Carta del obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez: “Trabajar con vocación”

Estamos transitando el tiempo ordinario o común. El texto de este domingo (Mc 1, 29-39) nos muestra al Señor ejerciendo su misión habitual con su Palabra y con sus gestos: «Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo…, le dijeron: “todos te andan buscando”. Él les respondió: “vayamos a otra parte, a predicar en las poblaciones vecinas”» (37-39).

 

Al iniciar el año es importante que todos los bautizados entendamos la necesidad de vivir nuestra vocación y misión. «Vocación» significa llamado de Dios. Nuestro tiempo, que se caracteriza por acentuar el secularismo, o sea una sociedad sin Dios, tiene dificultad para comprender la vida desde la vocación, desde la misión que Dios nos encomienda a cada uno.

 

Es cierto que cuando hablamos de vocación, en general entendemos casi exclusivamente que se trata del llamado al sacerdocio o a la vida consagrada, pero en realidad todos tenemos una vocación. Lamentablemente la vida contemporánea, entre tantas dificultades y circunstancias, lleva muchas veces a trabajar o estudiar solo pensando en una salida laboral o bien, dados los contextos, simplemente «en lo que se pueda», sin tener suficientemente en cuenta las capacidades personales.

 

Es triste encontrarse con profesionales o dirigentes sociales, docentes, abogados, políticos, sindicalistas…, que ejercen una tarea o función sin tener ninguna vocación que los mueva. Cuando pasa esto, ellos mismos terminan no siendo felices con lo que hacen o muchas veces lo hacen mal o solo buscan rédito económico, o bien obtener alguna forma de poder o, peor aún, no sirven a los demás, sino que se sirven de lo que hacen solo para su propio beneficio.

 

La vocación específica de cada uno, cuando se orienta al servicio, nos plenifica. Los cristianos entendemos que la vocación es un llamado de Dios, e implica siempre una misión. Toda tarea hecha con vocación debe servir al bien común. Hoy más que nunca necesitamos gente con vocación y con la comprensión de que cada vida está cargada de sentido y tiene razón de ser.

 

Entre las diversas vocaciones, desde ya que debemos interesarnos por las vocaciones sacerdotales, especialmente considerando la necesidad que hay de más sacerdotes en nuestras comunidades. El mismo Señor nos invitó a orar por esto, ya que los obreros son pocos y la mies o el trabajo es mucho. En este sentido debemos agradecer a Dios el camino que vamos realizando con nuestro Seminario «Santo Cura de Ars». En pocos días iniciaremos las actividades con nuestros seminaristas.

 

Tres de ellos realizaron durante enero el mes de ejercicios ignacianos en el Monasterio en San Isidro, en el tiempo inicial de la etapa teológica en su formación. El próximo sábado 20 de febrero celebraremos la Misa de inicio del año en nuestro Seminario. Allí ingresarán varios jóvenes que se incorporan al camino de formación sacerdotal provenientes de las distintas diócesis de la provincia.

 

Este año dos seminaristas estarán cursando el cuarto año de teología, completando de esta manera todas las etapas de formación y, con la esperanza de contar próximamente con nuevos sacerdotes. Conocemos el cariño y cercanía de nuestra gente por las vocaciones y los seminaristas. Este es uno de los temas claves en orden al futuro de la evangelización. La oración y las diversas maneras de colaboración serán indispensables para implementar estos propósitos pastorales.

 

Quiero agradecer todo lo vivido en un año tan raro como fue el 2020. La pandemia nos exigió adaptarnos y buscar nuevas formas para evangelizar Fue sorprendente cómo pudimos seguir anunciando el Evangelio a través de diversos caminos. En este 2021 que hemos iniciado, probablemente sigamos igual que el año pasado en varias cosas ya que la pandemia sigue las vacunas tan esperadas lamentablemente ingresan a un ritmo que nos va mostrando que esto va para largo.

 

Ante las dificultades y desafíos debemos redoblar nuestra oración y vivir con intensidad nuestra vocación. Esto nos permitirá potenciarnos en la esperanza y nos ayudará a poner más empeño en los que Dios nos pide.

 

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

 

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