Día Nacional del Derecho a la Identidad: ¿Qué pasaba un 22 de octubre de 1977?

En el año 2004, el Congreso de la Nación Argentina dispuso que se estableciera cada 22 de octubre como el Día Nacional del Derecho a la Identidad.

 

“Establécese el día 22 de octubre de cada año como Día Nacional del Derecho a la Identidad, para conmemorar la lucha emprendida por Abuelas de Plaza de Mayo”, instituye la Ley 26.001 sancionada el 16 de diciembre de 2004.

 

En sólo veintiocho palabras resumieron los, entonces, 27 años de lucha que dieron las Abuelas por la restitución de la identidad de niñas y niños apropiados durante la última dictadura militar. Fueron 12 mujeres las que el 22 de octubre de 1977, entre ellas María Isabel «Chicha» Chorobik de Mariani y Alicia «Licha» de De la Cuadra, a las que luego se uniera Estela de Carlotto, actual titular de la Institución.

 

Estas mujeres eran madres de desaparecidos que además de reclamar por la aparición con vida de estos, buscaban a sus nietos, algunos secuestrados junto a sus padres y otro nacidos durante el cautiverio de sus madres en centros clandestinos de detención.

 

Con la Ley 26.001 del año 2004, el Congreso de la Nación instituyó el 22 de octubre como Día Nacional por el Derecho a la Identidad. Precisamente esa es la fecha en que las Abuelas de Plaza de Mayo comenzaron su incansable búsqueda. Uno de los hechos significativos que sucedieron a partir de 2003 se sintetiza en la frase: Algo nuevo se está cimentando en esta sociedad, que pronunció Estela de Carlotto en el 30 aniversario del golpe de 1976.

 

La frase pronunciada en un contexto de masificación de presentaciones espontáneas de nietos apropiados durante la dictadura llevó al resultado que: Horacio Pietragalla Corti, Juan Cabandié Alfonsín, Victoria Donda Pérez, Pedro Luis Nadal García, Leonardo Fossati Ortega, Sebastián Casado Tasca, Alejandro Sandoval Fontana, Marcos Suárez Vedoya, se presentaron por su propia iniciativa, en diferentes sedes de Abuelas de Plaza de Mayo, para conocer la verdadera identidad que les había sido arrebatada.

 

Desde entonces, y tras una lucha inclaudicable, lograron la restitución de identidades y reencuentros: el 9 de abril de 2019, las Abuelas anunciaron la recuperación del nieto 130La disposición por ley establece “la realización en esa fecha de una jornada educativa y de concientización en todos los niveles”.

 

La ley establece el 22 de octubre como fecha para la realización de una jornada educativa y de concientización en todos los niveles, para seguir apostando por la memoria sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura.

 

Las fundadoras de las Abuelas de Plaza de Mayo fueron 12 madres y abuelas de desaparecidos: Mirta Acuña de Baraválle, Beatriz H. C. Aicardi de Neuhaus, María Eugenia Casinelli de García Irureta Goyena, Eva Márquez de Castillo Barrios, Chicha Mariani (1923-2018), Delia Giovanola de Califano, Clara Jurado, Leontina Puebla de Pérez, Raquel Radio de Marizcurrena, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, Haydee Vallino de Lemos, Alicia Licha Zubasnabar de De la Cuadra. (Abuelas)

 

Día Nacional del Derecho a la Identidad: El camino recorrido por las Abuelas de Plaza de Mayo

 

El 24 de marzo de 1976, un golpe de Estado derrocó al gobierno de María Estela Martínez. Las Fuerzas Armadas asumieron el poder en Argentina en el que denominaron “Proceso de Reorganización Nacional” que significó la desaparición de numerosas personas, entre ellos bebés que fueron secuestrados junto a sus padres y otros que nacieron en cautiverio mientras sus madres embarazadas permanecían en los centros clandestinos de detención.

 

En esos centros -en la ESMA, Campo de Mayo, Pozo de Banfield y otros- “funcionaron maternidades clandestinas, incluso con listas de matrimonios en ‘espera’ de un nacimiento, y unos 500 hijos de desaparecidos fueron apropiados como ‘botín de guerra’ por las fuerzas de represión”, resume sobre su propia historia Abuelas.

 

Esas niñas y niños recién nacidos fueron apropiados y se les anuló su identidad. «Algunos fueron entregados directamente a familias de militares, otros abandonados en institutos como NN, otros vendidos”, recuerdan las mujeres del pañuelo blanco.

