El calvario de una posadeña que denunció a su ex cuatro veces por violencia de género pero él la sigue hostigando y violando la perimetral

Cansada de los abusos y la violencia de genero en la que estaba sumergida Natalia se fue del hogar que compartía con su ex pareja, Sergio Hernán Valdez. Un año y medio después habla con Misiones Online y cuenta el calvario que está atravesando, lo denunció cuatro veces pero el acoso continúa y su ex violó la perimetral.


Natalia estuvo en pareja con Valdez durante el 2019. Después de soportar maltrato verbal, físico y psicológico, el nueve de agosto de 2019 decidió dejarlo, y con un embarazo de tres meses se presentó en la comisaría de la mujer para realizar la denuncia e informar los motivos por los cuales abandonaba su hogar. Ahí comenzó el calvario.

 

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Un año y medio después de la separación Natalia sufre el acoso constante de un violento que se presenta en su casa de sorpresa, intenta ingresar a la propiedad, la insulta, la golpea, arroja piedras, y una madrugada hasta le arrancó los cables del aire acondicionado.

 

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“Es una situación horrible, estamos todos con mucho miedo. Le hice cuatro denuncias en las cuáles pedí una restricción perimetral que me fue otorgada. Aún después de las 4 denuncias se acercó dos veces, la última antes de ayer”, expresó con preocupación Natalia  y agregó “la situación es desesperante porque él no acepta la separación. Me cansé de su maltrato, de sus insultos, y como me puse firme todo empeoró. Durante la relación siempre me manipulaba, decía que yo lo quería ver preso pero que él “No tiene miedo porque entra y sale de la comisaría”.

 

Natalia relató momentos escabrosos que tuvo que atravesar y que aún padece “sufría violencia de género incluso embarazada. Siempre el volvía a pedirme ayuda, diciéndome que estaba solo, que es el papá de mi hija… y siempre intentamos pero no cambiaba y cada vez era peor”. Fue así que, cansada de la situación decidió pedir ayuda.

 

La primera denuncia se realizó el 24 de enero de 2021 y a partir de ahí, según explicó, la situación se fue agravando a punto tal que vive encerrada y con miedo “la primera vez que vino me reclamó que no lo dejaba ver a su hija, estaba alcoholizado y no lo dejé entrar. En ese momento intentó ingresar por la puerta de atrás de la casa y con mi hermana hacíamos fuerza desde adentro para que no pueda abrir” y continuó “Después apareció un sábado cerca del mediodía. Yo estaba cocinando y mi hijo de cinco años me avisó que él estaba afuera, cuando salí estaba agachado con mi hija y le sostenía  el brazo a través de la reja. Le apretó fuerte el brazo y la nena lloró, así que la quise sacar y cuando me acerqué me agarró la mano muy fuerte y me clavó el antebrazo en la punta de la reja mientras me pegaba piñas. Me agredió delante de mis hijos, lo único que quiere es hacerme daño”.

 

La víctima, quien además es docente, afirmó que “desde la policía me ayudaron y me apoyaron, se portaron sumamente bien conmigo. Me dieron contención y le pusieron una perimetral. Ese día me volví a casa contenta pensando que esta vez se iba a terminar pero parece que la notificación de la perimetral solo la recibí yo”.

 

A medida que el relato avanza es inevitable pensar lo peor. Natalia vive prisionera en su domicilio, paralizada por el miedo y sin poder dormir pide que alguien la ayude de forma desesperada. Nada se sabe del paradero de Valdez, que además es desocupado, y sin hacerse eco de las denuncias en su contra y la restricción perimetral sigue atormentando la vida de toda una familia, incluyendo a su hija de un año.

 

La situación que vive Natalia es preocupante, su familia y su entorno también padecen la situación, que preocupados, viven en constante alerta “Hace pocos días una amiga me avisó que lo vio por el barrio y yo me paralice. Me asuste mucho y como la persiana da a la calle me puse a mirar con todas las luces apagadas y estaba ahí, con una bermuda blanca y remera negra, parado afuera de mi casa. Apreté el botón de pánico y la policía se comunicó conmigo, tardaron aproximadamente 15 minutos en venir pero él ya no estaba y, si bien les dije por que calles solía caminar, no lo encontraron” detalló.

 

Por otro lado dijo que por su trabajo y el de su familia no querían hacer pública la situación pero después del caso de Úrsula decidió contarlo “yo no me quiero morir, quiero ver crecer a mis hijos, tengo mucho miedo”, además afirmó “Siempre que vino yo hice las denuncias, necesito que me ayuden porque él no tiene límites. Mi familia y yo estamos asustados, mis hijos están aterrados”. Por último informó que hoy va a ir al juzgado a pedir una custodia permanente “no es vida, estoy todo el día encerrada, no salimos ni a la esquina. Mi hijo va a empezar la escuela y yo tengo que ir a trabajar, hace semanas no duermo, vivo mirando por la ventana”.

 

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