La responsabilidad social y confesional de las iglesias frente al fenómeno migratorio

 

Sabemos que Jesús fue un migrante  forzado, lo tenemos claro los que confesamos fe en Dios desde el cristianismo y seguramente desde otras religiones hay referencias parecidas, en San Mateo 2:13-15 hay una referencia clara:

“Cuando ya los sabios se habían ido,  un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes buscará al niño para matarlo»”.

Las cartas pastorales en la diáspora  de Pedro y Timoteo hacen lo propio, incluso para el nacimiento de Jesús, el viaje a Belén de María y José; al no conseguir lugares dignos, les toco aceptar el lugar donde comían las bestias lo que conocemos como el pesebre, allí nace Jesús, los otros ocupaban el mesón y las habitaciones adecuadas. De lo anterior se desprende  que las dificultades para los viajeros y migrantes con pocos recursos son desde siempre; antes de Jesús en el antiguo testamento también hay referencias de pueblos migrantes asistidos y guiados por Dios. Cabría hacernos una pregunta para los momentos actuales.

 

¿Qué haría Dios hoy con los migrantes?

 

Para los creyentes, la biblia es una guía vertical, en este sentido las iglesias han contraído el peso de la responsabilidad de alzar la voz y poner las manos al servicio de los más necesitados, algunas iglesias cristianas, han desarrollados instituciones para que hagan de manera  laica el trabajo de prestar apoyo a los migrantes y algunas intervienen directamente con sus propios ministros e infraestructura, así por ejemplo la Iglesia Luterana tiene a la  Comisión Argentina para Refugiados y migrantes, los Adventistas tienen Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales, la Iglesia Católica tiene a CARITAS y  los Jesuitas tienen una pastoral importante en varios países donde no solo brindan auxilios de atención y refugio, sino que hacen abordajes más profundos, los Mormones en Brasil tienen asistencia directa dentro del programa de interiorización que lleva el estado con varias organizaciones.

 

En Misiones y Corrientes, como en otras partes de Argentina los migrantes forman una franja invisible a las gestiones sociales  del gobierno, las medidas de ayudas sociales tomadas durante el tiempo transcurrido de pandemia no llegaron a los migrantes por múltiples razones. Esta población tiene fragilidades extremas que son imposibles de cubrir por sus propios medios por lo que obligatoriamente recurren a organizaciones filantrópicas o comunidades de Fe para solicitar auxilio.

 

La Congregación San Pedro de la Iglesia Luterana se encuentra en la ciudad de Posadas, en los primeros meses del 2018, conoció con detalles la situación de la migración venezolana y la tendencia a convertirse en una situación compleja a nivel regional, su acto de responsabilidad consistió en poner sus recursos de infraestructuras y económicos a través de la Pastoral para Migrantes y Refugiados, dentro del programa de atención para migrantes y refugiados, pero al ser llamados por la necesidad de los migrantes, avanzó por la provincia de Misiones y Corrientes en vínculo con la Parroquia Olaus Petri en Oberá, haciendo asistencia directa, acompañamiento y contención a un número importante de familias migrantes, hoy sigue siendo en la región el programa más grande de una comunidad  de fe para la atención a los migrantes.

 

La Iglesia adventista  del Chaco también tiene un fuerte compromiso social, en ese sentido ha hecho intervenciones en Resistencia y Corrientes, con asistencia directa a cargo del Señor Gabriel Alegre quien es un miembro comprometido de esta iglesia y con sensibilidad visible por las personas migrantes.

 

Otras iglesias y congregaciones de la región atienden a quienes les tocado sus puertas, pero es la Luterana quienes han ofrecido programas elaborados de atención, contención, acompañamiento y ha expresado publica y notoriamente su compromiso social con el fenómeno de la migración en estas provincias.

