La obra fue grabada en 2018 en el prestigioso Estudio El Pie (de Alejandro Lerner), y «tras atravesar algunas etapas necesarias», hoy se pone a disposición del público tanto en formato CD como en plataformas digitales. El álbum contiene diez canciones, todas compuestas por Benítez en los últimos años, en las que es posible hallar diversas vertientes del género que nació en los algodonales del sur de los Estados Unidos, y que en Argentina tuvo y tiene grandes cultores como Manal, Pappo o la Mississippi Blues Band.
En la conjunción de estilos, Benítez transita amenamente entre la tradición y la modernidad, dando lugar al rock and roll, la balada, reminiscencias al country y una notoria influencia del booggie.
Además de la excelencia del sonido, un acierto fundamental del disco estuvo en la selección de músicos: Marcelo Pérez en teclados, Maxi Chávez en armónica y Marcelo Móttola en batería.
La producción del disco recayó en el reconocido ingeniero de sonido Daniel De Vita , quien además, al igual que Cristian Benítez, es guitarrista y cantante de blues.
El tema que da nombre al disco presenta el clima general del disco, fresco y alegre, y destaca el poderío de la armónica y la solidez en las bases de bajo y batería. “Mi vieja y yo, escuchamos todo el día blues en el comedor” clama un estribillo colorido y describe una escena cotidiana. Loco por vos eleva el pulso y evoca al clásico Ruta 66, frenesí que comparte con Don Juan, una pieza que contó con la participación del emblemático guitarrista bonaerense Rafael Nasta, “Nasta Súper”.
La marea rítmica del álbum abraza la calma con Perdidamente, una balada rockera y melosa, de pegadiza melodía y un logrado solo de guitarra. El piano de Marcelo Pérez descolla en “Qué voy a hacer”, donde el trabajo coral de los músicos también cobra protagonismo.
En “Boggie y bebidas”, una de las primeras composiciones propias de Benítez, recrea un ambiente de bar y adrenalina, reflejado incluso en la letra (“sábado de insomnio acosa mi vida”) y la gravedad de la armónica que Maxi Chávez ejecuta con gran prestancia y estilo.
Otro punto alto de Blues en el comedor es la reflexiva “Contaminación Humana”, grabada especialmente con la voz de Gabriel Gratzer, un guitarrista y cantante argentino de country blues, distinguido como Embajador Argentino del Blues en el Mundo. Esta pieza invoca a la mejor atmósfera de Manal, con una lírica que recuerda a Una casa con diez pinos.
Muy pronto, en las redes sociales del artista misionero, el público encontrará la información necesaria para disfrutar del disco tanto en su formato físico como digital.
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