Dólar: cinco claves para comprender el incesante crecimiento de la brecha cambiaria

El dólar libre gana más de 100% en lo que va del año. Una combinación de incertidumbre, pérdida de reservas, financiamiento barato para ir al dólar y otros factores contribuyeron a la disparada.

 

A pesar de sucesivas medidas con cuentagotas para intentar estabilizar, primero, y luego achicar la brecha cambiaria, la tensión no cede en la City porteña. Las distintas cotizaciones paralelas del dólar alcanzaron ayer cifras récord e hicieron sonar las alarmas tanto en el mercado como en despachos oficiales. Una serie de factores se conjugan para meter presión a los precios de la divisa, desde políticos a normativos y financieros.

 

El dólar libre saltó ayer a un nuevo récord nominal de $158 por unidad, lo que llevó a la brecha cambiaria con el dólar mayorista por encima del 100%. La escalada de la divisa en el mercado informal fue de la mano de avances similares entre las cotizaciones alternativas que se operan en la Bolsa, como el contado con liquidación que subió casi $3 para quedar en $153,72 y el dólar MEP que escaló casi $1,80 para cerrar en $140,82.

 

El Banco Central no deja de perder reservas

 

A pesar de haber reducido el mercado al mínimo luego de las trabas al dólar para ahorro, el Banco Central no logra que el mercado cambiario mayorista opere sin que sus reservas cubran la falta de dólares. Ayer, en un mercado reducido por la incertidumbre y la falta de oferentes privados, la entidad conducida por Miguel Pesce tuvo que vender entre USD 15 y USD 20 millones, según estimaciones de Gustavo Quintana de PR Corredores de Cambio.

 

El Central vuelca dólares de sus tenencias internacionales para regular el avance de la cotización mayorista. Sin su intervención, los precios entre privados se pactarían más alto, una devaluación que el Gobierno busca evitar. Pero sin oferentes de dólares dispuestos a cambiar sus divisas al tipo de cambio oficial, la entidad se ve obligada a sacrificar billetes de sus arcas.

 

En agosto debió vender USD 1.279 millones, en septiembre USD 1.618 millones –la peor marca desde octubre del año pasado, cuando el primer cepo ponía un tope de USD 10.000 a las compras mensuales de personas y que el mes siguiente cayó a USD 200– y en los primeros tres días de octubre otros USD 353 millones.

 

La brecha se retroalimenta

 

La referencia de un dólar libre a USD 158, casi 105% por encima de la cotización mayorista de $77,13 por unidad, desincentiva por sí misma la oferta voluntaria de divisas. Las ventas de dólares en el mercado cambiario mayorista son hechas exclusivamente por privados obligados por normativa a hacerlo: exportadores que tienen plazos para liquidar, cambiar por pesos los dólares que obtienen por sus ventas en el exterior.

 

Pero aun cuando las normas obliguen a vender, tanto los productores como las empresas que exportan tienen margen para demorar sus ventas en el exterior y guardar su producción, que tiene precio internacional en dólares y les permite cubrirse frente a una eventual devaluación.

 

Los exportadores reciben $77 por dólar vendido y, luego de retenciones a las exportaciones, se quedan con un tipo de cambio efectivo de poco más de $50 por cada divisa. Si luego de cerrada la operación prefieren demandar dólares para cubrirse, se ven obligados a comprar a no menos de $140 en las cotizaciones financieras.

 

A la inversa, la brecha cambiaria hace que importadores, usuarios de tarjetas de crédito y ahorristas se apuren a comprar divisas o a hacer consumos dolarizados antes de que nuevas restricciones o una suba de la divisa lo haga imposible o más caro. El resultado es que se dispara la demanda y la oferta se hace a un lado.

 

“Las brechas ya alcanzan el 100%, dado que actúan como termómetros de las preocupaciones sobre la dinámica de los pesos –por el financiamiento del déficit fiscal– y los dólares ante el drenaje de reservas”, analizó Gustavo Ber en un informe para sus clientes.

 

Medidas insuficientes

 

Con el anuncio de reducciones temporales a la alícuota de retenciones para exportadores agropecuarios y de otros sectores, más el lanzamiento de un bono dollar-linked por USD 1.766 millones que buscó funcionar como seguro de cambio para alentar al agro y a otros sectores a cambiar sus dólares por pesos sin riesgo cambiario, el Gobierno buscó atraer divisas por el lado de los incentivos. La novedad de que no se impusieran nuevas restricciones sino beneficios fue bien recibida, pero no generó un cambio de expectativas.

