El bautismo del Espíritu Santo es fundamental en la vida del cristiano, debemos buscar con todo nuestro corazón ser llenos del fuego del Espíritu de Dios.
Tenemos que recibir a Jesús en nuestro corazón, Él tiene planes para nosotros. Debemos ser humildes como un niño, y dejar de lado el orgullo y la soberbia, de esta manera el Padre nos abrirá puertas. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios.
Exactamente 50 días después de la resurrección el día de Pentecostés dio inicio a la maravillosa iglesia del Señor sobre la tierra en Jerusalén, y salieron llenos de poder y valentía a vencer al maligno que tenía cegada esa generación. Pero Pentecostés debería ser también una experiencia muy personal para vos ¿Has batallado por recibir esta llenura sobrenatural?
Aquí hay algunas razones por las que podría haber una obstrucción:
1- Ofender al que bautiza Jesucristo el Señor
¿Quién es el que bautiza con el Espíritu Santo y con fuego? Es el Señor Jesucristo, así lo dijo Juan el bautista. Él decía, “yo los bautizó con agua, pero cuando venga el Mesías, él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
Debemos considerar a Jesús como Él mismo dijo, ser igual a Dios, parte de la trinidad, grande en poder, Señor en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra.
El carpintero de Nazaret declaró en Juan 14:9 “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Lo que Jesús dijo en este sentido se encuentra una y otra vez en los evangelios. En Juan 8:58 Él dijo, “antes que Abraham fuese, yo soy”. Y se calcula que Abraham había nacido 1700 años antes de Cristo.
En Juan 5:17-18 Él profesó ser igual al Padre. Por esto procuraban matarle los judíos, no solo quebrantaba el sábado, sino que se declaraba igual a Dios.
En Marcos 2:5-7 Jesús declara que Él también podía perdonar el pecado, Jesús no solamente se declaraba perdonador, sino que también podía sanar. La Biblia dice que únicamente Dios tiene este derecho (Isaías 43:25). No debemos permitir que se ofenda a Jesús, El anduvo entre nosotros.
Él dijo “vendré a vosotros, no los dejare huérfanos y habitaremos en vosotros”, era el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo el que habita en nosotros. Tenemos que recibir a Jesús en nuestro corazón, el poder de la fe hace que entendamos este misterio de la trinidad.
El Nuevo Testamento, en Juan 1:3 dice que Jesús fue el creador del universo y que por su poder todas las cosas subsisten. (Colosenses 1:17). Todo está en manos de Dios, todas las cosas pasan porque Él lo permite, porque tiene un propósito, porque quiere llamar la atención a la humanidad.
Pablo el apóstol dice que Dios se manifestó en carne “e indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria” (1 Timoteo 3:16 RVR)
Debemos alejarnos de todo lo que ofende a Jesús, tomemos distancia, tenemos que agradar y honrar a Jesús, cumplir la palabra del Señor.
2- El Orgullo
El orgullo es el pecado “base” de todos los demás. Fuimos infectados por ese virus diabólico en el huerto del Edén cuando le creímos a Satanás que podíamos ser como Dios y saber todas las cosas. Y desde allí ese demonio de orgullo dirige a la humanidad haciendo creer que el ser humano sabe y puede dominar todas las cosas.
Es tan fuerte que hay orgullo religioso. Así es el ser humano en pecado, está lleno de orgullo, y este puede hacer que sea una barrera terrible. Hay personas que no tienen descanso en el alma, que son orgullosos, que les falta humildad en el corazón.
En la década de los 60’, un periodista llamado John Sherrill decidió escribir un libro desacreditando el fenómeno de hablar en lenguas. Pero después de entrevistar a un sin número de personas acerca de esta experiencia, sus dudas se borraron y fue bautizado en el Espíritu Santo. Y escribió un libro llamado “Ellos hablan en otras lenguas”, que se convirtió en un clásico cristiano.
Las experiencias espirituales no pueden ser analizadas con la mente. Para recibir la llenura del Espíritu, debes deshacerte de tus argumentos intelectuales y demostrar la fe de un niño (Mateo 18:2-5 RVR).
Entrar en el Reino de los cielos, no se trata de ser salvos, sino que significa participar en la manifestación del Espíritu Santo hoy y ahora, traer el Reino de los Cielos a la tierra. Debemos ser humildes como un niño, dejar de lado el orgullo, la soberbia, así de esta manera el Padre nos abrirá puertas.
3- Tradición Religiosa
La tradición puede volverse un arma diabólica, porque tradicionalmente han enseñado así, de esta manera no hay lucidez, no hay innovación, cuando se trata del bautismo del Espíritu Santo hay religiones que no lo aprueban. Una de las más terribles armas del diablo es la tradición religiosa.
Un sacerdote episcopal que fue lleno con el Espíritu Santo en los años 70’ en la ciudad de New York estaba emocionado por la nueva vitalidad que sintió en su fe, y entusiasmado porque su esposa había experimentado una sanidad física. Pero cuando compartió su testimonio con su superior, ¡Le dijeron que estaba loco! Y le recomendaron un psiquiatra.
La gente religiosa tradicionalista se encierra en frases como “es que siempre lo hemos hecho así” y así se pierden bendiciones inmensas, porque ese demonio de tradicionalismo no permite innovar siendo difícil recibir la unción del Espíritu Santo. Debes estar dispuesto a romper toda tradición, “invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido.Y muchas cosas hacéis semejantes a estas” (Marcos 7:13 RVR)
El bautismo del Espíritu Santo es fundamental en la vida del cristiano, debemos buscar con todo nuestro corazón ser llenos del fuego del Espíritu de Dios. Tenemos que recibir a Jesús en nuestro corazón, Él tiene planes para nosotros. Su Espíritu Santo viene con plenitud y con gloria para nuestra vida, y cosas sobrenaturales veremos en este tiempo. Vaciemos nuestro corazón, y estemos listos para nuestro propio Pentecostés.
Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!
Pastor Guillermo Decena
Centro Familiar Cristiano Eldorado
