Consciencia ambiental: Restauración Ambiental

Cuando a finales de junio o  julio el cedro misionero (Cedrelafissilis) abre sus frutos y deja volar las sámaras por el aire hasta unos 100 o 200 metros más allá del árbol madre o semillero, se produce lo que se conoce como lluvia de semillas, una de las tantas maneras que tienen para moverse los árboles y los genes.

 

Esas semillas llegarán a muchos lugares, de hecho, ahora en octubre todavía están acomodándose entre pastos, raíces, tierra, barro, lugares con sustrato para comenzar un ciclo biológico ya definido hace miles de años en las angiospermas o plantas con flores y frutos constituidos…que lleguen a un lugar seguro donde la germinación y crecimiento de la plántula tenga éxito dependerá de numerosos factores climáticos, biológicos, simbióticos, de infraestructura.

 

Que la semilla se transforme en una plántula y luego en un individuo joven para en cinco o seis años consolidarse en un arbolito tendrán que ser superadas varias instancias críticas como sequías, altas temperaturas, aguaceros intensos que anegan el suelo, quiebres, vueltas a crecer, depredadores.

 

Luego, cuando sea un árbol, de madera noble, deseado si tiene buen porte, otra vez correrá algunos riesgos, sobre todo si creció en un lugar que no debía o tal vez fuera de un área protegida. Lo mejor que le puede haber pasado es estar en un parque o una plaza en caso que viviera en la ciudad, pero en áreas rurales o naturales puede verse amenazada su supervivencia a largo plazo.

 

Sin embargo, mientras sea un árbol que florezca y fructifique año a año irá produciendo más frutos y más semillas que se constituirán en esa lluvia de semillas colonizando espacios y creciendo en su número poblacional. Entonces, solo 1 árbol, puede hacer que crezca el número poblacional siempre que sea de reproducción hermafrodita, de lo contrario, serán necesario dos o más.

 

Claro está, que la diversidad genética de las especies depende del flujo génico y de las mutaciones, pero aquí estamos hablando de cómo los árboles pueden colonizar nuevos espacios llevando así a la transformación del territorio y allí donde había suelo desnudo, puede ocurrir una cobertura vegetal acercándonos a lo que se define como “Restauración Ambiental”.

 

Si la restauración ambiental puede suceder naturalmente sin intervención de las personas, tanto mejor si nosotros facilitamos los pasos y aceleramos el tiempo para obtener verdaderos campos y selvas cubiertos de fauna nativa que intervengan en los procesos biológicos, metabólicos, físicos y químicos que dan lugar a los servicios ambientales que tanto necesitamos para vivir en ambientes cada vez más modificados.

 

¿Cómo ayudar?

Cada árbol adulto que genera flores y frutos representa la oportunidad para que más árboles puedan existir. Es importante y bien importante, conocer sobre qué especies son nativas para Misiones y por tanto alimento o refugio de la entomofauna, avifauna, así como mamíferos, anfibios y reptiles que muchas veces ofician de controladores biológicos de animales vectores de enfermedades. Cuidar al árbol significa comprometerse con sus ciclos de poda, pedir ayuda y asesoramiento. Hablar con expertos, buscar en la web en páginas oficiales. Saber que el tradicional machete no es una herramienta para podar árboles y que una poda nunca debe superar ¾ partes de la cobertura verde del árbol.

 

Cada árbol es parte de un grupo de árboles en el territorio, pero a la vez es parte de la lluvia de semillas, del banco de semillas en el suelo y de los árboles que vendrán estación tras estación para sustituirlos a ellos y consolidar nuevas poblaciones.

 

Cada árbol es parte clave para la Restauración Ambiental, cuidémoslos.

 

 

 

(*) Escriben: Mgter. Lic. Anahí Fleck  / Ing. Agr. Jorge Escalante 

@AnahiFleck

 

 

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