El director de Seguridad Acuática de Misiones, Franco Bacigalupi, lamentó la muerte de los tres hermanitos Guillén, ocurrida en la localidad de Wanda, el domingo último, mientras buscaban el frescor de las aguas del río Paraná en medio del intenso calor. Para el experto, este tipo de situaciones se dan mucho en el interior de la provincia por una cuestión cultural, cuando los vecinos acuden a lugares donde iban junto a su familia, ya sea en un arroyo o laguna de alguna chacra como en la costa del río.
Franco Bacigalupi. Radio Libertad
“Lamentablemente tenemos que entender que los niños tienen que estar bajo la tutela de algún adulto responsable y tener mucho cuidado. El medio acuático es muy peligroso, en un segundo uno pierde el equilibrio, traga agua y es una muerte silenciosa. El ahogado si tiene suerte pega un grito y se le escucha, si no, no se escucha, directamente desaparecen y lamentablemente pasa esto”, indicó.
Bacigalupi recordó que en Misiones está vigente la ley de Seguridad Acuática pero que son pocos los municipios que están adheridos a la norma que regula y reglamenta la presencia de guardavidas en playas y piletas y la habilitación de zonas aptas para el baño.
“Los lugares que por ahí hoy están utilizando que no están habilitados o que no tienen seguridad, capaz que no están aptos realmente. Hablo de la superficie de la costa, como dentro del agua, eso es lo que tenemos que entender. En Posadas no se nota tanto lo que corre el río, pero más arriba es impresionante, es alevoso. Uno se tira y hace un metro en menos de un segundo”, describió.
En ese sentido, el funcionario provincial apuntó que el río es el mismo pero que hubo cambios en los lugares o situaciones que lo rodean y puso como ejemplo a Posadas, donde el agua no corre con tanta intensidad, pero si cambió su fondo.
“Se modifican mucho los lugares por inundaciones, crecidas. Se metían cuando estaba más bajo el volumen del río, entonces era normal entrar, pero subió el río y esos metros se volvieron en profundidad”, remarcó.
Para Bacigalupi, uno de los problemas es la confianza que los bañistas creen tener por lugares que conocieron en el pasado.
“Creemos que tenemos una capacidad de poder manejarnos libremente, no nos damos cuenta que en el medio acuático, un calambre o algún mal movimiento ya no da mayores posibilidades de salvar la vida”, añadió.