La lejanía de los familiares y el balance que dejó el 2020 darán un sabor amargo a las fiestas de fin de año

Las fiestas de fin de año generan un sinfín de emociones y esta vez estarán potenciadas. No será un festejo habitual porque el 2020 llegó con una pandemia y sus consecuencias son a largo plazo.

 

Entender que nos pasa emocionalmente y realizar el balance de fin de año va a ser un desafío para todos los misioneros. Los meses de aislamiento, la perdida de seres queridos, la lejanía con familiares que no podrán viajar para las fiestas y la incertidumbre que genera la pandemia de coronavirus dejará en los festejo de navidad y año nuevo un sabor amargo.

 

“Las fiestas de fin de año de por sí generan un aumento de las emociones que se intensifica todas ya sea porque tenemos que juntarnos con familiares o porque a fin de año siempre nos lleva a hacer un balance, incluso involuntario de lo que fueron todos nuestros objetivos planteados, lo que pudimos hacer y lo que no”, explicó la psicóloga Rita Filich, en dialogo con Misiones Online.

 

“Este año eso va a ser muy importante porque por un lado tenemos todo lo que planificamos a comienzo de año y la mayoría no se pudo cumplir, y eso hace que se sientan altos niveles de frustración e incluso nos lleva a pensar que no logramos un montón de cosas pero tienen que ver con la circunstancia que estamos viviendo”, indicó la especialista.

 

“A nivel emocional hubo gente que perdió muchos familiares y este año nos lleva a plantearnos un festejo diferente, desde otra perspectiva. No vamos a tener las reuniones familiares y si tenemos familiares en otros lados quizá no van a poder venir y esto hace que se generen un montón de emociones fuertes y diferentes que no teníamos en otros años”, detalló.

 

Saber que nos sucede a nivel emocional será importante para poder disfrutar de alguna manera y renovar esas emociones para comenzar un año totalmente desconocido.

 

“Tenemos que ser conscientes de los que nos pasa, porque nos sentimos así. Tenemos un imperativo social que las fiestas son pura alegría y no van a ser la circunstancia con la que nos vamos a encontrar este año. Vamos a tener familiares lejos, económicamente no es el mejor momento de nuestra sociedad y por lo tanto tenemos que tratar de no dejar invadirnos por esa corriente que nos lleva a la felicidad total y plena y ser conscientes de lo que nos pasa. Una vez que nos conocemos vamos a poder manejar y graduar esas emociones de una forma mucho más beneficiosa”, aconsejó Rita Filich.

 

Lo importante antes de la llegada de las fiestas es plantearnos que este año van a ser distintas y buscar alternativas para festejar con los familiares que estén en otras provincias o lugares del mundo. “Podemos usar las herramientas tecnologías para tener a los familiares cerca y utilizar esto como un beneficio para que la lejanía no sea emocional sino solamente física”, indicó.

 

Año nuevo impone realizar un balance de la lista de objetivos que teníamos para este 2020 pero muchos de ellos fueron descartados en el mes de marzo. “Nuestra planificación para el próximo año va a tener que ser a corto plazo e ir viendo que vamos a poder ir haciendo, no podemos plantearnos grandes objetivos que quizás no vamos a poder cumplir y nos va a llevar nuevamente a frustrarnos”.

 

“En cuento hagamos nuestro balance de lo que fue este año, no solamente tenemos que centrarnos en lo malo sino también en lo bueno que pudimos sacar de este contexto. Sin dudas habrán pasado cisas buenas y un montón de cosas que quizás no las hubiésemos hecho, entonces no solo enfocarnos en lo negativo sino ver también lo bueno que pudimos hacer. Incluso a nivel salud, que hayamos estado como estuvimos y que podamos haber aprovechado este tiempo para otras cosas fue bueno”, insistió la psicóloga.

 

Este año las personas que más padecieron la pandemia y el asilamiento social fueron los adultos mayores, por ser un grupo de riesgo. Pero también los adolescentes que encuentran en su edad la necesidad de compartir momentos con sus pares, los cuales fueron restringidos por muchos meses.

 

Las personas de la tercera edad se vieron muy afectados porque no podían movilizarse por sí solos y las actividades mínimas sociales que tenían las tuvieron que cortar. Otro grupo muy importante fueron los adolescentes, porque estaban acostumbrados a compartir con sus pares y el hecho de estar asilados físicamente lleva a que nos cause un montón de emociones encontradas”, concluyó.

 

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