Jote Cabeza Colorado, un «agente sanitario» de la Selva Misionera

Bastante menos abundante que el Jote Cabeza Negra y con una distribución más bien vinculada a los ambientes boscosos y selváticos, el Jote Cabeza Colorada (Cathartes aura) se distribuye desde el sudoeste de Canadá hasta Tierra del Fuego, presentando varias subespecies reconocidas a lo largo del continente.

 

 

A través de una alianza con Aves Argentinas, la centenaria organización ambientalista que impulsa su Programa Bosque Atlántico, compartimos en forma semanal algunos de los secretos sobre la biodiversidad de las especies de aves del país, y de nuestra Maravilla Natural Argentina, la Selva Misionera. Exclusivo de Misiones Online.

 

En esta oportunidad, te contamos de una especie que tiene un rol importante en el ecosistema de la selva misionera.

 

Las características de la familia Cathartidae, que incluye a los Cóndores y Jotes, mal llamados “buitres del nuevo mundo” fueron ampliamente comentadas en la nota donde presentamos al ya mencionado Jote Cabeza Negra o “cuervo” .

 

En el artículo detallamos sus particulares adaptaciones para el consumo casi exclusivo de carroña, que los convierte en piezas fundamentales del equilibrio sanitario de los ambientes naturales, ya que al consumir cadáveres eliminan a través de su tracto digestivo, bacterias y otros microorganismos que pueden ser altamente nocivos para el resto de los seres vivos, incluido el hombre.

Foto: Gabriel Moresco

Entre los Jotes, aquellos que integran el género Cathartes, son los que tienen mayor desarrollo del sentido del olfato (uno de los sensibles  entre las aves). Este le confiere el destacadísimo rol de agente sanitario dentro de las selvas y bosques.

 

A diferencia del Jote Cabeza Negra, no es de hábitos gregarios ni frecuenta las áreas urbanas y suburbanas. Su presencia es habitual en selvas y bosques del nordeste de nuestro país y en zonas abiertas contiguas. Sobrevuela el dosel de la vegetación, en forma solitaria o bien algunos individuos próximos entre sí, con las alas ligeramente levantadas hacia arriba como en forma de V, y que son batidas con lentitud luego de planeos prolongados.

 

Foto: Gabriel Moresco.

 

En áreas abiertas como pastizales y bañados, suele desplazarse muy cerca del suelo. Pueden juntarse numerosos individuos en un dormidero o sitio de descanso comunal, que incluso pueden compartir con otros jotes, como ser árboles secos y expuestos en terrenos elevados o costas de arroyos y ríos. Aprovecha también las corrientes térmicas en las horas más calurosas del día, para elevarse a considerable altura, lo que le permite desplazarse largas distancias con bajo costo energético.

 

Como se ha dicho su dieta está especializada, y consume carroña de animales silvestres muertos o sus despojos tanto dentro y bajo la vegetación como en sitios abiertos, incluyendo mamíferos y grandes reptiles, ocasionalmente aves y presas menores. También se ha documentado que ingiere frutos de algunas especies de palmeras. Aprovecha los animales silvestres y los domésticos menores como perros y gatos, atropellados en las rutas, y también en áreas quemadas. En términos generales, no consume carroña de ganado doméstico mayor.

 

y la hembra son similares, y miden entre 55 y 70 cm de largo, con una envergadura de unos 175 – 180 cm, y su peso oscila entre 850 y casi 2 kg. Su plumaje que parece verse como negro, es pardo negruzco uniforme, con la cabeza y parte superior del cuello desprovistas de plumas y con la piel de un intenso color rojo.

 

En la forma que habita el norte argentino, presenta un semicollar nucal de llamativo color blanco, a veces con algo de celeste. Sus patas se ven blancuzcas. En vuelo o planeando, se observa visto por ventral el color grisáceo de las remeras (plumas de vuelo de las alas) que contrastan con el color casi negro de las tapadas alares. Esta característica, permite además diferenciarlos a la distancia de las otras especies afines del género Cathartes.  Los juveniles se ven más parduzcos aún, y presentan la piel desnuda de la cabeza y cuello, de color negruzco.

 

Foto: Alejandro Di Giácomo

 

Anida en forma solitaria, y puede hacerlo en el suelo dentro de la selva o bosque, o en huecos de árboles grandes, y aún entre piedras en áreas serranas, siempre en sitios bien protegidos. Los huevos en número de dos, son depositados directamente sobre la superficie del sitio, sin aportes de material alguno. La coloración es blanca, a veces levemente cremosa, con manchas y pintas castañas, grises y violáceas, más agrupadas y densas en el polo mayor. La incubación demanda entre 38 y 40 días, y los pichones que nacen cubiertos por un denso plumón blanco ya ausente en cabeza y cuello,  y permanecen hasta 80 días en el sitio del nido. Son alimentados por regurgitación, y en caso de peligro, suelen vomitar ante un intruso o potencial predador el contenido del estómago, que resulta muy nauseabundo y desagradable.

Foto: Damián Lozano

 

Al tratarse de un carroñero, el Jote Cabeza Colorada, al igual que los otros miembros de su familia y los Buitres de Europa y Asia, cumplen una función de vital importancia en la naturaleza, actuando como ya se comentó a modo de agentes sanitarios del medio ambiente. Si bien, los jotes en general no presentan problemas de conservación, resultan muchas veces injustamente perseguidos y hasta muertos por ignorancia o falsos prejuicios, incluso pueden ser víctimas de envenenamientos masivos intencionales, al consumir carroña tratada ex profeso para su persecución.

 

 

Por Dante Gabriel Moresco, con la colaboración de Alejandro Di Giácomo / Aves Argentinas

 

Foto de Portada: Damián Lozano

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