Presentaron en sociedad un libro que recorre la rica historia de la Enfermería en Misiones

Cuando Francisco Castillo empezó a estudiar en la Escuela de Enfermería de la Universidad Nacional de Misiones había muchos prejuicios con los hombres que elegían esa especialidad, porque era considerada una profesión netamente femenina. De hecho, de la clase de 41 alumnos, él era el único varón. En 1980 terminó el cursado regular y luego de sumar experiencia como enfermero de emergencias en la zona de obras de la represa de Yacyretá (en Ituzaingó, Corrientes), volvió a la Tierra Colorada para iniciar lo que podría llamarse la transformación de la actividad, el camino a la profesionalización.

 

Este es el eje del libro que este miércoles presentó el actual jefe del departamento de Enfermería del Ministerio de Salud Pública en el Parque de Conocimiento. “Retazos de blanco, orígenes y evolución de la Enfermería en Misiones” se llama la obra y fue editado por la Editorial de las Misiones.

 

 

En la presentación estuvo presente su familia, también colegas suyos, la diputada provincial Farm. Natalia Rodríguez, quien fue una de las impulsoras de que la obra del profesional fuera editada; el presidente del bloque renovador de la Cámara de Representantes, Martín Cesino; la presidenta del Parque del Conocimiento SAPEM, Claudia Gauto; el ministro de Salud Pública (de la que Castillo es parte), Oscar Alarcón, y la titular de la Biblioteca Pública de las Misiones, Iris Gómez.

 

La diputada Rodríguez reiteró el agradecimiento al Parque por su excelente predisposición para materializar el libro de Castillo y al presidente de la Legislatura, ingeniero Carlos Rovira, quien acompañó la iniciativa desde un primer momento.

 

La idea llevar al papel “Retazos de blanco, orígenes y evolución de la Enfermería en Misiones” surgió en el marco de las actividades organizadas por la Cámara en el marco de la sanción de la Ley provincial VI-233, mediante la cual se instituyó el 2020 como “Año del Bicentenario del Paso a la Inmortalidad del General Manuel Belgrano, de la Donación de Sangre, Órganos y Tejidos y de la Enfermería Misionera”.

 

Precisamente Castillo fue uno de los disertantes en el marco de las charlas virtuales que se organizaron por el lema elegido para este año.

 

“Lo pensé para dejarle la posta a los que vienen. Es un legado para que sigan investigando y hagan mejores cosas”, aseguró el licenciado Castillo, quien recogió testimonios de enfermeras y enfermeros que hicieron historia en Misiones por su tenacidad y compromiso y que hasta el momento permanecían como personajes anónimos.

 

El autor reconoció que como profesional tuvo la suerte de recorrer todo el territorio provincial, donde se encontró, por ejemplo, con colegas que trabajaban en medio del monte, que llevaban adelante su labor en condiciones extremas, y hacían lo imposible por aliviar las afecciones de sus vecinos.

 

“Este es el Año Internacional de la Enfermería. Estuvimos ayer, estamos hoy y seguiremos estando como profesión. La Organización Mundial de la Salud lo declaró el 12 de mayo de 2019, cuando el coronavirus no estaba en los planes de nadie”, valoró Castillo.

 

Un proceso lento

 

Sobre el libro, dijo que fue “un proceso fue lento, surgió cuando una compañera de trabajo, en Atención Primaria, me dijo que asentara en una obra toda esa experiencia que había acumulado. Ahí germinó la idea”.

 

“Incluso un colega de Eldorado me sugirió luego que lo hiciéramos en conjunto. Él se encargaría de la historia de la Enfermería de la Zona Norte y yo del resto de la provincia. Pero eso quedó en la nada”, recordó.

 

Castillo evocó que “el impulso decisivo se lo debo a una enfermera de Apóstoles. Ella había escrito una obra sobre el trabajo de los enfermeros de la zona. Era un libro hecho a mano, con fotos en blanco y negro pegadas como ilustración. Había recorrido distintos lugares pidiendo colaboración para editarlo y no tuvo éxito. Eso me empujó a escribir. Las historias que conocía no podían quedar sin contarse. Incluso ella, que es una persona grande, me dijo ‘quiero escribir tu prólogo antes de irme’”.

 

 

“En el 2000 empecé con esto, con el apuntalamiento de muchas personas. Incluso colegas de Buenos Aires, donde hice la especialidad de terapia intensiva (en el Hospital Italiano), me apoyaron”, agradeció.

 

“También hubo otros aportes. Una profesora de Literatura fue la que me indicó que la obra debía ser escrita en primera persona, que la tercera era muy lejana para detallar lo que se narraba. Tuve que rehacer todo lo que tenía. Recuerdo además al profesor de Historia Luciano Duarte, del Dachary, quien me marcó que el trabajo tenía que tener un anclaje histórico, un punto de partida, como la época guaranítica. Me aportó algo de material y me instó a investigar. Fue entonces que hice una Maestría en Cultura Guaraní, entre 2015 y 2016. Deseaba ir bien atrás en el tiempo para encarar el libro”, reveló.

 

Precisamente haciendo historia, Castillo mencionó que “Florence Nightingale fue la impulsora de la profesionalización de la Enfermería. Nació como profesión en la Guerra de Crimea. Ella fundamentó la administración sanitaria y la bioseguridad”. Fue una de sus fuentes de inspiración.

 

En todo el arco de la vida

 

“Estamos en todo el arco de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Trabajamos en la comunidad haciendo atención primaria, promoción y prevención de salud y en el ámbito hospitalario, donde se hace la rehabilitación y recuperación de la salud. Tratamos de que el paciente se recupere lo más rápidamente posible y con el menor daño”, remarcó.

 

Sobre la profesión, admitió que “cobró más valor que nunca en este tiempo de pandemia, donde quien está en un centro de salud no sabe a qué va a enfrentarse cada día, con qué enfermedad se va a encontrar”.

 

Detalló que “hasta el año pasado, había 2300 enfermeros en Misiones. Fuimos transformando la Enfermería de a poco, gracias a una política de Estado que empezó hace mucho tiempo. Pasamos del empirismo a la figura del auxiliar para luego llegar a la profesionalización”.

 

“Asumí en el Departamento de Enfermería del Ministerio de Salud Pública en 1988. Hicimos una evaluación para ver el recurso humano con el que se contaba y casi el 70% era personal empírico, idóneo, es decir, que no había estudiado en ninguna institución. Ante eso, en primer lugar, impulsamos que enfermeros y enfermeras pudieran terminar la secundaria y después dieran el paso hacia una profesionalización universitaria”, comentó.

 

El licenciado Castillo apuntó que “actualmente algunos de los pocos empíricos que quedan me dicen ‘Me quiero retirar con un título universitario en la mano’”.

 

En ese proceso de transformación fueron clave entonces la Escuela de Enfermería de la UNaM, luego el Colegio de Profesionales de Enfermería, modelo para otras instituciones similares del país, y finalmente la carrera de Licenciatura en Enfermería, que arrancó en 1992.

 

“Retazos de blanco, orígenes y evolución de la Enfermería en Misiones” es una invitación a recorrer esta rica historia.

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