 

Las  comunidades de fe son un símbolo de esperanza, escuchan el clamor y no deben quedarse  en la comodidad, su naturaleza filantrópica ha de estar delante de las otras necesidades formales y materiales, tomemos en  cuenta además la diversidad de confesiones que pueden venir en la migración, hay que apartarse de cualquier diferencia por credo o proselitismo religioso para mirar en el otro  la imagen y semejanza de aquel que nos creó y que en su momento de aflicción demanda ser ayudado.

 

Jesús ayuda a los más necesitados, les devuelve la salud y la tranquilidad ante sus angustias, he aquí un planteamiento de libertad, nadie es libre desde la pobreza,  el sufrimiento o el abandono, es necesario  asumir compromisos por el bien  y el bienestar de los otros,  tenemos que   hacerlo de  inmediato los cristianos y ciudadanos en nuestro deber ser.

 

Se está hablando en algunas internas de las iglesias, la teología de las migraciones, como los pedagogos de la pedagogía de las  migraciones y los abordajes desde diferentes disciplinas y ciencias, si tomamos en cuenta que en este momento hay más de varios millones de personas moviéndose forzadamente por el mundo, y que las predicciones dicen que se triplicaran solo por causas del cambio climático; concluiremos que el coctel cambio climático y conflictos sociales impulsaran el sexto continente, un continente móvil, que en cifras de algunos entendidos sobre el tema, en un tiempo no muy lejano puede pasar de mil millones. Tendremos que replantearnos muchas cosas, la sociología, la teología, la pedagogía, la medicina y el derecho estarán siendo convocados con urgencias,  ahora las voces siguen sonando y nos son cantos de sirenas;  son alarmas reales y acontecimientos en desarrollo.

En una mirada profunda las iglesias trabajan en proyectos ecuménicos y o interconfesionales para hacer estos abordajes. Recientemente la Iglesia de Dios con el Pastor Ernesto González y la Luterana con el Pastor Ricardo Veira, se encontraron con otras organizaciones como la Red de Voluntarios de Garupá y la Organización Arepa Viva en jornadas de alimentación para las familias carenciadas en los barrios de Garupá y los migrantes, durante la pasada temporada de Invierno. Cuando se hacen estos abordajes, no se trata de una acción asistencialista aunque parezca a simple vista, se trabaja la justicia, dignidad y hospitalidad.

 

Seguramente mientras leemos esto, estaremos pensando que estas son responsabilidades de los gobiernos, es cierto, los gobiernos están para velar y auxiliar oportunamente a las personas, pero para cambiar el mundo no basta con las acciones del gobierno, es necesario que el compromiso nos atraviese desde lo individual a lo colectivo, desde lo simple a lo complejo.

En algún momento tendremos que poner desde nuestro lugar para ayudar a los que sufren y necesitan, los que participamos de las comunidades de fe, estamos llamados a dar un paso al frente, sobre todo cuando las iglesias presentes en este continente son migrantes,  la católica por ejemplo nos llegó de afuera al igual que la  cultura que expresamos, la Luterana y otras se establecieron en el continente a partir de la necesidad de los gobiernos en el siglo pasado cuando implementaron políticas de captación de talentos y mano de obra barata para desarrollar los países,  en otros contextos la migración forzada de Europa, por complejas realidades económicas y sociales tomaban barcos en varios puertos europeos para venir a estas tierras donde se decía que hasta los techos eran de oro.

 

Los apellidos por estos lados no son de los originarios, somos de los que llegaron de afuera, Juan Bautista Alberdi anuncio con su “Gobernar es poblar, pero con inmigrantes laboriosos, honestos, inteligentes y civilizados”. Estos migrantes le dieron la identidad a Argentina y otras naciones, los países están siempre en constante crecimiento o debieran estarlo, por lo que ayudar a los migrantes y capitalizar las migraciones para que con sus conocimientos, sus expresiones lingüísticas y culturales vengan a enriquecernos, sensatamente es el camino que debemos procurar.

 

José León Toro Mejías

Arepa Viva

Programa de Asistencia para Migrantes y Refugiados

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