“Misionerismo: nuestro lugar donde hacer algo por el otro”, por Fernando Rosa

 

A todos nos llega ese momento en que necesariamente sentís que necesitas hacer algo por el otro, te das cuenta que no podes ser feliz solo, que los logros no son personales y que siempre hay gente acompañándote.

Desde chico fui aprendiendo esto, cuando con sólo 3 meses de vida se me presentó un camino lleno de médicos, cirugías y hospitales. Muchas vigilias e internaciones interminables donde descubrí en el humor y en la risa el mejor de los calmantes, lo que hizo llevaderas mis recuperaciones, lograr caminar y salir adelante.

Pero yo no reía solo, tampoco solo hubiera podido ni siquiera levantarme, en cada paso que empecé a dar y que doy sé que está Dios, mi familia, el trabajo de muchos profesionales de la salud, incluso gente anónima que alguna vez donó su sangre. No podes ser feliz solo.

¿Y yo que sabía hacer, que podía hacer siendo tan pequeño en esos ambientes hostiles cargados de tristeza? Aprendí a reír, a hacer reír, alegrar y alegrarme y desde ese momento dedico mis energías a eso, transformar el estado de ánimo de las personas, regalarle un espacio de alegría combatiendo, humildemente y siempre en desventaja, a las grandes maquinarias de producir y reproducir la tristeza que siempre aparecen en primera plana.

Y ahora me pregunto lo mismo siendo bastante más grande ¿Qué más puedo hacer? Porque con la risa te cambio el ánimo, transformo tu humor pero eso dura unos instantes y sin restarle importancia al humor porque tener muy buen humor te hace salir adelante, la herramienta que acompaña a eso siento que es la acción política, es la única que puede lograr cambios que en el transcurso del tiempo sean perdurables.

Pero insisto, nunca haces nada solo, eso también me lo enseño la universidad pública donde di mis primeros pasos en la política durante mi carrera de Comunicación Social, allí me enseñaron a forjar amistades fuertes a partir del trabajo en conjunto e hicimos grandes cosas para nuestra carrera.

De eso se trata, de hacer, estar en movimiento, no quedarse inmóvil ante una situación. Pero no hacer por hacer, sino tener una planificación, un proyecto, un plan de obra. Como en el teatro, otra actividad que despierta en mí un gran amor.

En el teatro tenemos un plan, una obra que queremos llevar adelante, sabemos de dónde partimos y a donde queremos llegar. Los actores confiamos en la visión de un director que nos conduce pero siendo protagonistas y conscientes que nuestras acciones son las que llevan adelante el buen destino o no de la obra.

Y cuando veo en la Renovación recuperar el Misionerismo, siento un llamado a gritos porque es poner en valor nuestra historia, historia rica de luchadores, de insistidores, de ante la adversidad poder salir adelante. Ese grito lo siento propio y me llama a la acción.

La dirección es clara, la visión de hacia dónde ir nos la viene señalando el Ingeniero Carlos Rovira quien en su momento habrá sentido esto también, que solo no se puede hacer nada. Lo imagino en ese momento primigenio en el que tuvo la visión de convocar a personas de distintos sectores para formar un partido provincial, un espacio que exprese los valores de los misioneros, que trabaje en sus intereses en busca de cumplir el sueño de que seamos todos un poco más felices.

Y este espacio de la Renovación, siempre abierto, hoy me recibe y me siento agradecido porque un amigo me permite acompañarlo, el Licenciado Hugo Passalacqua, cuando le comento de mi necesidad de aportar al Misionerismo me impulsa y me da confianza, realmente estoy agradecido por eso porque con él es un aprendizaje constante.

Y acá estamos iniciando este 2021 con todas las energías para aportar desde mi lugar al Misionerismo. Que la Renovación toma sus ideas con fuerza porque mucho tiempo fue acallado, era más fácil someter a un pueblo que no sienta su tierra, que no sepa su historia y que no sienta el orgullo de pertenecer a un lugar. Por eso molesta a quienes ostentan ideas de otros lugares y nos ningunean. Pero el Misionerismo llegó para quedarse porque sin dudas es el que mejor sabe comprender y realizar lo que necesitamos los misioneros y es ahí donde siento que me llama, algo dentro de mí resuena.

Como quedarme indiferente a esto, un pueblo que recupera su voz, recupera su orgullo, su confianza de saberse participe y forjador de su propio destino. Entonces entendí que el Misionerismo es eso, recuperar la identidad y fortalecer nuestra autoestima para poder decidir por nosotros mismos que queremos para nuestra provincia y esa voz ya no podemos dejar callar.

Observá nuestra provincia y vas a notar que ha sido bendecida con la biodiversidad de su selva, tan generosa ella que nos brinda todo en variedad y por eso debemos nosotros los misioneros defenderla y si miras un poquito más abajo, ahí nomás debajo las incontables aguas que la alimentan.

Así que te tengo buenas noticias, sentite afortunado de ser misionero, de haber nacido en este suelo porque toda esta riqueza que tenemos hoy en día ya es codiciada y mirada con recelo.

Y acá aparecemos nosotros como protagonistas, ya no mirando desde afuera, tenemos un papel principal nosotros los misioneros, que con paciencia y sabiduría supimos observar y analizar la situación que muchas veces se nos presentó difícil y de igual manera acá estamos sobreponiéndonos.

Somos una provincia joven, con muchos jóvenes, eso es de un gran valor porque nos permite implementar políticas innovadoras que son punta de lanza en el país (Escuela de Robótica, Silicon Misiones, Ministerio de cambio climático por mencionar unos ejemplos).

Nuestro gen misionero ya no puedo ser borrado ni olvidado, pero también depende de vos recordarlo, mantenerlo y defenderlo. Hacer prender con fuerza esta idea de poner en valor lo misionero, todos juntos, sí todos juntos porque si hay algo que tiene el misionero es un profundo sentimiento de comunidad, que viene de nuestros ancestros y traspasa sus fronteras, porque existe antes que ellas.

El misionerismo pone en valor a la familia y no corta esos lazos sino que los fortalece, el misionero habla con amor de sus parientes de Paraguay o de Brasil por sólo dar unos ejemplos palpables y si no se reúnen con ellos los tiene presente día a día en sus sonidos, en sus sabores, en sus cantares, en su lenguaje. Y nomas te menciono dos culturas de esta multiculturalidad que nos constituye como misioneros y que en su historia de inmigrantes nos volvimos diversos y lo diverso nos une en este gen misionero.

Y es que el cuerpo tiene memoria por eso creo que despierta en mí este entusiasmo cuando aparece nuevamente esta palabra, Misionerismo, para los misioneros.

No podes ser feliz solo, insisto, te lo recuerdo y el Misionerismo nos convoca a aunar los esfuerzos y realizar ese sueño que es nuestro, bien nuestro, merecidamente nuestro, habitar este suelo en paz, esta tierra sin mal, todos los misioneros.

Por: Lic. Fernando Rosa

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas