazo, lactancia), nivel de actividad física, estado de salud, etc., nuestro cuerpo necesita solo pequeñas cantidades de sal para que funcione adecuadamente.

 

 

Nuestro organismo, a través de los riñones, puede eliminar hasta 5 gramos de sal por día. Si ingerimos más de esa cantidad, el sodio se acumula y produce retención de agua, lo cual incrementa el volumen de líquido circulante y eleva la presión arterial, además de dañar los riñones. Esto conlleva a un mayor riesgo de enfermedades crónicas, como la hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca y la enfermedad cerebrovascular.

 

La estimación del consumo de sal en Argentina es de 12 a 13 gramos por día por habitante (más del doble de lo que deberíamos consumir). El 60% de la sal que se consume proviene de los alimentos procesados (envasados, enlatados, congelados, panificados, snacks), y el resto es la sal que agregamos a las comidas.

 

Entonces, ¿cómo podemos reducir la cantidad de sodio que consumimos a diario?

  • Reducir gradualmente la sal de las preparaciones, nuestro paladar se va a ir acostumbrando a los sabores naturales.
  • Condimentar con hierbas, especias, ajo y cítricos para agregar sabor a tus comidas.
  • Retirar el salero y los aderezos comerciales de la mesa.
  • Evitar el consumo diario de fiambres, salchichas y snacks para que los más chicos no generen el hábito de comer con tanta sal.
  • Revisar las etiquetas, buscando productos con menos sodio (Na).
  • Condimentar las ensaladas con aceite de oliva, canola, girasol alto oleico, limón y/o vinagre.
  • Preferir caldos y sopas caseros.
  • Evitar los productos enlatados. Enjuagarlos en el caso de que sea la única opción posible.
  • Recordar que también hay alimentos y bebidas de sabor dulce que tienen mucho sodio, como las galletitas y las gaseosas.
  • Es muy importante que los bebés que comienzan a comer, reciban sus papillas sin agregado de sal, justamente para no formar el hábito de consumirla. Debemos aprender a disfrutar de los sabores naturales de los alimentos.

 

Cabe destacar que, estas recomendaciones se aplican a todos los individuos, hipertensos o no (incluidas las mujeres embarazadas y lactantes), excepto los afectados por enfermedades o los que siguen un tratamiento medicamentoso que exija otro manejo del sodio, para lo cual, deben consultar a su médico y/o especialista.

 

La mejor forma de reducir la ingesta de sodio es a través de la elección de alimentos frescos, principalmente frutas y verduras, menos frecuencia en el consumo de productos industriales. Entre todos podemos reducir las cifras de enfermedades cardiovasculares y muertes por dicha causa.

Lic. Romina Krauss-Nutricionista

M.P. n° 147

Turnos: 376 5041351

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