 

“El Gobierno lanzó un nuevo paquete de medidas que busca apaciguar el mercado cambiario mediante 2 vías. En primer lugar, aumentar la oferta de divisas mediante incentivos a la exportación. Y, en segundo término, fomentar el ahorro en pesos a través de nuevos instrumentos atados a la cotización del dólar y de una suba en la tasa de interés”, analizó el economista Nery Persichini en un informe de GMA Capital.

“Si bien las resoluciones adoptan un enfoque orientado a incentivos, y no a restricciones, creemos que llegan muy tarde luego del deterioro de las expectativas y que no tienen la potencia necesaria para seducir a los actores relevantes”, consideró.

 

Los exportadores de cereales y oleaginosas estimaron que los estímulos podrían generar un ingreso extra de divisas de entre USD 1.000 y USD 2.000 millones extra hasta diciembre, cuando se termina la reducción de retenciones. Pero aun si esa mayor liquidación se realiza –hay un aumento en la cantidad de declaraciones juradas de exportaciones– los dólares pueden llegar a tardar 15 días en alcanzar el mercado, muy lejos de la urgencia que tiene el Banco Central.

 

Emisión monetaria

 

Después de un descanso en agosto, en septiembre el Banco Central retomó la emisión monetaria para financiar el déficit del Tesoro. Fueron $193.500 millones entre adelantos transitorios –préstamos que aumentan la oferta de dinero– y giro de utilidades. Los adelantos crecen 98,8% interanual y los giros de utilidades 22,5%. Y en los primeros días de octubre el Central tuvo que emitir otros $30.000 millones en apenas tres días hábiles, dadas las constantes necesidades de financiamiento del fisco.

 

«Eso se da porque el Banco Central está emitiendo mucho pero además la gente está dejando de demandar la moneda local. Aumenta la producción de pesos sin que aumente la demanda. Entonces bajan los valores de los pesos. Se pierde poder adquisitivo de esta manera y se ve reflejado en el marcado paralelo”, dijo el titular de Libertad y Progreso, Aldo Abram.

 

La enorme inyección de liquidez que debió hacer el Banco Central para solventar gastos extraordinarios de la pandemia –IFE, ATP, créditos a tasa subsidiada– encuentra su camino a los distintos mercados cambiarios, en la medida en que familias y empresas se cubren frente a la volatilidad cambiaria.

 

Pesce intenta contener con emisiones de Leliq y pases la cantidad de dinero de circulación y, ayer, intentó atacar el problema que genera semejante liquidez en las tasas de corto plazo que permiten a privados financiarse al 25% para demandar divisas que suben más de 100% en lo que va del año. La entidad modificó al alza anoche la tasa de pases para influir en las tasas de instrumentos como las cauciones que apalancan la suba del dólar. Sin embargo, otra vez el sabor a poco es lo que domina entre los operadores.

 

“La dinámica fiscal y monetaria hasta fin de año no ayudará (en septiembre empeoró respecto de agosto). Si el mercado comparte nuestra interpretación maradoniana de la política cambiaria y el BCRA no está dispuesto a pagar el costo de vender bonos a estos niveles, nos resulta difícil pensar en cómo podría lograr bajar la brecha y volver a acumular reservas”, analizó un informe de Consultatio Asset Management.

 

Confianza

 

Entre las razones que están detrás de las constantes apuestas del mercado por malos resultados para las medidas oficiales está la falta de una línea económica que los operadores y analistas consideren única y clara. Desde las largas pulseadas entre el ministro de Economía Martín Guzmán y Pesce por definir el futuro del cupo de USD 200, que cebaron la demanda por dólares minoristas, hasta factores extra-económicos como las idas y vueltas alrededor de Vicentín o hasta de la política internacional, minan la confianza en las acciones de política.

 

Martín Vauthier, director de Eco Go, dijo que la presión que se ve sobre el dólar libre refleja la situación de incertidumbre que hay en el mercado de cambios. “Las razones de fondo no fueron encaradas más allá de algunas medidas que fueron en el sentido correcto con el incentivo a las exportaciones. Pero fueron insuficientes”, afirmó.

 

Y agregó: “Tampoco hubo señales en los ámbitos más relevantes a la hora de explicar la brecha cambiaria. Tiene que ver con la política. Faltan señales para dejar claro el rumbo por el que va a ir el Gobierno. Existen tensiones internas dentro de la coalición de gobierno. Eso paraliza decisiones de inversión y quita atractivo a los activos locales. En escenarios de riesgo se refleja la presión sobre el dólar”.

 

Fuente: Infobae

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