Bolsonaro anuncia la eliminación del impuesto para la importación de pistolas y revólveres

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha anunciado este miércoles que su Gobierno va a eliminar el impuesto para la importación de armas de fuego, en concreto, pistolas y revólveres, que actualmente se encuentra en el 20 %. La medida entrará en vigor en apenas tres semanas, el próximo 1 de enero de 2021.

 

El mandatario informó de la nueva medida a través de una publicación en su cuenta de Twitter, donde también anunció la supresión de los impuestos a 509 productos para «combatir el covid-19», así como los necesarios para tratar otras patologías médicas.

 

Durante los escasos dos años que el político ultraderechista y militar retirado lleva al frente del Gobierno del país, las ventas de armas se han triplicado en Brasil. «¡Quiero que el pueblo se arme! ¡Es la garantía de que no va a aparecer un hijo de puta para imponer una dictadura aquí! ¡Qué fácil es imponer una dictadura!», llegó a decir en una reunión con sus ministros el pasado 22 de abril, hecha pública por orden judicial.

 

El registro de armas aumenta un 60 %

 

Si en 2018 se registraron 50.000 nuevas armas, tan solo en los primeros 10 meses de este 2020 se inscribieron 130.000, un ascenso del 60 % con respecto al mismo periodo de 2019. También ha aumentado el número de licencias en este tiempo, a la par que se ha flexibilizado la legislación, como, por ejemplo, a la hora de renovar los permisos, que ahora puede ser cada 10 años en vez de cada cinco.

 

En total hay más de un millón de brasileños con licencia legal de armas y tan solo la mitad son militares o policías, según datos de la ONG Forum Brasileiro de Seguranca Publica. Numerosos expertos coinciden en que cuando aumenta la circulación de armas, aumentan los homicidios, y Brasil parece confirmarlo. Así, durante los primeros seis meses de este año, pese a que durante varios meses la pandemia de coronavirus vació las calles, los homicidios aumentaron un 6 %.

 

El pasado 2 de noviembre, Bolsonaro volvió defender la liberación de las armas para la población civil, sosteniendo que «el pueblo armado jamás será esclavizado». De momento, su apuesta por un modelo similar al de EE.UU. choca con la oposición de Congreso y Senado, del Supremo y de una mayoría de la sociedad civil.

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