Reflexión del Pastor Guillermo Decena: “Las bendiciones II”

Sin dudas hay una relación entre la obediencia y las bendiciones de Dios, pero otras veces vemos en los cuatro evangelios que el Señor Jesús bendice solo por su inmensa misericordia a algunos para llamarle la atención. Esta es la incomprendida gracia de Dios, pero siempre es destinada a ser una señal para que la gente sea parte de su familia.

“Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán. Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles” Deuteronomio 28:9-14 RVR.

En 1 Samuel 15:22 se deja claro que la obediencia es lo que realmente complace al Señor y trae bendiciones sobre su iglesia. Recordemos que sacrificar animales delante de la presencia de Dios era un acto de renuncia, era parte del capital que poseía una persona, era un sacrificio en todo sentido. Podía ocurrir que alguno, hiciese sacrificios de animales ajenos al amor a Dios, o hiciera un acto con la formalidad de un religioso y no tenía comunión con Dios. Esto a Dios no le “servía”, Saúl había hecho los sacrificios, pero no había obedecido al mandato de Dios, a la vista de los demás podía parecer una persona que respetaba a Dios, pero eran solo apariencias.

Sin dudas hay una relación entre la obediencia y las bendiciones de Dios, pero otras veces vemos en los cuatro evangelios que el Señor Jesús bendice solo por su inmensa misericordia a algunos para llamarle la atención. Esta es la incomprendida gracia de Dios, pero siempre es destinada a ser una señal para que la gente sea parte de su familia, para que muchos cambien de vida y se arrepientan de su desobediencia y se rindan al Señor reconociendo la autoridad que Él tiene sobre la humanidad.

El propósito es que “toda rodilla se doble delante del Señor y confiese que Él es el Señor”. Por esta misericordia hace milagros en personas que no conocen nada de la Palabra de Dios, Él espera que los que lo conocemos obedezcamos, para darnos toda clase de bendiciones.

 

1- Ser parte de su pueblo.

¡Una de las bendiciones más grandes es sentirse parte del pueblo de Dios! es sentirse incluido en la familia de Dios (Deuteronomio 28:9-10).

Porque dice la Biblia también que hemos sido adoptados a través de ese espíritu de adopción, mediante el cual clamamos: ¡Abba Padre! (1 Juan 3:1)

Pero esta bendición debe ser valorada y anhelada. Este privilegio de pertenecer le llevó a Moisés a ser levantado como el gran líder del pueblo de Dios. (Hebreos 11:24 -27). La bendición de pertenecer al pueblo de Dios, hizo que rechazara los privilegios de vivir en el palacio del Rey de Egipto y tenía la mirada puesta en una bendición más grande. Lo mejor era pertenecer al pueblo de Dios. Con razón Abraham tenía tanta revelación, porque dejo la casa de sus parientes para ser parte del proyecto de Dios. Es tal vez una de las bendiciones más grandes que una persona puede tener, ser parte de un pueblo especial, formado por todos aquellos que hemos creído en Cristo Jesús como Salvador y Señor de nuestra vida, valore el ser parte de la familia de Dios. (1 de Pedro 2: 9-10).

La historia de Rut, una viuda joven que permanece leal a su suegra. (Rut 1: 14 – 17). El nombre de Rut quedó grabado con letras de oro en la genealogía de Jesús, al ser la bisabuela del rey David (Mateo 1:5-6). Así que a través de ella vino el Cristo, ¡el Ungido de Dios!

 

2- Bendiciones materiales.

Lo que debemos entender es que Dios no tiene ningún problema de bendecirnos materialmente, la cuestión es que las cosas materiales atrapan la mente del ser humano y lo llegan a obsesionar. De tal manera puede llegar a constituirse en un dios dice la Biblia, y no se puede servir a dos señores porque terminará odiando a Dios por el amor desmedido por lo material. Es por ello que debemos pedir sabiduría, porque cuando hay obediencia a la Palabra de Dios, vendrá inexorablemente la bendición económica, y es aquí donde el hombre o la mujer de Dios debe tener principios claros para practicar. (Deuteronomio 28: 11 – 12).

El profeta Malaquías 3:9 habla que el pueblo de Israel estaba en maldición económica por no ser generosos con Dios, pero allí mismo les invita para poder traer los diezmos, Dios abriría las ventanas de los cielos, derramando bendición hasta que sobreabunde.

Así que estas promesas son válidas para nosotros, pero nunca olvidemos el principio rector de toda la vida espiritual. El principio del amor debe dirigir toda nuestra vida espiritual. “Amar es Dar” dice el Señor en Juan 3:16. Dar nos hace realmente libres, mientras que acaparar nos hace prisioneros. “Dar nos regresa las bendiciones”

Cuando aprendemos a dar a Dios por sobre todas las cosas, las bendiciones se multiplicarán, es lo que dice Jesús, dar de lo emocional, dar de lo material a Dios es la máxima expresión de amor por Dios y la bendición está asegurada. (Mateo 19:29)

 

3-  La bendición de ser cabeza y no cola.

Si obedeces los mandamientos del Señor te levantará tarde o temprano como líder. Y en este sentido José es siempre ejemplo de obedecer a pesar de ser cola, pero lentamente Dios le puso como cabeza. (Deuteronomio 28:13-14) El liderazgo sano y sabio en lo poco, hace que Dios te ponga en lo mucho.

También el siervo de Moisés, Josué es ejemplo hasta levantarse como cabeza, de esta manera debemos entender esta bendición que Dios desea darnos.

Esta bendición tiene un proceso, pero es una meta a realizar, pues es la voluntad de Dios para nuestras vidas, y no claudicar, ni desanimarnos en la preparación para ser cabeza, no tener conformismo. Tal vez hay personas que se sienten que son cola en este momento, pero la voluntad de Dios es que, si obedeces, entres en un proceso de aprendizaje y liberación y llegues a ser cabeza.

Eliseo tomó el manto de su maestro Elías, que dejó al partir, golpeó las aguas del rio Jordán y clamó “¿Dónde está el Dios de Elías?” y el liderazgo de Eliseo cambió para siempre. En esta generación el Dios que levantó a Eliseo, clama en el cielo diciendo: “¿dónde están mis Elíseos?” personas que se dejen moldear, que se pongan en obediencia para ser procesados y lleguen así a recibir esa bendición de ser cabeza e influencien para bien esta generación. Una de las grandes bendiciones está en el hecho que el líder no nace sino se hace, y esto es parte de la voluntad de Dios. Esta es una de las mayores bendiciones que puedes recibir pues tiene que ver con la felicidad misma, de cumplir el propósito para lo cual fuimos creados.

Pastor Guillermo Decena

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