Día Mundial de la Anestesia y del Anestesiólogo: ¿Qué pasaba un 16 de octubre de 1846?

El 16 de octubre de cada año se celebra el Día Internacional de la Anestesia y del Anestesiólogo recordando uno de los hechos históricos más importantes en la medicina.

 

Desde épocas inmemoriales se ha buscado la forma de evitar el dolor durante las cirugías, en los partos o los dolores causados por algunas enfermedades. Los asirios usaban un método peligroso, que consistía en comprimir la carótida a nivel del cuello para crear una isquemia que llevara a un estado comatoso. En Mesopotamia se utilizaban algunos narcóticos vegetales, como la adormidera, la mandrágora y el cannabis (hachís), que procedían de la India o de Persia.

 

El uso del opio, que se conocía desde mucho antes, fue pasando de los sumerios a los asirios, a los babilonios, a los egipcios y, de allí, al resto del mundo por el Mediterráneo. Ya Hipócrates, por el 460 a. C., mencionó sus efectos narcóticos. Sin embargo, la adicción y la euforia causaban grandes problemas. En 1680, el inglés Thomas Sydenham hizo un preparado de opio, cereza, vino y hierbas, denominado “láudano de Sydenham”, muy usado para múltiples malestares.

 

Pero no fue hasta el 16 de octubre de 1846 que se define el nacimiento oficial de la anestesia y la anestesiología.

 

¿Cuál es la tarea de un anestesiólogo?

 

El anestesiólogo es un especialista de la medicina, que no sólo se limita a dormir al paciente, sino que también, tiene la misión de regular y velar por el correcto control y funcionamiento de las funciones vitales durante una cirugía dentro del quirófano.

 

Así mismo, este profesional se encarga de realizar valoraciones médicas durante la intervención quirúrgica. Otra de sus funciones es la preparación previa a la cirugía, así como el control, vigilancia de cualquier cambio o eventualidad que tenga el paciente durante la etapa postoperatoria.

 

Hasta la más mínima intervención quirúrgica se beneficia de la anestesia
Actualmente, hasta la más mínima intervención quirúrgica se beneficia de la anestesia

 

La anestesia: Un poco de historia

 

Fueron muchos los experimentos que tuvieron que llevarse a cabo en la búsqueda del perfeccionamiento de la anestesia. En 1772, se descubrió el óxido nitroso; y en 1798, Sir Humphry Davy describió que dicho óxido hacía reír, por lo que lo llamó “gas hilarante”, agregando que además podía eliminar el dolor físico y ser utilizado en cirugías.

 

Mucho antes, a fines del siglo XIII en Mallorca, Ramón Llull, alquimista, polifacético y visionario, obtuvo un líquido volátil al que llamó vitriolo dulce. En el siglo XVI, Paracelso en Suiza notó que este dormía a algunos animales, quienes al inhalarlo no sentían dolor. Sin embargo, ninguno de ellos lo usó en humanos. Con la llegada del 1740, el alemán Frobenius lo denominó éter.

 

En 1842, el Dr. Crawford Long extirpó sin dolor un tumor de la nuca a un paciente usando una toalla embebida en éter. Él trabajaba en una zona rural de Georgia y lo publicó recién años después, en 1849.

 

En ese mismo año, un estudiante de Medicina, William Clarke, ayudó a extraer una muela a una amiga usando una toalla con éter. Su mentor, el Profesor Moore, lo desalentó de continuar esos experimentos.

 

A fines de 1844, Horace Wells, un odontólogo de Connecticut observó cómo una persona que estaba bajo la influencia de óxido nitroso –el ya mencionado “gas hilarante”– se había hecho unas heridas pero no sentía dolor. Esto lo llevó a probarlo en sí mismo extrayéndose una muela, con la ayuda de su asistente. Como no sintió dolor, buscó demostrar este hecho en el Massachusetts General Hospital. No obstante, la presentación fracasó, el paciente se movió, se quejó y Wells hizo el ridículo.

 

Un año y medio después, surgió la figura de Thomas Morton, a quien se suele atribuir el mérito de instaurar la anestesia en cirugía.

 

Morton estudió bajo la tutoría del mismo Horace Wells, se dedicó a las prótesis dentales y a extirpar raíces dentarias. Los pacientes le pedían un tratamiento sin dolor y él probó sin éxito con vino, licores y opio (láudano). Siguió los consejos de su profesor Charles Jackson e hizo pruebas con éter, lo que a su vez había sugerido Faraday en 1818. En esa época, el éter y el óxido nitroso eran usados por estudiantes por placer y para tener experiencias de intoxicación.

 

Experimentó en animales y luego lo usó para extraer una muela a un paciente, quien no sintió ningún dolor. Posteriormente, diseñó la primera máquina de anestesia con un globo de vidrio que contenía una esponja embebida en éter. El paciente aspiraba el vapor de éter que se dejaba salir del globo de vidrio y así se le ponía en estado de intoxicación para que no sintiera dolor.

 

Morton pidió al cirujano del Massachusetts General Hospital, Dr. Warren, hacer una demostración. Así se hizo, y Warren, entusiasmado, exclamó: “¡Señores, esto no es un truco!”. Este episodio se considera como el nacimiento de la anestesiología moderna. La sala donde se hizo esa presentación, el “ether dome”, se conserva aún como un monumento histórico.

 

Thomas Morton

 

Fuente: diainternacionalde.com / galenusrevista.com

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