Una de cada cinco personas utilizaría tecnología para mejorar su capacidad intelectual

El dato surge de una encuesta realizada a 14.500 adultos en 16 países para conocer las intenciones de mejorar la capacidad intelectual asociada al uso de tecnología.

 

Una de cada cinco personas (22%) optaría por mejorar su inteligencia o su capacidad intelectual con la ayuda de la tecnología si tuvieran la posibilidad de hacerlo. Además, 52% de los usuarios consideran que es “completamente” o “bastante” aceptable utilizar técnicas de este tipo para mejorar la capacidad de aprendizaje de los niños en etapa escolar. A esta conclusión se llegó en una encuesta difundida por Kaspersky donde se analizó esta tendencia.

 

El trabajo de campo de este estudio fue realizado por Opinium Research entre el 9 y el 27 de julio de 2020. Opinium realizó una encuesta a 14.500 adultos en 16 países: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Marruecos, los Países Bajos, Portugal, el Reino Unido, la República Checa, Rumanía y Suiza.

 

El interés por aumentar la capacidad cerebral es más alto entre las personas de 18 a 34 años de edad (27%); disminuye a 22% entre la población de 35 a 54 años y cae a 17% para las personas mayores de 55 años.

 

El estudio develó también que el 63% consideraría la posibilidad de optimizar su cuerpo con tecnología para mejorarlo, ya sea de forma permanente o temporal.

 

Algunos encuestados incluso expresaron el deseo de conectar teléfonos inteligentes a sus cuerpos y casi la mitad de las personas consultadas (49%) cree que es “completamente” o “mayormente” aceptable aprovechar esta tendencia, denominada Human Augmentation para hacer que las personas sean más inteligentes en general.

 

Tecnología para optimizar las capacidades humanas

 

Se conoce como Human Augmentation a la optimización del cuerpo o las capacidades humanas mediante el uso de tecnología. Esto que suena tan futurista no está tan lejano en el tiempo. De hecho existen hace tiempo una variedad de implantes con estos propósitos. Quienes emplean tecnología para modificar su cuerpo suelen ser descriptos como cyborgs y algunos podrían incluir esta tendencia dentro del transhumanismo, aunque esto último es parte de un concepto más amplio.

 

Los exoesqueletos son un claro ejemplo. Se trata de suerte de armaduras con una estructura mecánica que el usuario emplea como si fuera un traje para obtener mayor fuerza y resistencia. Puede ser de gran utilidad en entornos industriales para levantar peso sin dañar el cuerpo.

 

Existen otros tipos de implantes para optimizar y obtener nuevos sentidos. Es el caso de los sensores sísmicos que permiten sentir las vibraciones de la Tierra en el cuerpo. La coreógrafa y cofundadora de la Fundación Cyborg, Moon Rivas, por ejemplo, durante mucho tiempo tuvo sensores sísmicos en los pies e hizo representaciones basadas en esas percepciones.

Neil Harbisson, músico y también cofundador de esa asociación, tiene una antena en la cabeza que le permite oír los colores. Con esta tecnología pudo compensar la acromatopsia que tiene, una anomalía en la visión que impide ver la diversidad de los colores.

 

Elon Musk viene trabajando hace unos años en un ambicioso proyecto para crear una interfaz cerebro-computadora. La idea detrás de esta iniciativa es encontrar formas de optimizar el funcionamiento humano así como ayudar a personas con distintos tipos de daño neurológico a mejorar su estilo de vida. Con esta idea, el fundador de Tesla y Space X creó hace unos años la empresa Neuralink.

 

Este 28 de agosto, Musk mostró los resultados de experiencias realizadas en cerdos a los cuales se les implantaron chips en el cerebro. Los chips, bautizados como Link VO.9, son dispositivos de unos 8 milímetros de diámetro, con miles de electrodos conectados a hilos flexibles, cuyo grosor es menor al de un cabello humano y que son capaces de monitorear la actividad de las neuronas.

 

Los riesgos de ciberseguridad

 

Esta tendencia despierta cuestionamientos vinculados a la salud y la ética. ¿Es seguro? ¿Es adecuado permitir que se optimice las capacidades intelectuales de algunas personas? ¿Generaría esto una mayor brecha digital, social y económica? Son varias las preguntas en torno a esta temática que, sin dudas se pueden responder teniendo en cuenta una multiplicidad de factores. Difícilmente haya una respuesta correcta. Lo más probable es que a medida que avance vayan a surgir nuevas definiciones, medidas o incluso regulaciones para asegurar que se cuide la salud o se evalúe cómo debería ser el alcance de este tipo de intervenciones.

 

La mayoría de los encuestados dijeron que desean que se avance con el Human Augmentation por el bien de la humanidad, y más de la mitad (el 53%) afirma que debería utilizarse para mejorar la calidad de vida.

 

Otro punto a tener en cuenta son las medidas de cuidado para evitar ser víctimas de hackeos. “La seguridad será una preocupación clave a medida que se desarrolle el Human Augmentation. Existe el riesgo de que esta tecnología avance fuera del control de los gobiernos u otros organismos reguladores, lo que es potencialmente peligroso para la humanidad. Es algo a lo que debemos prestar mucha atención a medida que se desarrolla”, destacó Marco Preuss, director del Equipo de Investigación y Análisis para Europa en para Kaspersky, en un comunicado.

 

Desde esta consultora se está investigando cómo los chips implantados en el cerebro podían ser utilizados por actores maliciosos para hackear y luego explotar la memoria de una persona. “El aumento del cerebro abre una gama verdaderamente asombrosa de potenciales amenazas cibernéticas”, analizó Preuss.

 

Fuente: Infobae

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