Roland Garros: Nadal apabulló a Djokovic, consiguió su 13° título en París y alcanzó los 20 Grand Slams de Roger Federer

Siempre se puede ser más grande. Rafael Nadal (34 años) conquistó el trofeo de Roland Garros por decimotercera vez en su maravillosa carrera, al vencer en la final al número 1 del mundo, el serbio Novak Djokovic, por 6-0, 6-2 y 7-5, en 2h41m. Así, el español y actual número 2 del ranking, igualó el récord de títulos de Grand Slam de Roger Federer, con 20, algo que en algún momento parecía inalcanzable. El zurdo de Manacor se convirtió, además, en el primer jugador en ganar 100 partidos en el Abierto de Francia (100-2, su récord en París).

 

Roland Garros llegó al final y Nadal es el nuevo campeón.
                                            Djokovic no pudo con el español en al final de Roland Garros.

Nadal comenzó la final de la mejor manera, quebrándole el saque a Nole. Pero no fue el único rompimiento del set: el español volvió a hacerlo en el tercer game (3-0). En el cuarto juego, el serbio tuvo tres chances de quiebre, pero Rafa se defendió bien (4-0). En el quinto game, Djokovic llegó a servir 40-0, pero el mallorquín emparejó, le generó chances de rompimiento y, en la tercera, lo consiguió (5-0). Luego, con su servicio, el Matador cerró un set de ensueño (6-0). En los 55 partidos previos entre ambos jugadores, el único set 6-0 había sido en la final de Roma de 2019 en favor de Rafa. Además, se trató de la primera vez que Nadal ganó un set por 6-0 en finales de Grand Slam.

 

 

Nadal siguió compitiendo de la misma manera -o mejor- en el segundo parcial. Cometiendo muy pocos errores no forzados y devolviendo cada intento de Djokovic (el serbio insistió con el drop shot, pero no le dio resultados), el mallorquín le quebró el saque a Nole en el tercer y quinto game (4-1). Literalmente, el español enloqueció a su rival. No le dio oportunidades ni le mostró hendijas en su juego. En ese contexto, Rafa se quedó con el segundo set por 6-2.

 

 

El tercer set fue el más peleado. Es verdad que en el quinto game, con el score 2-2, Nadal le volvió a quebrar el servicio al balcánico, pero Nole reaccionó emocionalmente, empezó a moverse mejor y a disparar con más pimienta. Así fue como Djokovic le generó una oportunidad de quiebre a Rafa y la concretó, por primera vez en el match (3-3). De inmediato, Nole sostuvo su saque (4-3).

 

Djokovic elevó el nivel, pero Nadal, uno de los mejores competidores de la historia del tenis, no se dejó amedrentar. El español le rompió el servicio a Nole en el undécimo game y, con su servicio, terminó su obra maestra. Siempre, siempre se puede ser más grande

 

 

Nadal y Djokovic, el duelo más repetido en la historia del tenis masculino profesional (55 partidos, 29 victorias para el serbio y 26 para el español; en mujeres, Martina Navratilova y Chris Evert se enfrentaron 80 veces) cerró una edición del torneo parisiense que será recordada por la ausencia casi total del público (solamente se permitieron mil espectadores por jornada), el frío, la lluvia, el viento, el tenis nocturno y las nuevas pelotas.

 

 

Con la victoria número 100 de su carrera en París, Nadal se unió a Federer como los únicos hombres en ganar esa cantidad de partidos en un solo majordesde que comenzó la Era Abierta en 1968. Federer lo ha hecho tanto en el Abierto de Australia como en Wimbledon.

 

 

A los 33, Djokovic, que tiene 17 grandes conquistados, estaba ante la oportunidad de convertirse en el primer jugador de la Era Abierta, y sólo el tercero de la historia, en ganar al menos dos veces cada uno de los cuatro torneos de Grand Slam. Pero se encontró con un rival único e indomable que jugó su mejor partido del torneo, precisamente, en la final.

 

 

«Ha sido un año difícil, pero ganar aquí para mí significa mucho. No lo voy a tomar como que alcancé a Federer. Ese número no representa más que otro, representa haber ganado Roland Garros una vez más. Con sólo jugar aquí es una inspiración. Esta ciudad y esta cancha son inigualables», dijo Nadal, una leyenda del deporte que escribió otro capítulo mágico en el Bois de Boulogne al encumbrar la Copa de los Mosqueteros por decimotercera vez.

 

 

 

Fuente: La Nación

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