José Artigas: La Asamblea que no fue

En octubre de 1812, el por entonces coronel José de San Martín apuntó sus cañones a las puertas del fuerte de Buenos Aires y apostó a sus Granaderos a Caballo en torno a la Plaza de la Victoria, la actual Plaza de Mayo, para exigir la renuncia del Primer Triunvirato. Con aquel golpe de Estado, el futuro Libertador, junto a un importante grupo de dirigentes, pretendía reimpulsar al proceso revolucionario y a la guerra independentista, que el gobierno había sofrenado bajo el influjo del secretario Bernardino Rivadavia.

 

Una de las primeras medidas del Segundo Triunvirato, fue la convocatoria a una Asamblea General de las provincias, con el objetivo de declarar la independencia y sancionar una constitución para regular las instituciones del nuevo país que se estaba gestando. En enero de 1813 comenzó a funcionar la famosísima Asamblea del Año XIII.

 

Sello y escudo de la Asamblea del Año XIII.

El congreso tuvo un inicio prometedor, revolucionario y de fuerte transformación social. Entre otras medidas, se adoptó la libertad de vientres (que implicaba la liberación de los hijos de esclavos cuando cumplieran 20 años), la adopción de símbolos patrios, como el himno, el escudo y la moneda, la prohibición de las torturas y tormentos, las primeras legislaciones laborales, entre otras medidas.

 

Pese a este inicio prometedor, la Asamblea se fue languideciendo con el paso del tiempo y nunca avanzó en los dos objetivos centrales que tenía: la declaración de la independencia y la sanción de una constitución. Los motivos de este atraso son múltiples y nos exceden, pero dejan en evidencia que aquella fue, la Asamblea que no fue.

 

 

 

 

Por Pablo Camogli

 

Foto de Portada: La Asamblea General Constituyente del Año 1813, óleo sobre tela de Paul-Émile Boutigny, colección del Banco de la Provincia de Buenos Aires.

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas