“Tuvimos que comer víboras, sapos y beber nuestro orín”, relató una niña de 15 años que logró escapar de la Fuerza de Tarea Conjunta en Paraguay

Tania Tamara Villalba tiene 15 años y logró escapar del ataque que produjo la Fuerza de Tarea Conjunta de Paraguay, en la selva de la zona de Iby Yaú (departamento de Concepción), donde fueron acribilladas sus primas misioneras de 11 años, el 2 de septiembre de 2020.

 

Junto a otra prima, estuvieron ocultas tres meses escondidas en la selva, donde tuvieron que comer “ cocos, víboras, sapos y cactus y a veces, tomar su propio orín” para poder sobrevivir.

 

Junto a sus cuatro primas (dos de ellas fueron asesinadas) y una tía, Tanía había viajado de la localidad misionera de Puerto Rico hasta Yby Yaú en noviembre de 2019 para “pasar el verano”, junto a sus familiares, que integran la guerrilla  del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Las niñas argentinas asesinadas en Paraguay.

Pasó más de tres meses en la selva, donde aún está desaparecida otra prima y detuvieron a su tía. Logró regresar a la Argentina y su testimonio es clave en el caso que tensa la relación diplomática entre ambos países.

 

”Estuvimos tiempo con nuestros familiares y nos dedicamos a leer, estudiar, compartir con ellos, cosíamos mucho”, manifestó Tania Tamara Villalba en una entrevista Villalba a El Diario Ar. Y cuando quisieron emprender el regreso a nuestro país, la pandemia de coronavirus las obligó a quedarse.

 

El 2 de septiembre de 2020, la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) que integran la Policía y el Ejército de Paraguay atacó el campamento del EPP y mató a Lilian Mariana y María Carmen Villalba, dos de las primas de Tania, niñas misioneras de 11 años, que vivían en Puerto Rico.

 

Tania pudo escapar junto a su tía Laura y sus primas Ana y Carmen Elizabeth (Lichita). Mientras Laura fue detenida y Lichita permanece desaparecida, Tania y Ana pasaron más de tres meses escondidas en la selva, huyendo de nuevos ataques de las fuerzas de seguridad. Sobrevivieron comiendo cocos, víboras y sapos. “Comíamos coco, a veces tomamos nuestro orín, comimos víboras, sapos, cactus. Estuvimos 30 días así”, manifestó la adolescente, en un descarnado relató sobre su experiencia en la selva paraguaya.

 

A fines de diciembre pasado, Tania logró reingresar a la Argentina, y ya declaró ante Relatoría Especial sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas.

 

Su testimonio es clave en el caso que tensa la relación diplomática entre ambos países. Los reclamos del ministerio de Relaciones Exteriores, que conduce Felipe Solá, no encontraron eco ni respuesta en las autoridades paraguayas. Dos días después de que trascendieran los asesinatos de las niñas y que el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, calificar como “un éxito” el operativo, el canciller Solá “demandó” al Gobierno paraguayo el “esclarecimiento y la identificación de responsables” de las muertes.

 

El comunicado de la Cancillería argentina del pasado 4 de septiembre cuestionó también los dichos del General Héctor Grau, Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), quien había acusado a la Argentina de convertirse en una “guardería de soldados del Ejército del Pueblo Paraguayo”.

 

La Cancillería rechazó esas “expresiones injustificadas” y recordó que “el Gobierno argentino ya ha protestado formalmente ante las autoridades paraguayas por esta absurda acusación”.

 

 

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