El Tribunal Penal 2 de Posadas encomendó un nuevo examen psiquiátrico al hombre acusado de abusar sexualmente y reducir a la esclavitud a su hija por más de 20 años en el barrio Villa Cabello de Posadas. La Justicia busca determinar si el acusado está en sus cabales, antes de enfrentar el debate en juicio oral.
Dicho enjuiciamiento tenía previsto realizarse entre los días 10 y 11 de septiembre pasado, pero los jueces del Tribunal decidieron requerir un nuevo estudio de su estado mental. En el informe elevado al Tribunal Penal, el Gabinete Multidisciplinario del Cuerpo Médico Forense, del Poder Judicial de Misiones, determinó que Héctor «Chinoco» Boo (59 años), “presenta una falta de capacidad para responder penalmente por la eventual comisión del delito” y recomendó que el hombre reciba tratamiento psiquiátrico.
Es por ello, que los jueces del Tribunal juzgado solicitaron una junta médica psiquiátrica para determinar para la imputabilidad o no de sus actos.
Se trata de una ampliación del informe recibido por los integrantes del Cuerpo Médico Forense, cuyas conclusiones aguardan los jueces para tomar una determinación del proceso penal en contra del imputado.
En el caso de que la junta médicas psiquiátrica dictamine la ininmputabilidad del hombre, la Justicia deberá ordenar su alojamiento en la nueva Unidad de Salud especialmente construida para internos de este tipo y emplazada dentro del predio del hospital Ramón Carrillo.
La casa del horror y el largo calvario
El hombre fue detenido en el 2014, luego de que su hija escapara del encierro y lo denunciara por haber abusado sexualmente de ella durante 23 años. La mujer que en ese momento tenía 35 años –pesaba 39 kilos y con un alto grado de desnutrición- relató el horror y la serie de vejámenes que sufrió pro más de dos décadas en una vivienda de Villa Cabello. Manifestó que todo ese tiempo fue violada por su padre, encerrada y sometida a la esclavitud desde niña.
Además recibía reiteradas golpizas de su progenitor y muchas veces le dejaba sin comer, castigo. En ocasiones, se alimentaba cuando salía de la casa y mendigaba en el barrio.
En su relato ante la Justicia, la mujer sostuvo que su madre abandonó el hogar cuando ella tenía 2 años, porque su padre la golpeaba. Dijo que a los 12 años su progenitor abusó de ella por primera vez, hechos que se sucedieron en el tiempo. Todo ocurrió en la casa de su abuela paterna, que para ella fue considerada como su madre y que no le podía contar los sometimientos que sufría de su padre, porque la amenazaba de muerte. Después que murió su abuela, el calvario de agudizó, a través de los abusos, servidumbre, encierro y golpizas.
Un hombre violento e intimidante
Al hombre lo acusan del delito de “Abuso sexual con acceso carnal agravado, en concurso real, con reducción a la servidumbre”.
El criminal fue descripto como un personaje violento e intimidante, con sus casi dos metros de altura. Siempre haciendo uso de la fuerza, adosada con insultos, durante 23 años tuvo como esclava sexual a su hija.
Los vecinos del sector de Villa Cabello donde reside la víctima (López y Planes casi Eva Perón) siempre escuchaban los malos tratos de Chinoco para con su hija. El hombre hasta le impedía salir a la calle.
El 21 de julio de 2014, ante una nueva agresión de Boo, intercedió una vecina, quien llamó al 911. El acusado terminó preso por violencia doméstica.
Pero no volvió a salir, porque su hija se animó a vencer al miedo y decidió contar su desgarradora historia. Detalló los golpes, los improperios y las violaciones que sufría de manera constante. La mujer, como secuela, empezó a sufrir ataques similares a la epilepsia.
Además, cuando la Policía la asistió, tenía un cuadro de desnutrición. Debió recibir atención médica y psicológica para empezar a salir del trauma.
Desde el inicio de la causa Chinoco es asistido por una Defensoría Oficial, que decidió no apelar la prisión preventiva, que le dictaron en septiembre de 2014, ante el cúmulo de evidencias que había en contra del imputado.
La víctima contó en su denuncia que ella fue criada por su abuela paterna, pero cuando esta falleció, Boo impuso “su ley” en la casa. Entonces, la que era una jovencita normal, con proyectos y esperanza, terminó convertida en la esclava de su padre alcohólico y violento.
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