 

La búsqueda fue el motor de esperanza que aún hoy las mantiene de pie, pese a que muchas fallecieron sabiendo que sus hijos habían sido asesinados y otras sin encontrar a sus nietos.

 

La situación política y social se encontraba en el peor momento: la dictadura militar reinaba en Argentina sin que organizaciones internacionales ni la Iglesia Católica le hiciera frente a la represión ilegal y a las consecuencias que se estaban denunciando. El miedo generalizado había montado el mejor escenario para que el régimen tampoco encontrara oposición en los jueces que rechazaban todos los pedidos de hábeas corpus en favor de los detenidos y desaparecidos.

 

Desesperadas, pero no desesperanzadas, madres, padres y abuelas comenzaron la búsqueda de sus familiares arriesgándose a quedar detenidos o a convertirse en desaparecidos tan solo por preguntar por el destino de sus seres queridos. Frente a esa realidad, optaron organizarse como un movimiento no violento con la fuerte convicción de resistir todos los embates.

 

“Tareas detectivescas se alternaban con diarias visitas a los juzgados de menores, orfanatos, oficinas públicas, a la vez que se investigaban las adopciones de la época. También se recibían las informaciones que la sociedad hacía llegar sobre sus posibles nietos”, resume la página Abuelas sobre su incansable labor

 

Debían hacerse escuchar y tenían que hacerse ver: “Tenemos que ir directamente a la Plaza de Mayo y quedarnos allí hasta que nos den una respuesta”, ideó un grupo de madres que comenzaron a caminar en silencio alrededor de la pirámide de la plaza con las fotos de sus hijos. Eran pocas, estaban solas y para identificarse y reconocerse se pusieron un pañuelo blanco en la cabeza.

 

Poco después de esas primeras rondas iniciadas en abril de 1977, el 15 de mayo María Eugenia Casinelli y otras once abuelas firmaron un hábeas corpus colectivo que, escrito a modo de carta, informaba de la existencia de bebés desaparecidos y solicitaban a la Justicia la suspensión de todas las adopciones. La misiva es considerada como un documento histórico y significa el primer eslabón en la historia de las Abuelas.

 

Para no llamar la atención, las abuelas realizaron sus primeras reuniones en bares y confiterías tradicionales de Buenos Aires, como la Richmond. Cantaban el feliz cumpleaños e intercambiaban regalos donde escondían las información que habían recopilando

 

Durante el acto de entrega de las instalaciones de la antigua ESMA.
Durante el acto de entrega de las instalaciones de la antigua ESMA.

 

Meses más tarde, en septiembre de 1977, Alicia Licha Zubasnabar y su esposo comenzaron a participar de las rondas de los jueves que organizaban las ya bautizadas “Madres de Plaza de Mayo” junto a Hebe de Bonafini. Otra abuela y madre que buscaba a su nieto, Chicha Chorobik de Mariani, fue impulsada por la abogada asesora de menores Lidia Pegenaute para encontrar a otras mujeres en la misma situación. Con ese objetivo, Licha y Chicha se conocieron en La Plata, y a ellas se sumaron otras diez abuelas.

 

El 21 de octubre de ese año, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Cyrus Vance visitó Argentina donde tenía prevista una visita oficial. Las Madres irrumpieron el acto y le entregaron una lista con los nombres de los hijos y nietos desaparecidos. Por primera vez, las doce abuelas estaban juntas.

 

Al día siguiente fundaron Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos y Licha Zubasnabar fue la primera presidenta. Pasaron tres años para que aceptaran llamarse Abuelas de Plaza de Mayo, nombre con el que socialmente eran conocidas.

 

El sábado 5 de agosto de 1978, víspera del Día Del Niño, el diario La Prensa publicó la primera solicitada en la que se reclamaba por los niños desaparecidos. Ese texto llegó a Italia donde lo llamaron “el Himno de las Abuelas”.

 

En cada una de las Marchas por la Memoria se desplega la pancarta con las fotos de las y los desaparecidos. (Shutterstock)
En cada una de las Marchas por la Memoria se desplega la pancarta con las fotos de las y los desaparecidos.

 

Las Abuelas impulsaron la creación de un banco en el cual almacenar sus perfiles genéticos que garantice poder identificar a sus nietos. En 1987, el Congreso de la Nación creó por ley el Banco Nacional de Datos Genéticos con el fin de comprobar la filiación de las niñas y niños apropiados en la última dictadura.

 

Las Abuelas de Plaza De Mayo llevan 130 nietos recuperados y, continúan reclamando, luchando y marchando para restituirles la identidad a muchos nietos más.

 

 

Fuente: suteba.org.ar / infobae.com

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