Dos médicos cordobeses fallecieron de coronavirus con una semana de diferencia, estaban casados hace 40 años: “Nacieron para estar juntos”

Dos médicos cordobeses fallecieron de coronavirus y  Matías, el hijo mayor de Gustavo Salemme (67) y Adriana Cheble (62) dijo que sus padres «nacieron para estar juntos». Él era especialista en Diagnóstico por Imágenes, ella médica clínica.

 

Matías Salemme tiene 37 años y vive en Córdoba Capital. Hace, por lo menos, once días que su teléfono celular no deja de vibrar. Los mensajes que recibe, llegan en cantidades y destilan amor.

 

“Vos no me conocés, pero tu papá fue mi jefe en el Hospital Pediátrico durante muchos años: lo apreciaba muchísimo”, cuenta uno. “Trabajé muchos años con tu mamá en el Hospital Provincial. Sinceramente la noticia fue una piedra directo al corazón. Compartí con ella muchas horas y, fiel a su estilo noble y de buen corazón, forjamos una amistad”, recuerda otra.

Los mensajes son cientos. Se los envían personas que ni él, ni sus dos hermanos menores (Andrea, de 35 y Federico, de 30) conocen, pero que -alguna vez- se cruzaron con sus padres: desde vecinos, hasta compañeros de trabajo o del secundario, pasando por pacientes y alumnos.

Sus padres, Gustavo Salemme (67) y Adriana Cheble (62), eran médicos. Él especialista en Diagnóstico por Imágenes y médico laboral; ella medica clínica y auditora médica. Desde el inicio de la pandemia, cuenta Matías a este medio, estaban trabajando duro.

 

Lamentablemente, como sucedió con muchos trabajadores de la salud, el matrimonio de cordobeses contrajo COVID-19. Primero se contagió ella, después él. El desenlace fue fatal: murieron con una semana de diferencia. Gustavo, falleció el viernes 9 de octubre. Adriana, el viernes 16.

 

“Al principio se aislaron en su casa. Después, como empezaron con insuficiencia respiratoria, se internaron en el Hospital Privado, donde trabajaba mamá”, recuerda Matías acerca del viernes 25 septiembre.

 

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De Córdoba Capital, Adriana y Gustavo se conocieron cuando eran adolescentes y estudiaron la carrera Medicina juntos. Estaban en pareja desde hace cuatro décadas.

40 años de amor 

Gustavo y Adriana se conocieron cuando eran adolescentes y estudiaron la carrera Medicina juntos. Mientras cursaban, para “bancarse” los estudios, trabajaron en un colegio de Córdoba: él como secretario y ella como preceptora.

 

Una vez recibidos, dice Matías, se entregaron por completo a la profesión. “Cuando fue el brote de cólera se fueron trabajar al Norte. Papá compró una filmadora y registró lo que pasaba con la idea de armar un documental. Tenían mucha vocación y amor por el prójimo”, apunta el hijo mayor de los Salemme.

 

Cuando se enteró de que sus padres tenían COVID-19, Matías tomó la posta y los asistía con lo que necesitaban. “Mi hermana está embarazada y mi hermano menor, como vivía con ellos, también se contagió. Fui el único de la familia que no se tuvo que aislar”, repasa.

 

En esos días, el joven de 37 años iba al supermercado, les llevaba víveres a sus papás y les daba charla desde la calle. Al día siguiente de que se internaran, cuenta emocionado, fue hasta el hospital y los pudo ver por la ventana. Después ya no pudo hacerlo nunca más.

Desde la izquierda. La familia Salemme: Mamá Adriana; los hijos: Andrea, Federico, Matías; y Papá Gustavo.

Su papá entró en terapia intensiva y lo siguió su mamá. “Mis viejos estaban casados hace 40 años. Nacieron para estar juntos y se fueron juntos. No podía suceder de otra forma”, dice.

 

“Más allá de lo que creas de la pandemia, de la cuarentena y de las restricciones, estés de acuerdo con el Gobierno o no, yo te puedo decir que el virus existe y si te toca es cruel. Podés perder al ser más amado en cuestión de días. A mí se me murieron mis viejos con una semana diferencia. El certificado de defunción dice COVID-19”, relata Matías a Infobae.

 

Con su reflexión, sostiene, pretende generar conciencia social. “Hay que cuidarse a uno mismo y cuidar al prójimo. Es un trabajo que tenemos que hacer entre todos. Hay que ser responsables en el cuidado y tomar medidas de precaución necesarias: usar tapabocas y mantener la distancia social”, apunta.

 

“Mis papás estaban en su mejor momento: viajaban, compartían tiempo con nosotros y estaban muy ilusionados esperando a su primer nieto. Su muerte es un dolor enorme que solamente se calma gracias al cariño infinito de la gente”.

 

 

Infobae

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