¿Cómo trabaja la cárcel de mujeres de Misiones para lograr la reinserción social?

Misiones Online visitó la cárcel de mujeres -Unidad Penal V- que se encuentra en la capital de Misiones y habló con las autoridades sobre las políticas de reinserción social que le brindan a las internas herramientas para la vida pos- condena. El objetivo principal es bajar al máximo la tasa de reincidencia.

 

La cárcel de mujeres sorprende con un clima poco usual. Si no fuera por los barrotes y las puertas cerradas, que se van abriendo al pasar, es fácil olvidar que quienes viven ahí cometieron delitos y están pagando una condena. El ambiente de cordialidad que se vive, y se respira, entre reclusas y personal de seguridad no desconcierta pero deja un atisbo de esperanza.

 

 

El lugar encierra 40 internas distribuidas en pabellones comunitarios que fueron pintados en tonos rosas para evitar colores grises que den sensación triste, explica la Alcalde Principal Gisela Merlach, quien tomó el control de la unidad hace poco más de un año.

 

La directora, que impulsa la idea de que “ante todo está la mediación y el diálogo” expresó que “al ser un lugar de mujeres el trato y la convivencia es amena y tranquila, se trabaja mucho con el buen trato y la resolución de problemas a través del diálogo. Tenemos conflictos, lógicamente, pero son casos muy aislados. Antes de gritar preferimos dialogar”.

 

 

Asimismo explicó que “venimos trabajando arduamente en que las presas realmente se puedan reinsertar en la sociedad, fomentamos que trabajen y aprendan un oficio para darles herramientas que puedan usar cuando recuperen la libertad”.

 

Todos los talleres, que son remunerados y es un beneficio que se adquiere por buena conducta, se realizan en conjunto entre detenidas y personal policial y según contó Merlach “es la única unidad provincial con estas características, las presas están agrupadas en pabellones pero no las catalogamos por delito, las únicas que están en un sector diferentes son las que, por estar cerca a finalizar la pena, tienen otro nivel de confianza”.

 

Merlach profesa una visión poco común, pero esperanzadora, afirma que no está para juzgar a nadie sino para lograr que las reclusas puedan reinsertarse en la sociedad, darles las herramientas y acompañarlas en el proceso. El castigo ya se lo dió el juez, de ahí en adelante el éxito del sistema carcelario es mantener en cifras mínimas los casos de reincidencia. Con este estandarte como política carcelaria las prisioneras pueden vivir en armonía dentro de la unidad. Aprender un oficio, estudiar, trabajar en la panadería o cocina y hasta tomar clases de zumba.

 

 

«La cárcel de mujeres no tuvo casos de Covid»


Gisella Merlach

 

La pandemia también trajo cambios en el sistema carcelario, afirmó la directora que “sin la posibilidad de tener visitar habilitamos, siempre con controles, que las reclusas puedan tener celulares que están bajo custodia del personal y cuando necesitan hablar con la familia puedan realizar una video llamada”, y continuó explicando “El personal viene de civil y se cambia acá, los espacios se desinfectan cada dos horas y en casi un año de pandemia no tuvimos ningún caso de Covid positivo”, dice orgullosa.

 

Agregó también que “si alguna de las internas necesita ir al médico o a hacer un trámite cuando vuelve pasa 7 o 14 días en aislamiento preventivo”.

 

La novedad es que la cárcel está a punto de inaugurar un “espacio kids”, una salita decorada con juguetes que fueron donados por el personal, cuenta con una maestra jardinera, mesitas y sillas para que los niños que visitan a sus madres puedan jugar, pintar y compartir con un momento alegre “la idea de este espacio, previsto para generar y reforzar vínculo entre madre e hijo, es que el chico no se queden con la imagen de la cárcel y la requisa, que es inevitable, si no que se lleve un recuerdo feliz con su mamá”, finalizó Merlach.

 

 

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