La Tacuarita blanca, una pequeña joya de la Selva Misionera

La Tacuarita blanca (Polipotila lactea) es otra de las especies de aves endémicas de la Selva Paranaense o Bosque Atlántico, por lo cual su distribución se encuentra acotada al sudeste de Brasil, este de Paraguay y el extremo nordeste de Argentina, donde habita la provincia de Misiones y el extremo lindero de Corrientes. «Nuestros datos nos indican que en Misiones se la observa con mayor frecuencia en Parque Nacional Iguazú, con registros también en Parques Provinciales como Moconá, Cruce Caballero, Cañadón de Profundidad, en la Reserva de la Biosfera Yabotí, y en la Reserva Natural Campo San Juan», señalaron desde Aves Argentinas.

 

 

En una alianza con Aves Argentinas, la centenaria organización ambientalista que impulsa su Programa Bosque Atlántico, compartimos en forma semanal algunos de los secretos sobre la biodiversidad de las especies de aves del país, y de nuestra Maravilla Natural Argentina, la Selva Misionera. Exclusivo de Misiones Online.

 

La Tacuarita blanca es mucho menos conocida y estudiada, que su congénere, la tan difundida Tacuarita azul (Polioptila dumicola). Pertenece a la Familia Polioptilidae, exclusiva del continente americano que agrupa a 17 especies, dos de la cuales se encuentran en nuestro país. Su nombre científico, hace significativa referencia a su plumaje, de este modo, el término Polioptila proviene de un vocablo en latín que significa “plumas grises”, y como puede deducirse, su nombre específico de lactea, sin dudas alude al blanco que caracteriza parte de su plumaje.

 

Como todos los miembros de su familia, se trata de aves muy pequeñas y gráciles, con una notable cola larga y angosta, que llevan erecta y que mueven casi de continuo. Otra particularidad del grupo es su plumaje que a simple vista se ve como esponjoso, dominado por los tonos negros, grises y blancos. Machos y hembras son similares, pero los primeros tienen un parche de color negro en alguna región de la cabeza que los distingue de sus compañeras. Su pico es fino y recto. Las alas cortas y redondeadas.

 

Foto: Sergio Moya

 

Nuestra especie en cuestión, tiene unos 10 u 11 cm de longitud, y un peso estimado de 7 gr. Combina en su plumaje los tonos básicos que se mencionaron para el género Polioptila. De este modo, el dorso y flancos del cuerpo son de un gris celeste oscuro. La cara y una ceja, son blancas. La cola es negra con las timoneras externas blancas. Las alas, también negras, tienen cubiertas marginadas de blanco. Las partes ventrales, dan nombre a la especie, y son blancas con tono crema amarillento. El macho luce una distintiva corona negra muy notable. Los juveniles recuerdan a la hembra.

 

El comportamiento de estas aves también es llamativo, son confiadas e inquietas, muy activas en el estrato alto y medio de la vegetación densa en selvas. Se desplazan con movimientos acrobáticos donde mueven la cola en forma constante. Habitualmente se las ve en parejas y suele formar parte de las bandadas mixtas, tan carismáticas de las aves misioneras.  Sus voces son una serie repetida de notas bisilábicas.

 

Se alimenta principalmente de insectos y arañas, que extrae de las hojas y el follaje en los extremos de las ramas finas y terminales.

 

Muy poco se sabe sobre sus hábitos reproductivos, de hecho solo se conoce un nido en construcción observado en el Parque Nacional Iguazú. Se encontraba muy alto a unos 25 m del suelo, muy oculto en un árbol de 30 m. Como los otros miembros del género el nido es una pequeña copa elaborada con líquenes, musgos y otros materiales vegetales finos. Este nido fue hallado por Andrés Bosso y el reconocido y recientemente desaparecido ornitólogo brasileño, Edwin Willis en agosto de 1995.

 

A nivel global es categorizada como una especie cercana a la amenazada, sus poblaciones cuyo estatus no es bien conocido, estarían siendo afectadas por la fragmentación y pérdida de la selva.  A nivel nacional, está considerada como una especie Vulnerable.

 

Nuestros datos nos indican que en Misiones se la observa con mayor frecuencia en Parque Nacional Iguazú, con registros también en Parques Provinciales Moconá, Cruce Caballero, Cañadón de Profundidad, en la Reserva de la Biosfera Yaboti, y en la Reserva Natural Campo San Juan. Cuenta además con un registro en el Dpto.  Capital más precisamente en Sierras del Imán, del municipio de Fachinal.

 

Aunque se trate de un ave tan pequeña, su temperamento alerta y tan vivaz. llena el corazón del observador que tiene la suerte de encontrarla aún en lo alto de la selva misionera.

 

 

 

Por Sandra Retamozo F. del COA Tangará de Posadas (foto de portada), con la colaboración de Alejandro Di Giácomo

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