Violencia de género: su expareja la arrastró y la echó de la casa que compartían con su nenito, ella lo denunció y ahora es hostigada por la familia del sujeto en Comandante Andresito

Mariana P. (20) vive en la localidad de Comandante Andresito y el sábado pasado cansada de los maltratos de su entonces pareja Alberto C. (40) y padre de su hijo de año y tres meses fue a la Comisaría a denunciarlo por violencia de género.

Denunció que a pesar de que solicitó resguardo y una orden de alejamiento, el hombre vive a escasos 100 metros de la casa que compartían, bajo el pretexto de que el terreno es de su madre. Por ello, la joven buscan trasladar a otro terreno, la casita de madera- que su expareja adquirió con el aporte de todo el trabajo de ella en la tarefa-, que le permita estar lejos de su agresor. Además pide que Alberto le dé una manutención para el hijo que tienen, aunque él se niega a esos acuerdos.

 

No era la primera vez, según indicó, que tras una larga borrachera, Alberto la echaba de la casa que compartían ambos con su pequeño.

 

Poco antes de la media noche del sábado pasado, el hombre llegó a casa ebrio y cansada de las constantes agresiones que se sumaron a varias infidelidades, la mujer lo encaró, para ello el padre de su hijo la echó de la casa arrastrándola y lastimándola.

 

«Mi relación con él fue de mucho maltrato siempre me amenazó con quitarme a mi hijo y que iba a pagar un abogado para quitarme todo, hasta la custodia», declaró a Misiones Online.

 

«Él me dijo que si yo no estaba conforme con eso, que me vaya, yo le dije que no me iba a ir porque no tengo a dónde ir con mi hijo, entonces el me dijo q me iba a sacar por las malas me arrastro para afuera, me sacó mi teléfono y me dijo que yo iba a perder todo derecho porque estaba viviendo en la casa de su madre«, denunció en la comisaría de Andresito.

 

Violencia de género

 

La pesadilla de Mariana empezó hace casi tres años. Luego de un mes de haber cumplido 18 años, Alberto le ofreció la oportunidad de salir adelante, le dijo que si se acompañaba con él, le ayudaría a continuar sus estudios, le buscaría oportunidades de trabajo, en vista de que ella había logrado el secundario completo.

 

La joven confió en él y se acompañaron sin saber que sufriría abusos contantes y manipulación. El resto ya es historia, Alberto era un asiduo bebedor, que incluso varias veces la obligó a tener relaciones, a pesar de ella encontrarse indispuesta. «Así me quedé embarazada», dice la joven con un breve lamento.

 

Las agresiones continuaron durante su gestación, como figura en el parte policial, Mariana denunció que no solo la golpeó reiteradas veces, sino que la amenazaba con que si no tenían relaciones sexuales, él buscaría otras mujeres y la echaría de su casa a ella y su hijo.

 

«Sus malos tratos hacia mí son demasiados, cuando estaba embarazada me agredía físicamente, me hacía tener relaciones obligada y sino se iba con otras mujeres», declaró.

 

Si bien, en la Comisaría de la Mujer de Comandante Andresito URV, le tomaron la denuncia, le extrañó que no le sacaron fotos de las heridas que ella presentaba.

 

Mariana sostiene que ella siempre ha trabajado, pero lo único que pide es que se resguarde su integridad y la de su hijo, en vista que el hombre no cumple con la prohibición de acercamiento y vive a 100 metros de la casa que antes compartían.

 

Por ello, ella solicita la restitución de vivienda de madera que adquirieron ambos para poder trasladarla al terreno que su padre le dio en otra zona.

 

«Antes de quedar embarazada me fui a tarefear con él y él no me dio nada del dinero de mi trabajo, sino que compró una moto y luego, porque nosotros vivíamos en una piecita con su mamá que es anciana, le cambió la moto a su hermano, por la casa de madera que hoy ocupamos con mi hijo».

 

Violencia de género
la casa en disputa

 

También exige una cuota alimentaria para su hijo. Sin embargo, hasta la fecha no ha tenido respuesta alguna de las autoridades.

 

Según indicó, en la Comisaría inicialmente le dijeron que iban a pedir la orden para que ella haga el traslado de su casa, pero cuando fue el lunes pasado, le indicaron que el juez había cambiado la orden indicando que ella debía permanecer en esa casa que en el momento se ubica en una parte del terreno de su suegra.

 

Esta situación hace, según denunció, que la familia de su expareja le haya cortado el agua y la luz, a pesar de que ella abonó para los servicios y de que vive con el nene de un año.

 

 

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